Este piso situado en un barrio residencial a las afueras de Palma de Mallorca contaba con tan solo 16 años y era muy espacioso (tiene 150 metros²), no obstante, Kika Estarellas y Àlex Llusià, de Bonba Studio (www.bonbastudio.com), consideran que “se trataba de un hogar pensado para vivir de una manera más clásica: pasillos, vestíbulos entre las diferentes estancias, zona de servicio; en definitiva, una planta poco optimizada con espacios que apenas dialogaban entre sí”. Se pusieron manos a la obra para explotar todo su potencial, pues la vivienda tiene muchas virtudes, además de la amplitud: dispone de fachada prácticamente a los cuatro vientos, con unas cualidades de ventilación e iluminación extraordinarias al ser todo exterior, pero, antes de redistribuirlos los ambientes no lucían. Tras la reforma se gana en funcionalidad y en confort, el hogar de estilo moderno cuenta ahora con estancias abiertas y versátiles que se relacionan unas con otras.
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Gran apuesta colorista
Lo que no puede faltar en ningún proyecto de Bonba Studio es dar algún toque de color, en este caso se apuesta por un gran volumen en forma de ‘L’ en color terracota, tonalidad elegida ya que la pareja propietaria pidió que el mobiliario tuviese algo que recordara sus vivencias en Marruecos.
“Durante la presentación del proyecto antes de empezar las obras, al mostrarle a los clientes que habíamos ideado todo un mueble en color rojo, se quedaron perplejos, pero una vez explicados los motivos se convencieron de la idoneidad de introducirlo y ahora están encantadísimos”, narran Kika y Àlex. También lo están con que salón, comedor y cocina tengan concepción open space.
La decoración, por su parte, es moderna con ciertos toques de otros tiempos, como las icónicas sillas de comedor Cesca.
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Integrar y separar, todo en uno
Comedor, salón y cocina conviven un espacio único organizado mediante el volumen en una vibrante tonalidad terracota que, a la vez de funcionar como mueble, sectoriza los ambientes. “Por tal de evitar encontrarnos con planos ciegos, siempre lo dotamos de uso en todas sus caras, con armarios, estanterías o un mueble bar”, cuentan los artífices del proyecto.
En la imagen, la barra abierta que comunica el salón-comedor con la cocina. Para este elemento se ha seleccionado una elegante encimera en mármol Negro Marquina. A juego, los ligeros taburetes Nuez, que Patricia Urquiola ha diseñado para Andreu World.
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Suelos distintos
Aunque el módulo en península contribuye a dividir el espacio, también lo hace el cambio de pavimentos: se emplea un parquet madera de roble de lama ancha y, en la cocina, cerámica de gran formato con estampado de terrazo.
Por otra parte, la casa es nueva, recordemos que tiene tan solo 16 años de antigüedad, así que tan solo requirió repasar bien las carpinterías para que no hubiese puente térmico. “Lo que también hicimos es la instalación de radiadores, ya que el piso no contaba con ellos y, de esta manera, en invierno la sensación de confort térmico es mejor. También se actualizó la instalación de clima y de caldera por otra de mayor eficiencia”, comentan los artífices de la reforma. El cuarto de servicios con la caldera y el lavadero se encuentra precisamente junto a la cocina.
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Cocinero comunicado
El área de cocción se instala en la península que por el otro lado se transforma en barra, de este modo el chef no se siente aislado cuando recibe visitas mientras termina de ultimar sus platos.
La campana extractora se empotra al techo y frente a los fuegos se ubica la zona de aguas, para crear una cómoda área de trabajo donde se acortan las distancias entre zonas. El mobiliario en la pared a fachada cambia de tonalidad y se tiñe en un color verde salvia.
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Pocos pasillos
Para optimizar el espacio, las zonas de paso se reducen a la mínima expresión. En este caso, encontramos una que da intimidad a la puerta del aseo de cortesía y que garantiza una buena capacidad de almacenaje gracias al mueble con puertas y estantería abierta al fondo.
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Suma de ingenio
“Antes la habitación principal tenía una gran desproporción entre dormitorio y baño en suite, además de una disposición de las piezas bastante extraña. Los clientes necesitaban un espacio más amplio, distinta orientación de la cama, y mucha más área de armarios”, relatan desde Bonba Studio. Se sigue el mismo criterio que en la zona de noche y la pared del cabecero de cama de tres metros de largo se emplea también para almacenamiento, así pues, por el otro lado se convierte en un armario.
El dormitorio no se equipa con un cabecero al uso, se pinta el arrimadero de pared en un color verde para distinguirse. Otra apuesta decorativa original es que sobre las mesitas de noche se colocan flexos de pared, en concreto se trata del modelo Ginger de la firma Marset, diseño de Joan Gaspar.
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Pequeños grandes detalles
El remate mediante una tira de madera de roble en la pared del cabecero de cama también se emplea en la zona de vestidor, pero en ese caso se convierte en el tirador de las puertas del armario lacado.
La butaca roja con respaldo en capitoné, por su parte, configura un rincón de lectura sumamente estimulante, acogedor y vibrante.
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Estilo depurado
En este ambiente predominan las líneas sencillas para proporcionar sensación de calma. La encimera del baño, al igual que el armario que tiene enfrente, hace tres metros de largo. El espejo también recorre todo el paño de pared, multiplicando la luz natural y la sensación de espacio.
Tras esta zona de lavamanos se accede a dos cabinas independientes, una por cada lado: la primera es la del inodoro y, la otra, con la ducha.
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Un auténtico ‘spa’
Todas las paredes del baño se han realizado en microcemento blanco, para recrear un balneario, también el banco de la ducha se reviste en este material. En contraste con la claridad predominante, el suelo y las sofisticadas griferías son negros.
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De anodino a… ¡extraordinario!
El plano distribución de la izquierda muestra cómo era el piso antes, con excesivas compartimentaciones. El proyecto de reforma abre los ambientes y tiene dos importantes piezas articuladoras: el armario rojo en la zona de día y el mueble blanco en el baño, que se transforma en el cabecero de cama en el dormitorio.
Los artífices del proyecto arquitectónico y de interiorismo, Bonba Studio, comentan que “para las reformas de pisos de este tamaño (entre 150-200 metros²) damos un periodo de obra de 3-4 meses. Y cumplimos. No solo eso, también logramos que los propietarios estén enamorados de la casa actualizada, se sienten muy a gusto e identificados con ella y agradecen que hayamos entendido sus necesidades”. Este es un magnífico ejemplo de reforma que se adapta a las nuevas necesidades de las familias, exprime las cualidades del lugar y genera espacios más integrados, dinámicos y en los que apetece permanecer plácidamente.
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