Prepárate a soñar: a verte en estas casas de madera. Concebidas como dos cubos integrados en la naturaleza, con una decoración de interiores atemporal y con lo básico para disfrutar del entorno, de la naturaleza, de las vistas y de la sencillez. Este proyecto, bajo el nombre de 'El Campamento', se ubica en un promontorio estuario frente a la península de Tawharanui, en Nueva Zelanda.
En un lugar privilegiado
Con una superficie total de 100 metros cuadrados este proyecto ha sido levantado por el estudio de arquitectura Fearon Hay como dos casas de madera independientes pero que se complementan entre sí. Este singular 'campamento' se compone de dos viviendas cúbicas de estructura alistonada en madera ubicadas estratégicamente en un alto para disfrutar de las vistas, la paz y la luz del lugar.
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Con paneles de persianas en madera
Cada uno de los dos volúmenes cuenta con paneles móviles con persianas de madera, que permiten abrir o cerrar (quedando totalmente protegida la estructura) las paredes. De esta manera es posible controlar la entrada de luz y la privacidad. El acabado natural de este material encaja en el entorno, simulando la apariencia de los árboles dela zona.
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Acampar en la naturaleza
Fearon Hay Architects (https://fearonhay.com) diseñaron estas casas de manera que se pudieran adaptar al entorno en todos los sentidos. Era fundamental que permitiera el diseño un uso cómodo y sencillo con prevalencia de disfrute de la naturaleza. Ambos volúmenes se sitúan en un terreno inclinado en una posición que crea un espacio central protegido, donde se puede hacer vida al aire libre. En la cabeza de los arquitectos en todo momento ha estado la idea de un campamento. Es decir, estas casas se crean a partir de la idea de acampar en la naturaleza.
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Un concepto de mínimos
Este proyecto aboga por la sencillez en la vida, por el disfrute de lo cotidiano en calma y esto se traduce tanto en el diseño interior como exterior. Sin más materiales prácticamente que la madera y con un diseño de planos que evita otros salientes y entrantes. Solo el techo de cada una de las casas de madera se inclina ligeramente.
Líneas sencillas que organizan el paisaje
En la silueta que dibujan los módulos de madera solo destacan las chimeneas de acero, una invitación a refugiarse en el calor del hogar. La misma madera oscura que reviste el exterior, se prolonga en el interior creando un conjunto atemporal, con sobriedad y naturalidad al mismo tiempo.
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Dos módulos, dos unidades de vida
Las dos casas se ubican en posición cercana y de manera oblicua, con un ligero ángulo. En uno de los módulos se ha ubicado el dormitorio y el baño mientras que en el otro se encuentra el salón y la cocina. La idea es dividir las actividades en "dormir y vivir". Y para ellos se ha diseñado el interior cuidadosamente "para acomodar las necesidades básicas y esenciales de la vida", indican desde el estudio de arquitectura.
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La cocina: una isla en el campo
Cada módulo cuenta con 50 metros cuadrados para organizar lo básico que necesita la vida de día, en uno, y la de descanso, en otro. El de día cuenta con una isla de cocina exenta apoyada por armarios de frentes en madera. Los paneles practicables de fachada abren por completo el espacio de manera que cocinar es una experiencia más integrada en la naturaleza en este proyecto.
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Juego de transparencias
La apertura de los paneles exteriores y la combinación con paredes de cristal permite que la integración de cada módulo en el entorno sea total. El juego de transparencias hace que la luz fluya, que los límites se desdibujen y que la vida a modo de acampada sea más realista.
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Módulos completos en poco espacio
Con espacio suficiente para sentirse bien aunque sin grandes alardes de metros. Así son cada una de estas casas de madera, pequeños espacios racionalmente distribuidos que "se abren al paisaje circundante a través de sus paredes operables en lugar de ventanas, lo que acentúa aún más la relación con el exterior y la sensación general de "acampar", concluyen desde el estudio Fearon Hay.
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El interior del módulo de descanso
Mientras que el módulo concebido para la vida no cuenta con divisiones o tabiques, en el de de descanso aparecen para conceder privacidad a las estancias y ambientes. Aquí se muestra la estética interior, que afianza la de fachada a través del uso de listones de madera orientados para crear un juego según los planos. Este proyecto cuenta con dos premios: NZIA Architecture Award en 2017 y Gold 'Best Award' (DINZ Best Awards 2018).
Un baño con vistas
Y repleto de sensaciones. Uno de los paneles del módulo dormitorio se abre para integrar la bañera en el exterior. Se trata de la icónica bañera Agape Vieques, diseñada por Patricia Urquiola. En este proyecto, la experiencia sensorial viene a definir el lujo de las pequeñas cosas, ya sea sentir la brisa, escuchar los sonidos del entorno, disfrutar de la luz de la atardecer o sentir el tacto de la madera.