Según el estudio anual ‘Houzz y el Hogar’, la cocina es la reina de las reformas, ya que el 55% de los encuestados realizó cambios importantes en ella. Por lo tanto, si eres una de las personas que ha decidido darle un nuevo aire, para que sea más cómoda, funcional y moderna, debes estar bien preparada, tanto económica como emocionalmente porque ya se sabe que las obras en casa suelen ser siempre estresantes y caras, tanto por el tiempo y el presupuesto, que suele demorarse y elevarse ante imprevistos y ‘sorpresas’. Aunque las mejoras en la cocina seguramente aumentarán el valor de tu vivienda y mejorarán tu calidad de vida a largo plazo, también conllevan muchos desafíos. Contestar a estas 10 preguntas es la mejor forma de prepararte. ¡No te saltes ninguna!
1. ¿Cuál es tu objetivo?
Tener claro lo que quieres conseguir es clave para fijar las bases de la reforma perfecta. ¿Buscas una solución integral que dure para siempre y plante batalla a la eficiencia o quieres solo un ‘lavado’ de cara que la actualice sin necesidad de una gran inversión? En esta gran cuestión también debe incluirse las actividades que llevas a cabo en ella, tus gustos y el número de miembros, ya que también influyen directamente en la renovación. Así, para una sola persona, bastará con una nevera pequeña, el lavavajillas es opcional y se precisa menos espacio de almacenamiento, mientras que para una familia numerosa no tendrás otra opción que optar por electrodomésticos L o XL y añadir más soluciones de almacenaje.
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2. ¿Qué te gusta de lo que tienes?
Aunque los cambios radicales están bien, no siempre son necesarios. Por eso, antes de tirar tabiques o regalar la mesa del ‘office’, tómate cinco minutos y mira tu cocina atentamente: ¿te encanta la ventana llena de flores o el lavavajillas es de última generación y apenas le has dado uso? Según el estudio de Houzz, uno de cada tres encuestados reformó o aumentó su tamaño (38% y 30%, respectivamente), mientras que dos de cada cinco reemplazaron todos los electrodomésticos (36%). ¿Qué buscas tú? Tampoco te olvides de ser realista: si tu cocina es de pocos metros, deberás decir adiós a una isla central, por mucha ilusión que te haga. Ten en cuenta las dimensiones, la ubicación de ventanas, las puertas o, incluso, de las rejillas de ventilación.
3. ¿Cuál es el estado de los electrodomésticos y elementos principales?
Aunque estés acostumbrada a tu vieja nevera y tengas controlado el horno, una cocina totalmente renovada y transformada no lucirá igual si tus electrodomésticos básicos han sufrido muchas batallas y tienen muchos años encima. En estas circunstancias es recomendable cambiarlos, incluso si eso significa tener renunciar a otros gastos que tenías en mente. Lo mismo ocurre con las encimeras, ya que, además de ser imprescindibles en el día a día, son también verdaderos elementos de diseño que, sin duda, contribuyen a elevar el valor de la estancia. Como suelen tener un precio elevado, analiza bien su estado y actúa en consecuencia.
Los muebles merecen también un profundo análisis porque son la ‘caja’ de tu cocina y de ellos depende, en parte, la imagen final. Puede que no tengas que cambiar todos o que baste con una mano de pintura para que parezcan nuevos. Sopesa los pros y los contras, míralos también por dentro y decide si debes o no sustituirlos. Un consejo: si les queda poco tiempo de vida, aprovecha que vas a hacer obra. No esperes un año o dos más.
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4. ¿Es necesario cambiar el suelo?
No importa cuánto inviertas en la decoración más moderna, si el suelo de tu cocina está muy deteriorado, no admite más renovaciones y pulidos o simplemente hace años que dejó de estar en los catálogos de los fabricantes de pavimentos, siempre delatará la antigüedad de la estancia. Así que piensa en un revestimiento que sea a la vez de diseño, resistente y fácil de mantener y si no quieres meterte en obras, recuerda que hay algunos que se instalan sin ellas y en tiempo exprés. El porcelánico sigue siendo la opción reina, aunque el linóleo y la madera son cada vez más populares en esta estancia.
