Su mala fama los precede y solo unos pocos osados se atreven a usarlos para decorar su casa. Sin embargo, los colores oscuros son una de las tendencias de decoración del 2022, que buscan destronar el largo reinado del blanco y los tonos neutros. Por eso, si aún sabiendo que los claros y las tonalidades brillantes agrandan el espacio y aportan serenidad y que los oscuros causan el efecto contrario, estás dispuesta a asumir el riesgo, estas ideas de decoración te enseñarán a usarlos, incluso en casas de pocos metros, para que saques todo su potencial y logres ese toque elegante y sofisticado.
Manual de uso
Quizás, la prudencia sea la mejor recomendación. Un interior vestido con colores oscuros, puede parecer, a primera vista, demasiado arriesgado y, sin embargo, ser igual de apasionante. No te dejes intimidar por ellos y no pongas límites a su creatividad. No hay nada de monótono en una pared negra en el comedor, cuando está ‘animada’ por un gran cuadro colorido, por ejemplo. Sin olvidar, que los distintos acabados (mate, brillante, terroso, liso o satinado) pueden dar mucho juego y crear composiciones que se adapten mejor al resto de la decoración y a tu propio estilo.
Tonos intensos que funcionan en casa
El más popular es, sin duda, el negro. Víctima de una connotación triste y sobria, puede, sin embargo, dar cierta intensidad a la estancia, moderniza la decoración y crea un ambiente gráfico. Lo mismo ocurre con el azul medianoche y el gris oscuro, que te permiten estructurar una gran habitación para reducir la sensación de vacío. Para una decoración refinada, atrévete con los menos habituales, como el rojo berenjena o el verde esmeralda. Estos tonos realzan materiales como la seda, el lino, los terciopelos, el mármol o la madera.
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Combinaciones infalibles
Apostar por los colores oscuros no significa dejar de lado otras tonalidades. Por el contrario, se recomienda combinarlos con tonos claros para multiplicar su belleza. De hecho, no se trata realmente de colores ‘buenos o malos’. Piensa que todos tienen su propio carácter y son bonitos a su manera, ya sean atrevidos y originales o más bien clásicos y discretos. Dado que la apreciación es subjetiva, opta por aquella mezcla con la que te encuentres más cómoda. Estos son buenos acompañantes:
Colores pastel
Suaves y calmantes, suavizan el impacto que provocan negros o marrones, y aportan alegría y buen humor a una decoración sobria. Azul nube, rosa claro, verde mar…
Amarillo mostaza
Su vitalidad se adapta a todos los estilos y todos los colores. El amarillo mostaza sabe cómo destacar en la decoración, llevando el sol a donde quiera que vaya. Dinámico y vibrante, potencia cualquier decoración, incluso una oscura.
Colores ‘nude’
Muy de moda, son perfectos si buscas una decoración neutra, sin demasiados contrastes. El rosa 'nude' es el ejemplo perfecto, además de ser uno de los más populares. El beis y el arena son dos clásicos infalibles.
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El papel de la luz
La luz juega un papel importante en la decoración, ya que contribuye a la (feliz) convivencia de la habitación y al éxito del diseño. El problema con los colores oscuros es que tienden a absorberla. Por lo tanto, si decides pintar tus paredes en estos tonos, contar con iluminación adecuada es requisito imprescindible. Una buena idea para crear una atmósfera homogénea son los focos en el techo. De modo que, incluso los rincones, pueden beneficiarse de la luminosidad. Las luminarias suspendidas también son una buena elección, siempre que elijas la temperatura de luz adecuada a la habitación. La natural también es un requisito importante. Por eso, es recomendable que se usen en estancias con ventanas o con salida a una terraza o balcón, para que el sol y se expanda por la estancia.
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La unión (con el mobiliario) hace la fuerza
Elegantes y expresivos, sus mejores bazas decorativas son también sus mayores inconvenientes. Ante esto, es preciso que tengas en cuenta la decoración de interiores que los acompaña, con el fin de no saturar los espacios con su fuerza. Para ello, equilibra los colores del mobiliario, el suelo y las paredes, acentuando ciertas piezas o creando una pared de acento, que se convierta en el punto focal de la estancia.
¿En qué pared?
Si estás jugando con dos tonos en una habitación y no sabes dónde debe ir cada uno, pon el oscuro cerca de la ventana y deja los claros para la pared opuesta, ya que se reflejará la luz exterior, haciéndola brillar más, mientras que lo contrario la oscurecería de inmediato. Además, el contraste entre ellas ayuda a crear una decoración moderna y contemporánea, especialmente si es de tamaño mediano, como un dormitorio o la cocina, y el resto está pintado de blanco. Esta combinación también contribuye a ampliar visualmente los metros, aportando profundidad. Una buena manera de elevar la altura de un techo y hacer crecer una estancia mini.
Juega con sus efectos
¿Tienes una habitación demasiado larga o un pasillo demasiado estrecho para tu gusto y quieres crear la ilusión de que son amplios y anchos? Pinta la pared del fondo en un tono oscuro. Así, crearás una ilusión óptica: la pared parecerá estar más cerca, la profundidad del espacio se reducirá y la estancia, por lo tanto, parecerá más corta, pero, al mismo tiempo, más ancha. Esto ocurre porque los tonos oscuros parecen ‘unirse’, mientra que los claros, distanciarse. Otra buena idea es pintar también la perpendicular a la ventana (izquierda o derecha), lo que te permitirá estructurar el espacio.
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Úsalos a tu favor
Y corrige los defectos de la estancia. Una manera de crear verticalidad y aumentar visualmente el techo es jugar con el contraste. Para lograrlo, puedes pintar, por un lado, todas las paredes de la habitación de un color bastante oscuro, y el suelo y el techo en tonos claros, creando la sensación de distancia y haciendo ‘crecer’ la estancia. O puedes jugar con tres colores: un techo muy claro, paredes oscuras y un suelo aún más oscuro. ¡Efecto garantizado! Para lograr el efecto contrario, pinta el techo en un color más oscuro que el de las paredes.
Potencia su calidez
Una buena manera de crear un efecto ‘cocooning’ sin oscurecer ni empequeñecer es pintar dos paredes consecutivas (hacer una ‘L’) de un color oscuro pero cálido, como marrón chocolate, verde pino o granate, y las otras dos en un tono más claro. Esto evitará que la ‘oscuridad’ se adueñe del espacio o resulte demasiado monótona y creará una atmósfera más íntima y envolvente. En el dormitorio es una apuesta segura, especialmente si pones la cama en la esquina de las paredes pintadas en tonos oscuros.
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También para pequeños espacios
Una manera de contrarrestar su efecto en espacios pequeños es jugar con el contraste mediante notas claras en muebles y accesorios y mantener el orden para que reine la armonía y la sensación de unidad. Asimismo, el conjunto debe parecer estructurado y bien diseñado: la improvisación es solo para interioristas profesionales. Es importante que no se introduzca de forma forzada, sino que parezca fluida y agradable, para evitar la sensación de asfixia u oscuridad.
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