Lisa Tchenguiz es un icono de Londres, conocida por su asombrosa vida social y por ser parte de la élite de la ciudad; sea cual sea la ocasión, deslumbra por su elegancia y glamour. Vive siempre ocupada con un torbellino de cenas elegantes, fiestas en Annabel’s, almuerzos en Harry’s Bar y reuniones en sus oficinas en Mayfair…
Su pareja, Steve Varsano, nacido en Estados Unidos, lleva a su lado doce años. Es un exitoso empresario y creativo que compra y vende aviones corporativos a nivel mundial a los empresarios más ricos del mundo. Son una pareja feliz y querida por innumerables amigos y, ahora, nos abren las puertas de su gran residencia familiar, ubicada en Kensington Gore, entre el emblemático Royal Albert Hall y el Royal College of Art, en una plaza rodeada de maravillosos edificios. Junto a ellos, nos recibe la hija, de diecinueve años, de Lisa, llamada Ariella, nacida de su matrimonio anterior con Vivian Imerman, un famoso hombre de negocios conocido como ‘el Hombre del Monte’.
Esta casa palaciega consta de seis plantas. La entrada de mármol blanco recuerda el estilo neoclásico, muy querido por Gianni Versace. Dentro de sus elegantes paredes hay un fabuloso salón de baile, en el piso principal, con varios ambientes: un refinado salón blanco en el centro, un sofisticado escenario chino en negro y marfil en un lado y una sala rubí en el lado opuesto. El negro se utiliza como elemento de conexión con las preciosas alfombras de Leon Sassoon.
Las paredes de la mansión están llenas de obras de arte de artistas contemporáneos como Omar Hassan, Helidon Xhixha y el artista pop estadounidense Robert Indiana, y también tienen maravillosas colecciones de piezas de plata, porcelanas de varias épocas, cerámicas chinas, esculturas de bronce y marfil… Todo es un reflejo del estilo de vida y los viajes de la familia. Las chimeneas victorianas, el comedor adornado con una mesa imperial y los hermosos muebles en todas las habitaciones de esta casa combinan elementos del estilo clásico inglés con acentos orientales y toques neoclásicos. El resultado es una colección increíble de estilos que refleja las múltiples facetas y la historia de la familia.
“La casa tiene un gran salón de baile con capacidad para quinientos invitados y techos de cinco metros de altura”, nos cuenta Lisa
“La casa tiene un gran salón de baile con capacidad para quinientos invitados y techos de cinco metros de altura, y el dormitorio principal ocupa una de las plantas en su totalidad. En una de las plantas tenemos una piscina con cúpula de cristal y las paredes tienen paisajes pintados a mano”, cuenta Lisa.
La adquirieron hace muchos años y la transformaron, con mucho empeño, en la propiedad que es hoy. Históricamente, de 1903 a 1991, el edificio fue el Royal College of Organists, sede de una organización benéfica que promueve el uso del órgano como instrumento musical (así como música de coro).
Esta magnífica casa ha sido también escenario de algunas de las fiestas y cenas más espectaculares de Londres. Se celebraron también muchos cumpleaños de Lisa en el gran salón de baile, en ocasiones, con más de setecientos invitados.
Las chimeneas victorianas; el comedor, con una mesa imperial, y los muebles de todas las estancias combinan el estilo clásico inglés con acentos orientales y toques neoclásicos
—Lisa, cuéntame tu historia.
—Nací en Teherán, Irán. Mis padres eran de origen judío iraquí, de Bagdad. A mediados de la década de mil novecientos cuarenta, abandonaron Bagdad y se establecieron en Irán para comenzar una nueva vida en un nuevo país. En Irán, mi padre era el acuñador real del Sha. Diseñó monedas de oro con varias representaciones del Sha y de su familia y se hizo famoso por sus grandes creaciones. En mil novecientos setenta y nueve, mis padres y yo nos mudamos a Londres, mientras mis dos hermanos, Vincent y Robert, estudiaban en universidades de Estados Unidos. Para mis padres fue otro comienzo. Nuestro negocio familiar pasó al sector inmobiliario con mis hermanos y mi padre uniendo fuerzas y aprendiendo de la experiencia de cada uno.
—¿Cómo lidiaste con el cambio?
—Cuando nos mudamos a Londres, tenía catorce años y mis amigos de la infancia se habían mudado a Estados Unidos, así que comencé una nueva vida con nuevos conocidos, pero, a día de hoy, sigo muy cerca de todos mis amigos de la infancia. Asistí a una escuela secundaria y una universidad estadounidense en Londres. Mi padre era anticuado y no me animó a tener una carrera profesional, a diferencia de mis hermanos, que sí tenían total libertad e hicieron lo que querían. El deseo más importante de mis padres era casarme bien, que tuviera hijos y fuera feliz. Creían que era una aspiración muy fácil de conseguir. Yo era una excelente estudiante, pero a mi padre la idea de que hiciera una carrera le resultaba absurda. El matrimonio duró seis años y nos separamos amigablemente. Después de eso, me casé con mi segundo marido y, entonces, nació mi hija, Ariella.
“Nací en Teherán (Irán) y, a los catorce años, mi familia se mudó a Londres para comenzar una nueva vida. Nuestro negocio familiar pasó al sector inmobiliario con mis hermanos y mi padre uniendo fuerzas”, dice Lisa
—¿Qué significó para ti la llegada de tu hija?
