Su historia lo encaminaba a seguir la tradición familiar. El abuelo fundó la empresa, en 1933, pero murió demasiado joven y fue la abuelita, Rosa Pereira, una dama adelantada a su época, quien, en 1938, cuando las mujeres solían ser “solo” amas de casa, la que se hizo cargo del negocio.
Luego, continuó su padre, pero a él le interesaban más las bellas artes y se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Oporto. Sin embargo, su progenitor le dijo un día: “Me gustaría que me ayudaras en la empresa”. Él no lo dudó y cambió de rumbo. Pasó a estudiar en el Centro de Formación Profesional de la Industria del Calzado durante cinco años y, más tarde, hizo varios másteres y estudios durante otros cuatro, en Italia, y, por fin, en 1999, lanzó la marca que lleva su nombre. Hoy, las mujeres más sofisticadas, entendidas y elegantes del mundo disfrutan de sus zapatos. Luis Onofre nació para hacerlas felices.
Tiene 600 metros en tres pisos, con cinco dormitorios en ‘suite’, y está situada en el elegante barrio de Foz, cerca de donde residieron Iker Casillas y Sara Carbonero
“Me gusta mucho lo que hago y, ya desde niño, me recuerdo yendo a la fábrica al salir del colegio y observar cómo trabajaban los artesanos. Fue entonces cuando el olor de la piel entró en mis venas y se quedó ahí para siempre. Sí, me gusta msuchísimo mi trabajo, pero no siempre es fácil; no puedes creerte que lo sabes todo porque cada nueva colección es un desafío. Suelo dibujar el concepto, pero realmente desarrollo la idea sobre la horma, el pie; un poco como los diseñadores de moda, que trabajan sobre el maniquí y la modelo. Luego, con la moderna tecnología que hoy tenemos, se finaliza la creación. Es intenso, pero es precioso. Cada colección es como una etapa nueva, aunque siempre procuro que sea una continuación de la anterior para que no haya un corte radical”.
Entre una y otra, Luis se toma un pequeño descanso para desconectar y resetear su creatividad. Puede que viaje a algún lugar exótico y eso le inspire o puede que sea un color o un animal, como ocurre en su última colección, llena de pájaros. “Es la colección más colorista que he hecho nunca porque creo que, en estos momentos, hace falta emocionarse, divertirse y renacer al alba. Pero, independientemente del proceso creativo, que es apasionante, y de la sostenibilidad, que es crucial actualmente, no hay nada que me interese más que la comodidad. Cuando una mujer me dice: ‘Me gustan mucho tus zapatos y, además, ¡son tan cómodos!’, me hace muy feliz”.
“Mi mujer y yo nos conocimos en una cena. Ella estaba sentada al otro extremo de la mesa, muy lejos. La vi y me dejó anonadado. Me pareció, y me sigue pareciendo, la mujer más guapa del mundo”
¿Será por eso que la Reina Letizia los usa? Los descubrió cuando aún era princesa, los ha llevado en actos oficiales y, cuando fue de visita a Portugal con el Rey Felipe, para inaugurar el Bottron-Champalimaud Pancreatic Cancer Center, el pasado 27 de septiembre, el Presidente de la República Marcelo Rebelo de Sousa —muy amigo de los Reyes y también de Onofre— le presentó un par como regalo del buen hacer de la mano de obra portuguesa.
“Fue un honor. Forma parte de esos presentes, que no superan un precio, que se ofrecen como un gesto diplomático amable del país anfitrión. Me lo encargó el Presidente para la Reina. Imaginé algo que podría gustarle e hice unos especialmente para ella. Tengo que agradecer infinitamente a esta gran señora que se haya puesto mis zapatos porque me ha ayudado muchísimo. No solo en cuanto a forzarme a mejorar su calidad, sino también a la expansión de la marca internacionalmente. Y eso aumenta la producción y, consecuentemente, mejora la vida de muchas familias que viven de esto”.
“Admiro tremendamente a la Reina Letizia por lo implicada que está en causas que yo también comparto”
Suponemos que la Reina, como ejemplo de elegancia y ejemplo de conciencia social a propósito de empresas en su desarrollo, escoge con cuidado lo que va a ponerse porque su repercusión es vital para la mayoría de ellas.
“Nos hemos conocido personalmente en varios actos oficiales, como la cena en el palacio de Guimarães, en 2016. Entonces, la Reina me comentó que le gustaban mis zapatos. Es un grandísimo cumplido porque yo la admiro mucho por lo implicada que está en causas que yo también comparto y porque, aunque parezca una cosa muy superficial, el hecho de que se calce unos zapatos de tacón y esté tantas horas de pie en actos oficiales supone un sacrificio”.
Su abuelo fundó la empresa, en 1933: “Ya desde niño me recuerdo yendo a la fábrica al salir del colegio y observar cómo trabajaban los artesanos. Fue entonces cuando el olor de la piel entró en mis venas y se quedó ahí para siempre”
Ciertamente, y pese a ello, un gran número de mujeres opinan que un zapato de tacón “eleva” un estilismo y hace más alta. Pero ¿cómo un hombre que diseña para señoras puede entender lo que ellas piensan y sienten? En el caso de Luis, gracias a su segunda esposa, Ariana. “Nos conocimos en una cena. Ella estaba sentada al otro extremo de la mesa, muy lejos. La vi y me dejó anonadado. Me pareció, y me sigue pareciendo, la mujer más guapa del mundo. Pero, como no podía ser de otro modo, tenía a alguien en su vida y yo eso lo respeto mucho. Un año después, supe que estaba sola y decidí intentarlo. La invité a mi desfile y diseñé un zapato coronado por el corazón rojo, que es el emblema de Viana do Castelo, donde ella nació. Era mi mensaje de amor y ¡funcionó!”.
“Intentamos darle a nuestro hijo la mejor educación posible para que se pueda convertir en la mejor persona que pueda llegar a ser, que logre conseguir lo que sueñe y que sea humilde”
¡Vaya si funcionó! Forman una pareja fantástica en lo personal y en lo profesional. Ariana es licenciada en Marketing de Negocios y tiene experiencia en moda como modelo y como empresaria. Se encarga de las relaciones exteriores y contribuye con su impulso a los diseños. “Es una perfeccionista. Estudia el zapato, se lo prueba, lo experimenta y si algo no le gusta, no se fabrica. Me ha ayudado mucho con su visión de la vida y la forma sutil que usa para empujarme a avanzar. Es, además de una gran mujer de negocios, una compañera de vida fabulosa y una madre excelente”.
“Invité a Ariana a mi desfile y diseñé un zapato coronado por el corazón rojo, que es el emblema de Viana do Castelo, donde ella nació. Era mi mensaje de amor y ¡funcionó!”
Una madre del hijo de tres años, Vicente, que tienen en común y que, según su padre, es “alguien que tiene muy claro lo que quiere y no para hasta que lo consigue”. “Intentamos darle la mejor educación posible para que se pueda convertir en la mejor persona que pueda llegar a ser, que logre conseguir lo que sueñe y que sea humilde”.
Eso exactamente debieron pensar los padres del propio Luis, porque es en lo que se ha convertido.