10 reglas de oro para una decoración 'de revista'

La decoración de interiores está viviendo una edad dorada como consecuencia del coronavirus (su sombra es alargada), el auge del teletrabajo, el nuevo papel de las segundas residencias, convertidas en primera vivienda para algunos… De manera que, personas que antes no daban importancia al interiorismo, ahora buscan inspiración en las redes sociales o en nuestra sección ‘Casa’, convirtiéndose en muchos casos en auténticos expertos. Teniendo en cuenta esto, hay ciertas reglas que todo amante de la decoración debería conocer (y seguir) si busca una casa de revista, incluso si la busca ‘a su manera’.

1. Seguir ciertos conceptos básicos

Lo primero que tienes que hacer es analizar tu interior y usar la imaginación, para ser capaz de, al cerrar los ojos, ver tu dormitorio de matrimonio pintado de un suave azul, la pared del sofá convertida en un cuadro de arte o la cocina pequeña conquistando el salón. Porque, seamos claros, la decoración no es una disciplina dogmática, sino que debe replantearse ciertos aspectos y adaptar otros a tu personalidad, estilo de vida y condiciones de la vivienda.

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2. Respetar el reglamento del color

Ni siquiera los seguidores del blanco y los tonos crudos, se salvan de la tarea de elegir los colores idóneos para cada estancia. Aunque a priori puede parecer fácil y en tu imaginación los visualizas y los combinas sin complicaciones, usarlos para decorar una habitación no siempre es fácil, sobre todo teniendo en cuenta que son los encargados de mostrar tu estilo decorativo y tus gustos personales.

La ‘regla del tres’ debe estar siempre presente. Tres colores como máximo es garantía de armonía y, por tanto, de elegancia. La idea no es solo no mezclar demasiados colores sino, sobre todo, combinar los tonos adecuados dentro de una misma habitación. Así, los nude son más apreciados en habitaciones más íntimas, mientras que si tienes cierta debilidad por un color con una personalidad fuerte como el rojo o el naranja, lo concentrarás en una hermosa pieza o en una pared. Además, es importante saber que cada estancia tiene su paleta cromática recomendada. Así, la oficina requerirá tonos que promuevan la concentración como el azul y el violeta y el dormitorio necesita tonos relajantes, como el beis o el rosa palo (una de las tendencias de decoración del momento).

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3. Iluminar adecuadamente

Estamos ante, quizás, el mayor desafío decorativo. Muchas veces infravalorada, los aprendices ‘deco’ suelen prestarle poca atención en aras de aspectos más llamativos. Y, sin embargo, posee un inmenso poder y no solo decorativo. Al igual que ocurría con la paleta cromática, su presencia (o ausencia) define el tono de un espacio. De nuevo, se busca el equilibrio, ya que debe ser agradable sin ser agresiva, esclarecedora, pero sin cegarnos. Para iluminar con éxito, debes observar las ventanas, la orientación y los colores que pueden potenciarla o ‘hundirla’.

En cualquier caso siempre será necesario contar con varias fuentes de luz para los diferentes momentos del día. Las lámparas de suspensión serán casi inevitables y no solo por su aportación práctica, sino también por su valor decorativo. Los apliques son buenos aliados de los espacios de pocos metros, mientras que las auxiliares de pie o de sobremesa son siempre bienvenidas, tanto como iluminación puntual como por su encanto personal. De manera que cuantas más lámparas pequeñas haya, más cálida será la habitación. ¡No te cortes!

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4. Respetar y potenciar los volúmenes

Porque si la decoración es cosas de gustos, también es cuestión de observación. Antes de amueblar una habitación, es necesario observar esos aspectos que pueden pasar desapercibidos: su volumen, sus defectos y sus ventajas. De manera que sean capaces de convivir adecuadamente. ¿Cómo potenciar unos y disimular otros? Con algunas buenas ideas y con los muebles idóneos.

