En el diseño del paisajismo de tu jardín debes contemplar añadir árboles porque de lo contrario el aspecto que lucirá será plano y hasta vacío. Además, estas grandes plantas dan sombra e incluso pueden ocultar o disimular elementos arquitectónicos poco estéticos.
¿Estas decidiendo qué especies incorporar? Ten en cuenta que introducir árboles de hoja caduca será todo un acierto, ya que alegran el otoño con los llamativos colores de sus hojas, realzando absolutamente la belleza de la decoración exterior. Y en primavera te deleitarán con sus flores y agradables aromas.
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Ventajas e inconvenientes de los árboles de hoja caduca
La naturaleza es maravillosa y con los árboles caducifolios disfrutarás de las diferentes cromáticas que lucen en función de la estación del año, en otoño hojas naranjas, amarillas o rojizas y en primavera y verano verdes. Y sí, aunque debas recoger las hojas secas cuando se le caen en los meses más fríos, el espectáculo vale realmente la pena y no decepciona nunca.
Más aspectos que debes tener en cuenta acerca de los árboles de hoja caduca. En primer lugar, que son particularmente longevos y, a cambio eso sí, son de crecimiento bastante lento. Pero además, ten en cuenta que con ellos el jardín se beneficiará de la regulación de la luz solar y el viento alrededor del año y sus hojas brindan fertilización al asentarse en la tierra.
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Cuidados básicos
Antes de comenzar con la selección de los más bellos árboles que alegrarán el jardín con los múltiples colores que nos ofrecen a lo largo del año, y que lucen en su máximo esplendor en otoño (con permiso también de la primavera), os ofrecemos unas claves de cuidados y plantación.
En otoño es el momento idóneo para plantar o trasplantar los árboles de hoja caduca. Así en primavera nos deleitaremos con sus ramas en flor. Además, poda sus ramas deterioradas en invierno, para asegurar un crecimiento estable de nuevas hojas. Ten en cuenta también que los árboles de hoja caduca necesitan una tierra muy rica en nutrientes a la hora de reponer sus hojas, fertilízalos en verano para mantenerlos fuertes y sanos.
En la imagen vemos un árbol de hoja caduca en sus dos mejores épocas del año: florido en primavera y con hojas marronáceas en otoño.
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Arce japonés
El arce japonés (Acer palmatum) es uno de los árboles que más se plantan en los jardines domésticos y sin duda uno de los principales motivos es su extraordinaria otoñada, cuando sus hojas se vuelven de un espectacular color que puede ir del amarillo al rojizo más intenso y encendido. Ama la exposición en semisombra pues el sol fuerte le provoca quemaduras.
Aparte, es un árbol pequeño (no suele superar los 6 metros de altura) de apariencia muy decorativa del que destaca la variedad de formas de la copa, pues las hay redondeadas, en cascada, ovoidales… Además, es una variedad que se puede plantar en un patio o una terraza en maceta, siempre que esta sea de gran tamaño.
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Árbol de hierro
El nombre común del árbol de hierro (Parrotia persica) hace referencia a la dureza que posee la madera de esta especie. Originario de los bosques húmedos del Cáucaso y norte de Irán, es un árbol puede alcanzar entre los 5 y los 10 metros de altura y sus hojas son protagonistas en otoño porque se tiñen de verde y una explosión de amarillos, anaranjados y rojos.
A diferencia del arce, sí soporta el sol directo si es suave y también la sombra ligera le va bien. Al tener una copa extendida y redondeada, es una planta de gran valor ornamental en el jardín que puede situarse solo o en una composición con otros árboles.
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Haya
Reconocible por su denso follaje y su corteza gris claro, un haya común (Fagus sylvatica) creará un punto focal en tu jardín, por su majestuoso tamaño (su altura va de los 10 a los 30 m). Rústico y fuerte, su esperanza de vida supera los 200 años.
¿Qué decir de sus bellas hojas? Pues que existen distintas variedades de haya común y unas presentan hojas con márgenes blancos (la Albovariegata), otras las hojas moradas (la Purpurea), también existen las que son lloronas. Aparte, en otoño, el color del follaje cambia a un atractivo tono cobrizo. Mientras que las hojas muertas persisten en las ramas inferiores durante todo el invierno.
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Abedul
El abedul común (Betula pendula) y el abedul blanco (Betula alba) en otoño compiten en belleza con todos los demás árboles caducifolios ya mencionados, pues durante esta estación sus hojas se tiñen de un amarillo muy característico, para luego dar paso a un marrón oscuro.
Se trata de árboles esbeltos de copas ligeras de los que llama mucho la atención su corteza porque se va desprendiendo en tiras al estar renovándose durante toda la vida. En el jardín lo más habitual es plantarlos agrupados, aunque nunca cerca de la vivienda pues sus raíces tienden a crecer de una manera extendida.
¿Sabías que el abedul es el árbol nacional de Finlandia? Ello da una pista de que se trata de una especie que tiene una alta resistencia a los fríos invernales intensos.
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Carpe
El carpe (Carpinus betulus) es nativo del oeste, centro y sur de Europa y prefiere zonas frías, con veranos suaves. Su porte es de pequeño a mediano y destaca por la particular forma de las hojas, con la nervadura muy marcada por lo que la superficie parece plisada, semejante a las hojas de las haya. En otoño estas hojas adquieren preciosos tonos amarillo dorado, antes de caer.
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Árbol de amelanchier
El árbol de amelanchier (Amelanchier arborea) presenta un porte pequeño, de alturas máximas de unos 6 metros. Se trata de una especie originaria del este de América del Norte que acepta tanto el sol directo como la semisombra y soporta hasta heladas. En otoño sus hojas de color verde claro se tiñen de unas preciosas tonalidades rojizas. Fácil de cultivar, en primavera también deslumbra gracias al nacimiento de bellas flores.
El amelanchier de Canadá (Amelanchier canadensis) es también muy parecido y hermoso. Ambos generan una baya con frutos dulces comestibles.
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Más alternativas
Otros árboles de hoja caduca que harán las delicias de toda la familia al verlos en el jardín son el roble común (Quercus robur) y sus características bellotas, árbol que frecuentemente mide 20 metros, aunque puede alcanzar los 40 metros de altura; el cerezo (Cerasus) también es una muy buena opción, un frutal que en primavera destacará poblado por infinidad de flores blancas o rosas; y, por último, destacamos el árbol de los cuarenta escudos (Ginkgo Biloba, al que también se le conoce como nogal del Japón), una planta muy ornamental que se distingue por su bella copa de forma piramidal cuyo follaje, llegado el otoño, se viste con los tonos propios de la estación.
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