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Jardinería

Plantas enredaderas y trepadoras para decorar con acierto el jardín

Con claves de diseño contadas por dos paisajistas


28 de octubre de 2021 - 15:58 CEST
© Manfred Antranias Zimmer / Pixabay

Las enredaderas y las trepadoras son un tipo de plantas muy empleado en exteriores, que se utilizan para cubrir paredes, enrejados, vallas y, también, para dar sombra como en pérgolas o cenadores. Si estás valorando la posibilidad de incorporar estas plantas en tu jardín, lee antes estos consejos expertos para saberlo todo sobre ellas. Nos asesoran Fernando Nájera, fundador de Fernando Nájera Paisajista y José Abraham Pérez Palma, Técnico en Jardinería y Paisajismo y gerente en MyD Jardines Paisajismo.

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© Singular Jardinería

Un papel vital en el jardín

Este tipo de plantas tienen en casi todos los jardines un papel de crucial importancia. Fernando cuenta que: “hay que recordar que prácticamente no existen jardines que no tengan tapias, verjas, pérgolas o muros susceptibles de estar cubiertos por trepadoras y enredaderas. Son la mejor opción cuando un seto arbustivo o arbóreo no tiene lugar, y desde luego, las mejores aliadas para disimular elementos arquitectónicos como muros ciegos, tapias… Y, cómo no, son las mejores aliadas de estructuras concebidas para lucir cubiertas por ellas, como pérgolas, túneles verdes o columnas”.

En esta propuesta Singular Jardinería opta por cubrir un muro con jazmines.

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© Nicolas Lysandrou / Unsplash

¿Dónde las encontramos más?

¿Dónde emplear trepadoras y enredaderas en casa? Fernando cuenta que “el uso más abundante es en setos y separaciones de viviendas. El tamaño de muchos jardines aconseja que la separación con los vecinos ocupe lo menos posible, y si a eso le sumamos la posibilidad de que crezcan en macetas y jardineras, las posibilidades de trepadoras y enredaderas son infinitas”.

Y agrega, “adicionalmente, el segundo uso más común son las pérgolas, cenadores y porches, donde en el propio techo, o en las columnas que los conforman encuentran un buen sitio donde desarrollarse. Sus ventajas estéticas y ambientales son indudables, sombrean, refrescan y aromatizan. Por el contrario, tener un techo vivo trae consigo algunas desventajas en forma de hojas secas, insectos… que motivan que muchas veces los paisajistas nos limitemos a cubrir las columnas”.

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© Евгений Дмитриев / Unsplash

Embellecen el jardín

Hemos resumido el empleo principal que se hace de las trepadoras y las enredaderas en jardines y porches, pero pueden jugar más. Fernando da unos ejemplos: “las parras de la vid, pueden sombrear una pérgola a la vez que nos dan un delicioso fruto o las glicinias, al tiempo que sombrean nos regalan floraciones espectaculares. Así pues, funcionalidad y estética no están reñidas en este tipo de plantas”.

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© Jannet Serhan / Unsplash

Diferencias entre enredaderas y trepadoras

José Abraham nos detalla que unas y otras no son iguales. “Las trepadoras son plantas que crecen y cubren la superficie agarrándose por sí mismas, ya sea con sus ramas, raíces u otros medios, y son ideales para cubrir muros y paredes. Ejemplo de ellas son las hiedras, el ficus trepador (Ficus repens) o la parra virgen (Parthenocissus quinquefolia). En cambio, las enredaderas son las que no se sostienen por sí mismas y necesitan un medio donde agarrarse para poder crecer y cubrir una zona. En este grupo encontramos los jazmines, las madreselvas, las pyrostegias…”.

© Inkflo / Pixabay

Fernando añade que “las enredaderas, normalmente con tallos débiles, crecen enredándose en estructuras artificiales como tutores, pérgolas, cenadores… Mientras que las trepadoras, por su parte, son capaces de aferrarse a superficies más o menos rugosas y ocuparlas en toda su extensión gracias a que desarrollan unas raíces especiales, o unos zarcillos, que son capaces de adherirse al paramento o tronco de un árbol y sostenerse”.

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© Mabel Amber / Pixabay

Las mejores trepadoras

Existen menos especies trepadoras que enredaderas. José Abraham señala que “las más utilizadas en paisajismo son la hiedra y la parra virgen ideales para tapar paredes altas o en mal estado que se necesitan cubrir rápidamente, dado que tienen un crecimiento muy rápido”.

Por su parte, Fernando afirma que su especie favorita es, sin lugar a dudas, la parra virgen. Y detalla: “hay dos variedades especialmente reconocidas de parra virgen, Parthenocissus tricuspidata y Parthenocissus quinquefolia, entre las cuales no puedo decantarme fácilmente por una u otra. La primera cubre muros con una textura y un volumen más mullido y logra espectáculos cromáticos en otoño. Y la quinqueflolia, aunque no adquiere ese volumen, a cambio presenta ramas colgantes y en muros logra efectos muy estéticos. Además, ambas son relativamente poco invasivas penetrando en fachadas, grietas o tejados”.

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© Marta Roca Torelló / Espaiverd

Gran variedad de enredaderas

Desde MyD Jardines Paisajismo subrayan que en este grupo encontramos multitud de especies, de diferentes formas y colores. “Los más utilizados son los diferentes tipos de jazmines, en especial el jazmín común (Jasminun grandflorum) y el jazmín chino o falso jazmín (Trachelospermum Jasminoides), ambas muy olorosas. A destacar también la glicinia, la tecomaria, la bignonia, la pasiflora, y el plumbago”.

En este proyecto la paisajista Marta Roca, fundadora de Espaiverd, se decanta por el falso jazmín, de follaje perenne.

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© Fernando Nájera Paisajista

A prestar atención

En el caso de las enredaderas, aunque la idea es que toda estructura que las aloje o guíe quede oculta, no es menos cierto que durante un tiempo esta quedará visible, e incluso si la planta/s se secaran, se vería. “Por ello estas estructuras, mallazos o tutores tienen que ser de calidad, adecuadamente fijados y deben garantizar la estabilidad y fijación de la plantación en el tiempo. Hay que tener en cuenta que las plantas enredaderas pueden alcanzar un gran desarrollo y adquirir un peso muy considerable, y será su guía la que soporte la mayor parte del peso”, afirma Fernando.

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© Todd Trapani / Unsplash

Secretos para garantizar el éxito

Las trepadoras y las enredaderas son plantas con distintas necesidades de clima, riego y cuidados. José Abraham tiene claro que el acierto a la hora de decantarse por una especie u otra consistirá, “como siempre en jardinería y paisajismo, en elegir aquella que más se adecúe al lugar, teniendo en cuenta la exposición de sol, la zona a cubrir, las necesidades de agua, el tipo de sombra, si presenta o no floración…”.

En la imagen vemos la fachada de una vivienda cubierta de hiedra. De ella comenta Fernando que, entre las trepadoras, además de la parra virgen, es la otra opción más empleada. “Bastante más invasiva, sin embargo, sus variedades mini tienen mucho menos vigor y sus hojas pequeñas son realmente bonitas. A cambio, crecen más lentas que las de hoja grande. La ventaja de la hiedra frente a la parra es que es perenne, por lo que no deja desnudo aquello que queremos ocultar durante los meses fríos”.

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