Su pasión por el mar se respira en todas partes. Por eso, su casa es un edificio de once pisos que parecen olas y hay tres piscinas, en la planta sótano, en la entrada y en la azotea. El elemento agua marca toda la vida de Marina Vernicos, sexta generación de una dinastía de importantes armadores griegos. Su padre, Georgios Vernicos, es un conocido empresario griego, activista social, importante figura política y director de Vernicos Yachts, mientras su marido, Miltos Kambourides, es un emprendedor de origen chipriota, fundador de Dolphin Capital.
Su pasión es la fotografía artística que retrata el mar y el mundo submarino, ha sido protagonista de importantes exposiciones, ganadora de premios internacionales —como el primer premio en los Global Art Awards, en Dubái— y fue nominada como fotógrafo del año por National Geographic, en 2018. Ser griega es su orgullo, profundamente arraigado en sus orígenes y en la isla de Sifnos, que la vio crecer y donde reside su familia.
“Era un edificio de apartamentos. Nos encantó esta ubicación, compramos todo, lo demolinos y reconstruimos. Cada piso tiene un diferente uso: en uno dormimos, en uno comemos, en otro nadamos…”
En una ciudad como Atenas, que habla de antigüedad, la suya es una casa revolucionaria y moderna. Totalmente inesperada. Una casa con tecnologías de construcción muy especiales, con formas fluidas y geométricas, con la fachada cuyos volúmenes siguen las formas naturales del paisaje que la rodea.
—Háblame de tu familia y tus orígenes.
—Nací en Atenas, pero mis orígenes son de una isla de las Cícladas, llamada Sifnos, de donde era mi bisabuelo. Todos pasamos nuestros veranos allí. Mi familia, desde mi tatarabuelo, son armadores. Esta es la sexta generación de armadores, pero yo he roto la tradición porque me he dedicado a la fotografía. Soy hija única, así que será mi primo quien siga la dinastía de los armadores.
“Me fui a estudiar a Boston cuando tenía dieciocho años y, al regresar, trabajé para mi padre en el negocio familiar, pero no me gustó, así que decidí dedicarme a la fotografía”, nos dice Marina, cuya pasión es el mar y el mundo submarino
—¿Qué me puedes contar de tu padre?
—Además de decir que es el mejor del mundo, mi padre, Georgios Vernicos, tiene una empresa de venta y alquiler de yates, Vernicos Yachts. Mi madre trabaja con él. Se divorciaron cuando yo tenía tres años, pero siguieron siendo mejores amigos y así construyeron el negocio juntos.
—¿Cómo es una familia griega? ¿Cuáles son sus valores?
—En general, los griegos son muy cercanos a la familia, por lo que los padres son muy devotos de sus hijos. Por ejemplo, una típica familia griega nunca permitirá que su hijo vaya a un internado. Los padres griegos quieren que sus hijos se queden con ellos hasta que vayan a la Universidad. Quizá, incluso cuando regresen. Y los padres quieren velar por el futuro de sus hijos, no es como en otros países, que cuando tienen dieciocho te dicen goodbye, esto no pasa en Grecia. El padre le compra la casa a su hija, trata de organizar su vida para que, cuando regrese, lo tenga todo listo.
—¿Y tú cuándo dejaste la familia?
— Cuando tenía dieciocho años, después de terminar la secundaria, fui a Boston a estudiar Publicidad y Relaciones Públicas, al Emerson College, y obtuve mi segundo título en Negocios, en Harvard Extension School. Cuando regresé, trabajé para mi padre en el negocio familiar, pero no me gustó, así que decidí dedicar mi vida a la fotografía. He realizado exposiciones por todo el mundo. Desde el Museo de Arte de las Cícladas hasta el Museo del Louvre y en la Torre Eiffel, en París; en el Museo de Arte Hangaram, en Corea; Londres; Mónaco; Nueva York... Y he publicado seis libros.
—¿Cómo nació esta pasión por la fotografía?
—Cuando tenía nueve años, mi padre me compró mi primera cámara, en Hong Kong, así que, en mi tiempo libre, tomaba fotos, y en Estados Unidos, mientras estudiaba, tomaba fotos cuando era menor de edad. Tras mi regreso, me dediqué a ello y creé una organización sin fines de lucro donde, cada año, hago una subasta, invito a personajes famosos, hago una exposición artística, cuyo beneficio va a mi fundación, CREAID (www.creaid.com). Create to Aid es la combinación de creatividad y arte en ayuda de aquellos que más lo necesitan y asistencia a la comunidad local. En la primera subasta, en dos mil quince, doscientos estilistas crearon doscientos tote bags a favor de Médicos del Mundo. El segundo proyecto fue Designers of Lights, con los más famosos arquitectos y artistas, para crear una playroom para los niños del hospital de Atenas. El tercero, Designer Jewelry, fue para conseguir equipamiento médico para los niños del hospital de Atenas. Debido a la pandemia, no pudimos hacerlo en dos mil veinte, pero el próximo tendrá lugar en abril de dos mil veintidós.