Lo primero que debes respetar son las dimensiones de la estancia, para no crear desequilibrios como ubicar un sofá XL en un salón mini o abarrotar de armarios un dormitorio de pocos metros. Lo principal es poner en escena muebles de volumen similar y crear espacios ligeros y acogedores al mismo tiempo. Para conseguir el éxito, determina tus necesidades diarias de antemano, preguntándote todo desde la necesidad de cambiar un sofá por dos sillones, poner una alfombra para separar el comedor del estar o prescindir de la mesa de centro.

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5. Elegir los revestimientos idóneos

Suelos y paredes juegan un papel importante en la atmósfera de una casa. ¿No nos crees? Piensa que un parqué no causará el mismo efecto que un suelo de cemento pulido, por ejemplo, o que los azulejos de la cocina no tienen nada que ver con una pared de madera. Además, hay materiales que se adaptan mejor a decoraciones nórdicas o bohemias, mientras que otros destilan carácter industrial o alma de diseño. Los revestimientos muy visuales como la pintura en colores intensos o atrevidos o el papel pintado especial también pueden establecer muy bien el tono de una estancia.

6. Prestar atención a los detalles

Una hermosa chimenea, un marco de puerta original o una abertura al exterior son detalles importantes que pueden definir la caja inicial para una nueva decoración. Piensa en la decoración de interiores como en un rompecabezas gigante, en el que deben casar todas las piezas. Parte de una idea, un material o una pieza (el sofá es el rey del salón) y crea un ambiente a tu alrededor mezclando esos elementos que crearán armonía en el corazón de la habitación. Esta técnica te permite visualizar tu futura decoración, proyectarte mejor y crear tu universo particular.

7. No abarrotar los espacios

Con el paso de los años, es normal que se acumulen un sinfín de muebles y accesorios con los que compartes una historia que, sin embargo, debes dejar atrás. Por eso, es importante que te tomes el tiempo necesario para seleccionar las piezas que ves en tu ‘nueva’ casa y deshacerte, donar o regalar todo aquello que no encuentre su sitio. Además, siguiendo esta regla ganarás en todos los frentes: en espacio y, por tanto, en fluidez en la circulación dentro de la habitación, pero también en tiempo, gracias a que los espacios con 'poco equipaje' son más sencillos de limpiar y ordenar. No hablamos de apostar por el minimalismo, sino de evitar saturar, manteniendo su alma. Crear una estancia feliz, hará que sus habitantes y visitantes quieran pasar tiempo allí. 

8. Apostar por la multifunción

La casa debe adaptarse a ti y evolucionar contigo. Y es ahí donde entra en juego la multifunción. “Este concepto es clave para dotar de dinamismo a las estancias y que un mismo espacio pueda servirnos para diferentes momentos del día. Una encimera que sirve de mesa de trabajo, usar muebles de cocina como estanterías de libros, buscar muebles polivalentes como un tocador- mesa de despacho... Así como crear paredes o tabiques móviles (puertas correderas) para separar o conectar espacios es también algo muy útil”, señala Laura Carrillo de Carrillo Proyectos. 

9. Jugar con las telas

Incluso cuando hablamos de diseños lisos, sin motivos llamativos, las telas siempre son una baza a tu favor, ya que permiten hacer cambios sin necesidad de grandes desembolsos o de obras y hacen que la casa se adapte al cambio de estación. Es importante que empieces por una base neutra y que sobre ella añadas las tendencias de temporada o los colores que encajen con tu decoración. “Si mezclas varias texturas distintas con los cojines y los plaids conseguirás dar movimiento y profundidad. Mientras que, para dar volumen, combina cojines de diferentes tamaños”, aconseja Audrey Quiles, de muy mucho.

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10. Probar antes de comenzar

Aunque con estos pasos ya puedes empezar a decorar tu hogar, nunca está de más probar el efecto antes de comprar un sofá, cortar la tela de las cortinas o tapizar la butaca. Elige muestras de tejidos, cortinas y materiales, colócalos uno al lado del otro y obsérvalos a la luz del día y por la noche o pon papel de periódico en el sitio donde va a ir el sofá, asegurándote de que entra y deja sitio libre alrededor.