Cómo planificar una cocina para que resulte muy fácil de limpiar

Las cocinas son espacios de vida, grandes protagonistas de la vivienda, pero también el lugar de la casa más sometido a grasas y suciedad. Para no convertirse en una persona esclava de la limpieza, existen secretos de diseño que la convierten en un espacio de más fácil mantenimiento. Si bien en ciertas ocasiones la funcionalidad y fácil limpieza lleva a tener que hacer concesiones respecto a la decoración y estética, lo cierto es que no tienes que tomar a rajatabla todas las recomendaciones, con aplicar la mayoría ya lograrás el espacio que deseas, que te permita mantenerlo siempre impecable sin esfuerzo. De este modo, podrás disfrutar de más tiempo preparando deliciosas recetas.

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Tipos de armarios y de sistema de apertura

El mobiliario con los frentes lisos es el más adecuado si atendemos a la limpieza de los mismos, pues si presentan molduras o decoraciones, es allí donde más se acumulará la suciedad. Por otra parte, también convienen los armarios sin tiradores, que se abran con un sistema de presión, o de presentarlos, mejor que sean metálicos, un material muy higiénico.

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¿Estanterías abiertas? Mejor no

Los muebles abiertos ofrecen la ventaja de tenerlo todo a mano sin dificultad, pero por atractivos que sean habrá que renunciar a ellos en la cocina que, como decimos, es el lugar de la casa más exigente en cuanto a limpieza se refiere.

Una alternativa para conseguir una estética más liviana que el frente opaco son las vitrinas, que gracias a sus puertas mantendrán el interior más protegido de grasas y polvo que en el caso de los módulos abiertos.

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Sitio para guardar

Ya sabemos que el orden es buen aliado de la limpieza. Así, otra cuestión imprescindible es contar con el espacio de almacenaje suficiente, de tal modo que podamos dejar despejadas las encimeras. Y es que cuantos más objetos haya de por medio, más se dificultan las tareas domésticas, al tenerlos que ir retirando. En este sentido, resultan muy prácticos muebles como los persianeros, ideales para albergar la estación de desayunos o pequeño electrodoméstico y, sin duda, todos los elementos de organización interior de los armarios, como cajones, cestas o rejillas metálicas.

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Los residuos bajo control

Para evitar derrames, suciedad y desplazamientos innecesarios, lo más cómodo es que los cubos de la basura (general, orgánicos y otro tipo de reciclaje) se encuentren junto al fregadero.
Si bien es cierto que en la mayoría de los casos se ubican debajo del fregadero, piensa que ponerlos a más altura si puedes facilitará las tareas y será más difícil manchar involuntariamente el suelo o la propia zona de las basuras. Es lo que ha hecho aquí Deulonder, colocando los cubos estratégicamente.

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Encimera y salicadero higiénicos

Para la encimera selecciona materiales que no sean porosos, como los sintéticos de última generación, pues repelen los líquidos y manchas y son muy fáciles de mantener siempre perfectos. Incluso los hay que presentan propiedades antibacterianas. Interesante es que también en muchas ocasiones la superficie de trabajo podrá integrar el fregadero en una pieza, sin bordes que es donde se acumula más suciedad.

Por cierto, si no te puedes resistir a la belleza de la piedra natural, asegúrate de que la encimera tiene un buen tratamiento sellador.

Respecto al salpicadero, a pesar de que los azulejos resultan muy decorativos es mejor que te decidas por otro material que apenas presente juntas.

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El pavimento óptimo

De igual modo que en el salpicadero de pared, en el pavimento lo ideal es que haya poca lechada en el pavimento. ¿Cómo lograrlo? Con suelos de gres con grandes despieces y bordes rectificados, para unas uniones limpias muy poco visibles.

¿Prefieres un suelo continuo? Piensa en que debe ser resistente y de fácil mantenimiento, así que entre las mejores propuestas tienes el microcemento y el linóleo.

Por cierto, para que el suelo no delate ni la más mínima miga de pan que caiga sobre él, lo mejor es que el modelo no sea de estética lisa, sino que presente efectos de aguas o sombras.

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¿Qué hay de los electrodomésticos?

Si vas a reformar por completo la cocina piensa en adquirir electrodomésticos que resulten fáciles de limpiar. Entre fogones es donde todo se cuece y también donde se produce más suciedad en esta estancia. Así que al eterno debate entre si elegir fuegos de gas o una placa de inducción sale ganadora la segunda opción, pues la superficie lisa y sin recovecos resulta muy fácil de limpiar. Además, con esta placa de cocción el cristal permanece frío y los restos de alimentos no se queman, así que se limpia con menor dificultad frente a las más económicas placas vitrocerámicas.

Por cierto, ojo con la campana extractora, porque los filtros se deben limpiar frecuentemente ya que acumulan grasa y suciedad y de no hacerlo su rendimiento disminuirá. Atendiendo a ello son mejores los modelos que son más accesibles, de sobreencimera o situadas sobre los fogones, y no los empotrados a techo.

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¡Hornos que hacen la limpieza por ti!

Puestos a equipar la cocina para reducir el tiempo que debemos dedicarle a limpiarla, piensa en que te conviene un horno pirolítico, porque se limpia solo. ¿Qué es exactamente la autolimpieza pirolítica? Un sistema que descompone la suciedad de forma homogénea al exponerla a temperaturas de alrededor de 500º C. Tu única labor tras terminar el proceso es pasar un paño húmedo porque quedarán restos de cenizas. Una alternativa también eficaz es instalar un horno dotado con un sistema de limpieza por vapor.

Además, igual de interesantes son los lavavajillas y las lavadoras con funcionalidades avanzadas, avisando cuando necesitan una limpieza del interior. No hacen el trabajo por ti, pero al menos eres consciente de cuándo es ya imprescindibles darles un repaso.

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