—Cuando tuve a Ariella fue el día más feliz de mi vida. Tenía treinta y seis años y mi nueva vida como madre acababa de comenzar. Estamos muy unidas. Se ha convertido en una joven muy humilde, inteligente y hermosa. Su pasión por la educación es evidente y se refleja en su vida universitaria cotidiana. También colabora con varias organizaciones benéficas, además de esforzarse mucho para lograr altas calificaciones para sus futuras ambiciones profesionales. Actualmente, estudia en Estados Unidos. El nombre Ariella significa “la leona de Dios” en hebreo y se refiere a uno de los cuatro ángeles que nos protegen: Rafaella, Michaella, Gabriella y Ariella.
—¿Qué tiene Steve que te hace tan feliz?
—Después de separarme de mi segundo marido, conocí a mi pareja actual, Steve Varsano. Cuando nos conocimos, no estaba preparada para una nueva relación. Él venía a Londres desde Estados Unidos por motivos de trabajo con bastante frecuencia. Más tarde, me enteré de que, en realidad, estaba viajando para verme a mí. Me apoyó inmensamente durante un momento muy difícil de mi vida y me brindó su amistad. Durante ese tiempo, mi madre estuvo muy enferma y falleció. Mi hija solo tenía siete años. Me di cuenta de que no solo era el hombre adecuado para mí, sino que también un alma increíblemente amable y generosa. Me costó un par de años confiar plenamente en un hombre, abrir mi corazón y enamorarme. Fue muy paciente, ya que mi divorcio duró más de cuatro años y nunca flaqueó en su amor y su apoyo tanto para mí como para Ariella. Hoy, lo compartimos todo. Me ama exactamente como soy. Nunca intenta cambiarme. Adora todos los aspectos de mi personalidad. Existe una profunda confianza entre nosotros que es muy poco común. ¡Todos mis amigos lo aman y a algunos les gustaría clonarlo!
“A lo largo de los años, he aprendido sobre los sectores farmacéutico, biotecnológico y tecnológico. Y he aprendido también a confiar en mi instinto y mi experiencia”, explica Lisa
—¿Cómo es tu vida en Londres?
—Siempre he sentido que soy una mujer muy afortunada y privilegiada. La vida ha sido buena para mí. A lo largo de los años, he aprendido sobre los sectores farmacéutico, biotecnológico y tecnológico. Y he aprendido a confiar en mi instinto y experiencia en muchos de mis oficios. Tengo la suerte de tener una vida social increíble en Londres, con una gran mezcla ecléctica de amigos internacionales. Viajamos durante todo el año a nuestros destinos habituales del Mediterráneo, así como a destinos más exóticos. Para nosotros, como familia, creo que Londres es el centro del mundo, que ofrece teatros, musicales, museos, arte, cultura y los mejores restaurantes.
—¿Cómo definirías tu personalidad?
—Soy de naturaleza muy sociable y tengo un entusiasmo increíble por la vida. Soy leal a quienes me rodean y siempre tengo tiempo para ver a mis amigos y escucharlos.
“En una de las plantas de la casa, tenemos una piscina climatizada con cúpula de cristal y paredes con maravillosos paisajes pintados a mano”
—Steve, háblanos sobre tu negocio.
—Mi empresa, The Jet Business, es la única sala de exposiciones del mundo donde los jets corporativos se venden de forma innovadora. Esto permite una interacción muy especial con el cliente, tanto el que visita la sala de exposición como el que se conecta virtualmente desde cualquier rincón del mundo. Ilustramos todas las aeronaves en una pantalla gigante y mostramos nuestros aviones al detalle. Luego, pueden ver y comprender con precisión las diferencias entre los distintos jets para tomar su decisión final. Trabajamos con empresas emprendedoras, con grandes corporaciones de todo el mundo y con clientes de todos los sectores, incluidos gobiernos y celebridades. Más del quince por ciento de los multimillonarios del mundo han visitado mi sala de exposición. Los aviones siempre han sido mi pasión, desde que fui cabildero en Capitol Hill hasta que empecé a vender jets privados, a los veintidós años, en Washington D. C.
—¿Cómo te enamoraste de Lisa?
—Cuando nos conocimos, me acababa de divorciar. Un amigo me invitó a un Bar Mitzvá y me dijo que quería que conociera a alguien. Fue amor a primera vista, hablamos durante horas y no pude ver a nadie más en esa habitación esa noche.
“Cuando nos conocimos, me acababa de divorciar. Un amigo me invitó a un Bar Mitzvá y me presentó a Lisa. Fue amor a primera vista”, confiesa Steve, que tiene una empresa de aviones corporativos
—¿Qué es lo que más admiras de ella?
—Cuando le hablas, ella siempre escucha con atención y conecta con la gente. Le gusta pasar tiempo con personas que son realmente importantes para ella: familiares y amigos. Amo su energía, tiene un corazón de oro y rara vez tiene algo negativo que decir sobre los demás. Realmente, es una persona especial que no busca nada de los demás, por eso tiene tantos amigos. ¡Todos aman a Lisa! Ella es una mujer fabulosa y estos doce años han sido increíbles. Si tienes paz, serenidad y amor en tu hogar, tu vida y tu trabajo son mucho mejores. Nos respetamos y confiamos el uno en el otro. No tengo hijos, pero Ariella es como una hija para mí.