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5. ¿Cuánto tiempo piensas vivir en esa casa?
Es un buen momento para preguntarte si te ves en esa casa dentro de cinco años o, por el contrario, no es la vivienda de tus sueños. Cuando hay en juego tiempo, dinero y paz mental todo debe estar bien atado. Si vas a vivir allí solo uno o dos años, probablemente quieras realizar una renovación menos costosa, más atemporal y de estética tradicional, para que se adapte mejor a unos futuros compradores, mientras que, si es la vivienda ‘definitiva’, teniendo en cuenta los cambios que da la vida, puedes ser más arriesgada, gastar más presupuesto y escoger aquellas cosas que siempre quisiste tener, como un suelo de damero o muebles negros.
6. ¿Tienes hijos?
Los hijos te cambian la vida y también… ¡la cocina! Primero, necesitas más espacio para guardar, tu nevera debe tener la puerta magnética para poder colgar los imanes de vuestros viajes juntos, la lista de la compra y las obras de arte que dibujan en el colegio casi a diario y ocupar un sitio de honor en tus paredes. Además, debes apostar por materiales resistentes y fáciles de limpiar, desde madera hasta piedra natural y algunos sintéticos, y adaptarse a sus necesidades. De manera que, si son pequeños, una barra de desayunos no es la solución ideal para sus comidas de diario, por ejemplo. Tampoco esta de más, preocuparse por su salud y evitar, en la medida de lo posible, formaldehídos y otras sustancias.
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7. ¿Vivirás en casa durante la renovación?
Es un aspecto crucial por motivos económicos, pero también por coste emocional, ya que deberás vivir con obras, gente y sin cocina durante una temporada. Además, deberás proteger los muebles más delicados de las estancias contiguas. Piensa que un cambio de imagen es cuestión de días, que dependerán de los cambios, mientras que una renovación integral, al menos, dos semanas, en función de la mano de obra disponible y el tipo de trabajo.
8. ¿Cuál es tu presupuesto?
Según el estudio ‘Houzz y el Hogar’, la inversión media para la reforma de la cocina fue de 10.000 euros. Sin embargo, todos debemos saber cuál es nuestro presupuesto y ajustarnos, en la medida de lo posible, a él. Una vez hayas establecido la cifra que puedes gastar, añade un margen de entre un 10 y un 20%, porque las cosas a menudo no salen como se planean y siempre hay imprevistos de última hora o materiales que se han quedado sin stock y la alternativa es algo más cara. Como siempre aconsejamos en cualquier tipo de reforma, pide varios presupuestos y quédate con el profesional con el que te sientas más a gusto, encaje mejor con la visión de tu cocina ideal y tenga toda la documentación en regla: no sabes lo importante que puede llegar a ser un seguro cuando se ocasiona un desperfecto al inquilino del piso inferior.
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9. ¿Lo han hecho tus vecinos?
Evidentemente si se trata de una obra menor o solo vas a darle otro aire, no es preciso 'entrar' en la casa de tus vecinos. Sin embargo, si la cosa va mucho más allá y quieres tirar un tabique, por ejemplo, para diseñar una cocina abierta al salón, nunca estará de más saber si alguna de las personas del edificio han hecho lo mismo que tú quieres hacer y a qué dificultades se han enfrentado, tanto desde el vista de instalaciones hasta muros de carga, normativa municipal o ciertas reglas de la comunidad de propietarios.
10. ¿Cuándo puedes empezar?
Un proyecto bien planificado tiene todas las garantías de éxito. Por eso, tómate tu tiempo y prepárate bien para que, cuando des el pistoletazo de salida, tengas todos los materiales que necesitas comprados y no haya un mueble pendiente de entrega. Mejor perder tiempo antes de empezar la obra que sufrir días de retraso esperando a que llegue la encimera que habías elegido. La idea es lograr que una vez que comience, no haya nada que impida su continuación y finalización.