De la mano de Lucy Doughty, damos la vuelta al mundo a través de sus maravillosas casas. Después de invitarnos a la de Cap Cana (República Dominicana) y a la de Belgravia, en Londres, entramos en su residencia neoyorquina, en el piso 29 de uno de los rascacielos más lujosos del Upper East Side, de Manhattan. La vivienda, impactante, es todo un lujo. Pero lo que deja sin aliento son las vistas, desde todas las habitaciones, a los rascacielos más espectaculares de la ciudad, tan cercanos que uno parece estar dentro de ellos. Aquí se respira la pura esencia neoyorquina.
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Lucy, mujer internacional y cosmopolita, pasa su vida viajando de un país a otro por sus múltiples intereses, sea por trabajo —por el crecimiento de su fortuna heredada—, sea por aprender, en cursos de economía y encuentros globales de directivos, cómo desarrollar su patrimonio familiar y aprender los nuevos caminos de la futura economía, sea por intereses culturales o por ayudar a los menos afortunados y a los necesitados, de quienes ella se ocupa con constante interés y a través de su fundación, The Doughty Family Foundation. Bella e inteligente, poderosa y generosa, siempre está rodeada de un equipo que la adora y de amigos agradecidos de todo el mundo. Ahora, Lucy vive en Miami, con sus hijos, Sean y Lucas, que ya marcan sus propios éxitos académicos y deportivos.Entramos con Lucy y con su energía positiva en el año nuevo.
“Cada detalle de mi casa me recuerda a un momento vivido, un país al que he viajado, a un almuerzo con amigos...”
—¿Qué sensaciones tienes en esta ciudad?
—¡Mi niñez! Aquí nací y crecí hasta los nueve años, iba a clases de ballet en la American Dance Company… ¡Cuánto soñaba! Luego mis padres decidieron mudarse a República Dominicana, ya que mi padre vivía preocupado por la delincuencia que asolaba Nueva York a mediados de los ochenta. Siempre he tenido casa aquí, ya que gran parte de mi familia vive aún aquí.
—¿Cuándo y por qué decidiste comprar esta casa?
—Tenemos esta propiedad desde hace quince años. Parece eterno, pero la vivo muy poco, venimos solo tres o cuatro semanas al año. Eso sí, cada vez que volvemos a Nueva York nos encanta la energía que nos transmite. Regresamos llenos de ilusión para seguir creando nuevos proyectos.
—¿Cómo es esta casa?
—Es como nuestra gran suite de hotel. La describo así porque nos encanta tener espacios familiares que nos recuerdan nuestras vivencias. Y, sin duda, tiene techos altos (ríe), pues mis niños, al igual que su padre, que en paz descanse, son muy altos y, por ende, al decorar mis hogares, siempre tengo en cuenta que aún van a crecer más.
“Amo el arte y el diseño de interiores. Tengo piezas de grandes firmas, muebles de artistas y, también, muebles encontrados en anticuarios, desde París a Pietrasanta”
—Como en todas tus casas, la decoración es deslumbrante.
—¡Amén! Amo el arte y el diseño de interiores, así como la arquitectura. ¡Me encanta! Desde los aparadores y librerías de William Yeoward a los sofás de Minotti, B&B Italia, Boca do lobo, Viktor Kagan, RH y Porada. Los accesorios de Jonathan Adler, cerámicas esculturales de Emilio Sostas y Randi Salin, las lámparas de La Murrina, Kelly Wearstler, Herve van der Straten y Flos. Aparadores, gaveteros, mesitas de noche y de café de shagreen, de R&Y Augousti, entre otros. Tengo desde muebles encontrados en anticuarios de París a Pietrasanta a muebles de artistas como Aman y Pierre Jeanneret. Los tejidos de Manuel Cánovas, Designers Guild, Osborne & Little, Nina Campbell y Colony…
—Estás enamorada de tus casas.
—¡Ja! Pues sí, me encanta la decoración, el arte y vivir rodeada de las cosas que amo. Cada detalle me recuerda a un momento vivido, un país al que he viajado, un almuerzo en familia o con amigos y mil cosas más.
“Estudié Historia del Arte en Florencia, pero el ojo se desarrolla con el tiempo. Cuando recorres galerías y ferias mundiales, lo importante es que compres lo que te gusta e inspira, no lo que te dicen que debes comprar”
—¿Cómo aprendiste de arte y cómo lo seleccionas al adquirirlo?
—Estudié Historia del Arte y Alta Costura en Florencia, pero el ojo se desarrolla con el tiempo. Cuando recorres galerías y ferias mundiales, lo importante es que compres lo que te gusta y te inspira, no lo que te dicen que debes comprar. Conozco muchas casas con una colección divina, pero sus propietarios no tienen ni idea de lo que tienen, obviamente, porque fue comprado por su galerista, nunca por decisión propia. En mi opinión, tienen una casa, pero no un hogar. El hogar lo creas tú, es tu esencia, tu energía y tu presencia lo que lo caracteriza.
