Así puedes limpiar y preparar los radiadores antes de que llegue el invierno

Ahora que las temperaturas comienzan a bajar y el otoño está en pleno apogeo se hace necesario poner a punto la calefacción porque más pronto que tarde llegará el momento de encenderla. Para ello una de las tareas principales que tendrás que acometer es la de preparar y limpiar a fondo los radiadores. Descubre la manera más fácil y rápida de hacerlo.

Instalados en la pared

Existen varios sistemas de calefacción y los radiadores, ya sean eléctricos o de agua caliente, son uno de los más habituales. Puede que tengas en casa calefacción por suelo radiante pero, si no es así, lo más seguro es que tengas al menos un radiador en cada estancia instalados en la pared.

Es importante ponerlos a punto para que trabajen de la manera más eficiente posible. El problema es que, por la manera es que están sujetos a la pared, no es fácil limpiarlos. Aquí tienes algunos consejos para mantenerlos libres de polvo y suciedad.

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Libres de polvo

Los radiadores de casa van cogiendo polvo día tras día. Si no los repasamos con cierta frecuencia esa suciedad se va acumulando hasta convertirse en un problema evidente. Para evitarlo debes eliminar el polvo de la superficie de tus radiadores y realizar una limpieza a fondo que los deje impecables.

- Si tus radiadores no acumulan demasiado polvo podrás quitarlo con la ayuda del secador, dirigiendo el flujo de aire frío a máxima potencia.

- También puedes colocar en el aspirador el accesorio de boquilla estrecha y tratar de aspirar el polvo de las ranuras del radiador.

- Puedes utilizar una brocha de mango largo. Las hay especiales para pintar rincones de difícil acceso, con la parte de las cerdas ligeramente inclinada. Utilízala para limpiar el polvo detrás del radiador y en las ranuras.

- Otra opción es emplear un plumero con funda de microfibra que puedas cambiar cuando se ensucie. Es importante que sea de mango flexible.

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Acabar con las manchas

Si tu radiador tiene manchas amarillentas o restos de óxido lo mejor es tratar de eliminarlas cuanto antes. Lo primero que debes hacer es proteger el suelo con unos trapos o con cartones, y cubrir también la pared en la parte trasera del radiador.

Prepara una mezcla de un producto desengrasante y agua (puedes utilizar amoniaco) y frota las manchas con un trapo escurrido. Cuando termines seca muy bien el radiador para evitar que se oxide más.

Esta estrategia de limpieza sirve tanto para los radiadores de hierro fundido presentes sobre todo en casas antiguas, o para los de acero o aluminio.

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La mejor forma de ponerlos a punto

Ahora que tus radiadores ya están limpios es el momento de dejarlos listos para afrontar una nueva temporada invernal. Para ello tendrás que comprobar que funcionan correctamente y que calientan de forma eficiente.

Si enciendes la caldera de la calefacción, en el caso de los radiadores de agua, y te das cuenta de que alguno de ellos no se calienta de forma homogénea, o si oyes sonidos un tanto extraños, puede que tengas que purgarlos. Este proceso ha de llevarse a cabo una vez al año aproximadamente, para aumentar su rendimiento.

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¿Cuándo hay que purgar los radiadores?

Esa bastante frecuente que sea necesario purgar los radiadores de agua. El momento adecuado suele ser en otoño, justo antes de poner en marcha la calefacción.

Puede ocurrir que se introduzca aire en el circuito de los radiadores, lo que ocasiona un mal funcionamiento de los mismos. Algunas zonas permanecen frías, sin calentarse, y se suelen producir ruidos en el interior. La solución es sencilla: consiste en purgar uno por uno todos los radiadores del circuito para eliminar el aire que pueda haber quedado retenido dentro.

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Manos a la obra: un trabajo sencillo

Para purgar los radiadores de tu casa solo necesitarás un destornillador, un recipiente para recoger el agua que salga del circuito y nada más. Antes de empezar has de vigilar que la calefacción esté apagada y los radiadores fríos. No conviene purgarlos mientras el agua en su interior esté caliente puesto que podrías quemarte.

El primer radiador a purgar debe ser el más próximo a la caldera. Es el primero del circuito y conviene ir siguiendo el mismo recorrido que hace el agua por los conductos y por el interior de los radiadores.

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Abre la válvula de purgado

Localiza la válvula de purgado: lleva un pequeño tornillo y un saliente con un orificio por el que sale el agua del interior. No te olvides de colocar el recipiente debajo para recoger el agua que saldrá cuando abras el tornillo con el destornillador. Hazlo despacio y espera hasta que salga todo el aire y el agua caiga de forma fluida. Entonces cierra la válvula de nuevo y ajusta con fuerza. Es una operación bastante sencilla.

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Repetir el proceso

Una vez purgado el primer radiador tendrás que continuar con el siguiente hasta haber terminado con los de toda la casa. Seguir el orden del circuito es lo mejor.

En el caso de que vivas en una casa de dos o más plantas, comienza por los radiadores de la planta baja y ve subiendo al primer piso y después al segundo si lo hubiera.

Una vez hayas terminado de purgar todos los radiadores comprueba la presión de la caldera, que seguramente haya bajado (es normal que pierda presión). Ajústala al nivel habitual (para la mayoría de las calderas está entre 1,2 y 1,5 bares).

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Consejos de mantenimiento para tus radiadores

- Mantén los radiadores limpios y sin polvo. Así su rendimiento será mayor.

- Revisa los radiadores una vez al año y púrgalos si es necesario. Ya sabes que el otoño es la época más adecuada para hacerlo.

- Mantenlos despejados, sin cubrirlos con ropa o con otras cosas, ya que esto limita su capacidad calorífera.

- Puedes colocar detrás del radiador un panel reflectante para evitar las pérdidas de calor por la pared.

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