¿No encuentras nada en tu armario, aunque aparentemente todo está en su sitio? Es hora de ponerse manos a la obra, deshacerse de todo aquello que a menudo olvidamos que está ahí y contribuye al desorden para poder hacer hueco a la ropa de temporada o las prendas que has fichado para este ‘Black Friday’. Se trata de hacer una limpieza en plan détox, que ‘purifique’ nuestro vestidor y, al mismo tiempo, traiga un poco de organización a nuestro día a día. Sabemos que es difícil deshacerse de cosas, por eso, hemos preparado estas 10 ideas prácticas que allanan el camino. Aunque recuerda que no hay mejor regla que aquella que establece que por cada prenda o accesorio que entra, uno similar debe salir.
1. Ropa demasiado pequeña o demasiado grande
Se acabaron los ‘por si acaso’. Por eso, si no te sobra espacio en tu vestidor, no debes quedarte con la ropa que no te has puesto en dos años, esperando adelgazar o engordar, según el caso. El primer paso para recuperar hueco dentro de tu armario es revisar todo lo que lleva en su percha o cajón más tiempo del necesario. Y si regalarlos te resulta demasiado difícil, dale una oportunidad y guárdalo en cajas debidamente señalizadas. Si la temporada siguiente, sigues sin echarlos de menos, definitivamente es el momento de desprendernos de ellos.
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2. Ropa deteriorada
El segundo paso consiste en revisar el estado de tus prendas y deshacerte de aquellos jerséis de lana que adoras, aunque está lleno de bolitas, esa falda ‘coronada’ con una pequeña mancha o esa camiseta de juventud, cuyo cuello luce ‘orgulloso’ algún que otro agujero. Es posible que quieras mantener un conjunto más viejo para estar y trabajar en casa cómoda, pero de ahí a plantarte delante del ordenador en plan ‘homeless’ es otra cosa, especialmente con las colecciones de ciertas marcas que aúnan comodidad y estilo. Tira o haz trapos, pero haz limpieza.
3. Prendas (bastante) incómodas
En la serie de ropa que no debería ocupar un espacio en tu armario, el tercer lugar es para aquellos jerséis que pican, pantalones mal cortados, faldas demasiado ceñidas a la cintura... Es decir, todas esas prendas que en la percha parecen perfectas, pero que al ponértelas te quedan mal o son terriblemente incómodas. Por eso, en lugar de darlas una oportunidad año tras año con el mismo resultado (ni con una camiseta de manga larga deja de provocarte urticaria esa chaqueta de lana), sácalas de tu armario y o bien tíralas o bien regálaselas a tu peor enemiga.
4. Ropa fuera de temporada
Estamos a favor de los armarios ‘timeless’, pero de ahí a que en pleno verano tu plumífero sea lo primero que veas al abrir el armario o al revés, que la falda de gasa forme parte de tu vestuario de invierno, hay un abismo que debemos salvar. Lo siento, Marie Kondo, pero son pocas las que están preparadas para tener un armario con prendas ‘todas las estaciones’, a modo de ropa unisex. Para ahorrar espacio, una buena idea es hacer un cambio de armario dos veces al año para almacenar la ropa de invierno o verano en cajas, mejor al vacío. Para liberar el vestidor, guárdalas en la parte más alta, debajo de la cama, en la buhardilla o en el sótano.
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5. Abrigos
Es una realidad que los armarios de verano son mucho más fáciles y tienen menos volumen que los de invierno. La gran parte de la ‘culpa’ de esta situación la tienen los abrigos que no solo ocupan espacio, sino que regresan del exterior con gérmenes y bacterias. Por estos motivos, es mejor colgarlos en un perchero o en un armario cerca de la entrada y mantener los vestidores despejados y con suficiente espacio para otras prendas que sí deben tener un hueco en nuestro dormitorio.
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6. Prendas que guardas por motivos sentimentales
A la hora de hacer hueco y limpieza en el armario son uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos porque dar, reciclar o tirar prendas que no nos provocan ningún sentimiento es fácil. Sin embargo, deshacerte de ese vestido que usaste en una primera cita o que te regaló tu madre cuando cumpliste 18 años es mucho más complicado. Ante esta situación valora si la pieza es realmente un tesoro y planeas exhibirla en un maniquí o enmarcarla como un objeto de arte. Si no es así, hazle una foto antes de regalarla o guárdala en la caja de cosas para el trastero. El orden exige, a veces, algún sacrificio.
7. Los zapatos
Todo depende de la capacidad y la distribución interior de tu armario, por supuesto, pero cuando hay falta de espacio para guardar en tu vestidor, a menudo es más fácil trasladar los zapatos a otro lugar. Además, a la hora de guardarlos, hay una gran variedad de posibilidades, desde un zapatero, en cajas apiladas con etiquetas identificativas, en una rincón del dormitorio en un colgador especial… Eso sí, elige una solución que te permita localizar el par que buscas de manera sencilla y sin perder tiempo.
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8. Los bolsos viejos
Si hay un accesorio que tendemos a acumular, casi a atesorar, son los bolsos, ya que parece que nunca son suficientes y cada temporada nos sentimos tentadas de adquirir uno nuevo. Dar rienda suelta a nuestra faceta de coleccionista ‘fashion’ no es el problema, lo problemático es no deshacerse de los modelos deteriorados, con un forro maltrecho o un asa rota o regalar aquellos diseños que por pequeño o grande no vas a ponerte nunca más. Una buena idea es liberar espacio en el armario para este fin y guardarlos en una estantería como objetos ‘deco’, en un baúl o en el maletero.
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9. Exceso de ropa interior
El número de braguitas, calcetines y sujetadores crece sin que nos demos cuenta, provocando que el cajón destinado a este fin esté siempre desbordado y esto haga que nos cueste encontrar el conjunto de ropa interior que queremos más tiempo del necesario. Lo primero que tenemos que hacer es revisar los calcetines huérfanos, las braguitas descoloridas o los sujetadores holgados, ya que acaban ocupando espacio en los cajones sin darles uso. Después, crea un orden con clasificadores o separadores que te ayude a mantener todo en su sitio, para que sea fácil localizar lo que quieres a la primera.
10. Perchas inadecuadas
Las perchas no solo te ayudan a mantener el orden en tu armario, sino que también contribuyen a que tus prendas estén en buen estado y sin arrugas. Por eso, debes evitar tanto las que estropean la ropa como las demasiado grandes, que ocupan valiosos centímetros. Las perchas finas son las mejores amigas de un armario pequeño porque maximizan el hueco disponible y evitan que se resbalen las prendas. Para que el efecto visual contribuya al orden, usa un solo modelo de percha en sus distintas versiones (camisas, pantalones, cinturones, lana…) y procura que todas miren hacia dentro. Recuerda que una vez que hayas hecho hueco suficiente, es importante que coloques la ropa que más usas a la altura de los ojos. Lo habitual es poner las que más te pones frente a ti o en el lado izquierdo y las que menos, en el derecho.
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