—¿Cuál es el artista que más te gusta de esta casa?
—¡Son tantos! Mezclo muchísimo. Aquí tengo obras de Richard Hudson, Teté Marella, Aman, Jacob Hashimoto, Kaws, los hermanos Campana, Nelson Leirner, Jiménez Deredia, Guillermo Conté, Manolo Valdés…
“A Nueva York venimos tres o cuatro semanas al año. Cuando estalló la pandemia, con tantos confinamientos y constantes cambios de regulaciones, nos mudamos de Londres a Miami, donde vivimos ahora”
—¿Cuál es el hilo común de todas tus casas?
—El único que teje el sentido de la existencia: mi familia.
—¿Qué te gusta hacer cuando estás en Nueva York?
—Encontrarme y ponerme al día con mis amigos y mi familia. Conocer nuevos restaurantes, ya que esta ciudad sigue creciendo y reinventándose en ese campo cada día; visitar los museos y las galerías. Caminar por Central Park es sentir el cambio de estación y entender que se acerca el tiempo de las celebraciones. Cada septiembre, venimos para las reuniones de la Asamblea General de la ONU, ya que, como administradora de Theirworld.org junto a GCBE (Global Coalition Business for Education), anualmente abrimos la cumbre de la educación. Y cuando mis hijos estudiaban en Inglaterra veníamos cada octubre para half-term y Halloween.
“Patrocino aquellos proyectos que me inspiran, sigo mis corazonadas. Los visito y hago su mismo camino. Me gusta ver dónde aporto la ayuda”, confiesa Lucy, conocida por su compromiso con diversas causas solidarias
—Os mudasteis de Londres a Miami.
—Sí, cuando estalló la pandemia, con tantos confinamientos y constantes cambios de regulaciones, decidimos mudarnos a Miami durante el año escolar y tendremos Londres como base en verano.
—¿Cómo te defines como mujer y madre?
—Amorosa, generosa, sarcástica y divina. No tengo un manual a seguir, solo el ejemplo de mi madre, mi tía y mi abuela y el de las experiencias vividas. Trato de ser la mejor versión de mí misma cada día y nunca dejo de visualizar qué nos conviene como familia. He aprendido a confiar en mi instinto, es lo que me ha tocado. Crío a mis hijos con mucho apego, disfruto abrazándolos y besándolos, al igual que los dejo ser muy independientes en todo lo que quieran aprender. Aplaudo sus logros igual que les corrijo cuando es necesario y los empujo a que tengan iniciativas propias.
“¿Mis deseos para 2022? Que nunca nos falte el amor, que nos humaniza, y la salud para enfrentarlo todo”
—Tu empeño solidario. ¿Cómo decides dar las ayudas?, ¿según las necesidades?
—Me escriben, me llaman a la oficina y me informan de casos de diferentes ramas y patrocino aquellos que me inspiran, personalmente o a través de The Doughty Family Foundation. Los visito o me reúno con los encargados de proyectos que quiero conocer y darles seguimiento. Me gusta ver dónde aporto la ayuda.
“Como madre y mujer no tengo un manual a seguir. He aprendido a confiar en mi instinto, es lo que me ha tocado”, admite la empresaria, que tiene dos hijos, Sean y Lucas
—¿Y cómo te mueves en este sentido?
—Sigo mis corazonadas…
—Como mujer, ¿te defines alfa, beta u omega?
—Yo… ¡confundida! ¡Ja! La mujer alfa es fuerte de personalidad y de carácter, segura de sí misma, independiente, capaz de criar a sus hijos sola sin la necesidad de buscar un compañero de vida, sarcástica, aprendes de los errores, te quieres y te respetas, eres persistente y ambiciosa… Si eres beta, eres muy culta y tienes acceso a la educación de primer nivel, tu vocabulario es muy elevado, te preocupa tu familia y eres protectora con tus hijos. Si eres omega, te atreves a emprender un negocio, aunque dentro de lo que crees que es adecuado para las mujeres; la religión o espiritualidad es muy importante para tu vida; no menosprecias a nadie; no das el primer paso de manera directa sino indirecta, ya que prefieres ser cortejada… Como ves, todas estas características me definen, pero si lees cada una individualmente, entonces no soy una en particular…
“Caminar por Central Park es sentir el cambio de estación y entender que se acercan las celebraciones”, asegura la filántropa
—¿Cuáles son tus deseos para dos mil veintidós?
—Que nunca nos falte el camino que nos conduce a la fuerza que nos levanta; el amor, que nos humaniza; la razón, que nos equilibra, y la salud para enfrentarlo todo.