4. Utilizar una misma bayeta para todo
Si empleas un solo paño para limpiar el baño estarás trasladando los gérmenes y bacterias entre los sanitarios. Por eso, lo ideal es utilizar una para la zona del inodoro y otra para el lavabo, la ducha y el bidé. Elígelas de diversos colores para no confundirte cuando estés limpiando el baño. Si empleas únicamente una bayeta, empieza limpiando el lavabo o la ducha y termina con el inodoro, lavándola con agua y detergente tras cada sanitario. Así las bacterias de esta zona no terminarán desperdigadas por todo el aseo. Cuando termines de limpiar, lava siempre las bayetas en la lavadora. Y recuerda que si son de microfibra, no debes emplear ni lejía ni suavizante, ya que perderán sus propiedades absorbentes.
Un consejo: los expertos recomiendan utilizar una bayeta húmeda para limpiar y otra para secar.
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12. No protegerte
Sea cual sea el producto que utilices para limpiar el baño, lo mejor que puedes hacer si no quieres que las manos se te sequen y agrieten, es ponerte unos guantes para limpiar. Además, así también evitas que las manos te huelan (durante horas) a lejía, vinagre o el limpiador que emplees. Si tu baño es cerrado y no hay ventanas, te recomendamos también que te pongas una mascarilla para evitar inhalar los vapores que desprenden los productos químicos.
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11. No ventilar mientras limpias
Utilices el limpiador que utilices, la mayoría de productos químicos emiten ciertos vapores mientras se utilizan. Y en una estancia pequeña como el baño, puede ser peligroso para tu salud. Por eso, mientras estés limpiando el baño, abre la ventana si tiene o, al menos, las de las estancias contiguas para que corra un poco el aire.
Mantenla abierta hasta que termines y se hayan secado tanto el suelo como el resto de superficies. Así evitarás la aparición de moho.
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10. Pasar de limpiar la escobilla
Y el portaescobillas. Puesto que se trata el utensilio que utilizas para limpiar el inodoro, lo normal es que llegue a acumular muchas bacterias. Así que, si no la limpias, volverás a llenar de bacterias tu baño en el primer uso tras limpiarlo. Y, aunque no es la tarea más agradable del mundo, limpiar la escobillas y el portaescobillas debería formar parte de tu rutina. Para desinfectarla, rocía la escobilla con lejía y aclárala bien con agua. Haz lo mismo con el portaescobillas.
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9. Ni los accesorios de baño
Tanto el interior del vaso de los cepillos de dientes, como el de las brochas de maquillaje. Lo mismo con la jabonera o la bandeja donde colocas los geles y champús. Limpiar todas estas superficies se nos puede olvidar en una limpieza rápida del baño, pero no los dejes pasar en la limpieza general. Vacíalos y friégalos en el lavabo antes de limpiarlo.
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8. No limpiar las lámparas
La humedad que se produce en el baño hace que todas las superficies terminen con cierta condensación. Después, el calor de las bombillas atrae el polvo y el resultado es una especie de película grasienta que huele mal cada ve que las bombillas vuelven a calentarse. Y es que las bombillas son un foco de mal olor que puede pasar inadvertido. Para evitarlo, con una bayeta limpia y un poco húmeda, repasa tanto las bombillas como las lámparas. Como precaución, hazlo con las lámparas apagadas.
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7. Olvidarse del interior de los cajones
Cuando limpies al baño a fondo, aprovecha para hacer lo propio en los cajones. Con el tiempo, terminan llenándose de pelos, restos de cremas y hasta de pasta de dientes. Así que saca todo lo que tengas dentro y valora si puedes tirar algo. Las cremas suelen tener una fecha de caducidad determinada (va marcado con el dibujo de un bote y el número de meses desde que se abre, acompañado por la letra M), así que si se ha pasado, lo ideal es que la tires. Lo mismo con esas que no utilices. Después limpia el interior del cajón y coloca separadores (si no los tienes ya) para tener todo más ordenado y a mano.
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6. No limpiar los sanitarios por fuera
El lavabo y el inodoro no solo tienen interior, también has de limpiarlos por fuera. Y es que en uno y en otro caso, puede salirse el agua y dejar marcas en los sanitarios que dan muy mala imagen. Por eso, cuando limpies el baño, acuérdate también de limpiar por fuera del tanque del inodoro, así como la base. Y en cuanto al lavamanos, no te olvides del pie y la parte posterior, donde suele acumularse polvo y pelusas, especialmente si es abierto por la parte posterior.
5. Emplear el mismo producto para todo el baño
Igual que no utilizas un solo producto para limpiar el resto de la casa, en el baño tampoco. Por eso, será necesario que emplees un limpiador específico para el interior del inodoro, preferiblemente con lejía para que te ayude a luchar contra las bacterias, y otro para el resto del baño. Puedes servirte del vinagre, un producto por sus propiedades desinfectantes y que no dañará los materiales. Los espejos también pueden limpiarse con vinagre, y el resultado será fantástico.
3. No quitar las toallas según empiezas a limpiar el baño
Si no lo haces, puede que terminen manchándose de lejía u otros productos que empleas para limpiar el baño. Por eso, antes de comenzar con la limpieza, retira todas las toallas y la alfombrilla del baño y pon una lavadora con ellas. Lo ideal es cambiarlas dos veces a la semana.
Para evitar que las toallas huelan mal, algo muy habitual si no se han dejado secar bien entre uso y uso te damos el mejor truco. Mete las toallas en la lavadora en un programa con agua caliente. En el tanque del jabón, echa una taza de bicarbonato y vinagre blanco y pon la lavadora para que expulse el agua. Párala y deja que actúe la mezcla durante 15 minutos. Después, vuelve a conectar la lavadora.
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2. Empezar por el inodoro
El inodoro es el sanitario del baño que más bacterias acumula. Por eso, lo más adecuado es dejar este sanitario para el final. De hecho, lo ideal es que apliques un limpiador específico para inodoros por los bordes del interior de la taza y deja que actúe mientras limpias el resto del baño. Finalmente, limpia el inodoro. ¿Cómo? Utiliza la escobilla para frotar el interior del inodoro. Hazlo de arriba a abajo, con especial ahínco en los bordes superiores, por donde sale el agua y se acumula el sarro y la cal. Después, tira de la cadena. A continuación, con una bayeta húmeda, limpia la parte de arriba y abajo de la tapa y el asiento y emplea otra para el tanque y la parte exterior. Para terminar, seca con un paño todas las superficies.
1. No preparar todo lo que necesitas desde el principio
Antes de ponerte a limpiar, coge de tu armario de limpieza todo lo que necesitas. Desde las bayetas o paños para secar, hasta la lejía o el limpiador específico que utilizas inodoro. Si vas a limpiar el inodoro a fondo, incluye también un cepillo de cerdas duras para eliminar el sarro con más facilidad y coloca todo en un barreño para que te sea más sencillo mover tu kit de limpieza de un sitio a otro.
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El cuarto de baño es, junto con la cocina, la estancia que más se ensucia de cualquier casa. En consecuencia, su limpieza ha de ser también más frecuente que la de otras habitaciones o zonas de la casa. Además de una mayor frecuencia en su limpieza, al limpiar el baño cometemos una serie de errores que nos pueden hacer mover la suciedad y las bacterias de un sitio a otro. Te contamos cuáles son y cómo ponerles remedio.
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