—¿Cómo son tus fotos?
—Sobre todo, imágenes de drones y mundo submarino. Como mis padres trabajaban cuando yo era pequeña, solía ir con mi abuelo a nadar todas las mañanas durante dos horas. Y a buscar conchas marinas. Desde entonces, nado todos los días dos horas. Estoy totalmente enamorada del mar. Precisamente porque amo el mar así de intensamente, he tratado de capturarlo en todas sus espléndidas formas. He estado haciendo exposiciones durante quince años y ahora, sobre todo, vendo mis fotos en mi sito web, como también mi colección de vestidos, zapatos y bolsos, todos con mis fotos impresas.
—¿Cómo conociste a tu marido?
—Mi marido tenía tres títulos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIY), luego trabajó para Goldman Sachs y luego para George Soros, en Londres. Ahí lo encontré, fue un flechazo y le pedí que regresara a Grecia conmigo. Desde que fundó Dolphin Capital, invierte en la construcción y desarrollo de resorts de lujo, como el Amanzoe, aquí en Grecia; Amanera, en la República Dominicana, y la próxima apertura, este verano, será One & Only Kea Island, en las Cícladas. También ha fundado otros negocios interesantes.
“Conocí a mi marido en Londres, fue un flechazo y le pedí que regresara a Grecia conmigo. Invierte en la construcción y desarrollo de resorts de lujo y también ha fundado otros negocios”
—¿Qué personalidad tiene tu marido?
—Un carácter muy fuerte, más que el mío; un buen marido, un buen padre, una persona con la que puedes contar, una persona a la que admiro...
—¿Cómo encontrasteis esta casa?
—Era un edificio de apartamentos. Nos encantó esta ubicación, compramos todo, lo demolimos y reconstruimos lo que puedes ver hoy. Estamos en el centro de Atenas, que es algo que queríamos los dos, tenemos una espectacular vista de la Acrópolis y estamos al lado del bosque.
—¿Quién se ocupó del nuevo proyecto?
—Nosotros construimos y colaboramos con el arquitecto griego Dimitris Tsigos, de Omniview, para crear los interiores y exteriores. Once pisos, cada uno con diferentes usos. En uno dormimos, en uno comemos, en uno recibimos invitados, en otro nadamos, etcétera.
—Entonces, es normal para vosotros pasar constantemente de un piso a otro.
—Sí, me encanta y la decoración es muy especial. Quería mucho mármol travertino: el negro es iraní y el verde y el blanco son griegos. Me gustan los materiales fuertes que resistan todo lo que suceda. Tengo tres hijos y dos perros, no puedo encerrarlos, quiero que se muevan libremente por la casa como quieran. El mármol, la piedra beis, todos los materiales utilizados no son artificiales. Y los balcones están hechos de cristal para no ocultar la vista de la Acrópolis y el cielo abierto. Combiné tejidos como cuero y terciopelo para muebles y mucha obras de arte. Todos los cuadros son mis fotografías y las esculturas son, principalmente, de artistas griegos.
“Estoy muy orgullosa de mis hijos. Demilia tiene quince años y es muy buena estudiante; Giorgos tiene trece y mucho talento para el deporte, y la pequeña, Annezia, de once, es una emprendedora nata”
—¿Cómo es la vida en Atenas, en qué ha cambiado?
—Atenas ha evolucionado en los últimos años y se ha vuelto mucho más vibrante. Tenemos museos y fundaciones increíbles, hoteles hermosos, restaurantes realmente excelentes… Antes, la gente venía aquí de paso para ir a las islas, y ahora, vienen y pasan unos días aquí.
—Vosotros sois grandes viajeros.
—Yo he visitado ciento treinta y cuatro países y mi marido, ciento cuarenta y uno, nuestro objetivo es visitar cinco países diferentes en un año. Obviamente, no ahora, con la covid. No es porque sea griega, pero, para mí, Grecia es el país más hermoso del mundo porque es una mezcla de todo, pero me encantaron Bora Bora y la India. Navegamos mucho, pero, sobre todo, en las costas de Sifnos.
“La decoración es muy especial. Quería mucho mármol travertino; el negro es iraní y el verde y el blanco son griegos. Me encanta pasar de un piso a otro, tengo tres hijos y dos perros, no puedo encerrarlos, quiero que se muevan libremente”
—Háblanos de tus tres hijos.
—Estoy muy orgullosa de ellos. Demilia tiene quince años y estudia, son buenos estudiantes. La pequeña, Annezia, es una emprendedora nata. A los nueve años, empezó a vender camisetas a sus amigos, a los diez hizo su propio sitio web y creó joyas para venderlas en todo el mundo. Ahora tiene once años. El mediano, Giorgos, tiene trece años y un gran talento para los deportes .