“Somos una familia singular, ya que tenemos cinco hijos, dos en común y tres, más mayores, de parte de Borja. Tienen entre dieciocho y cinco años”, nos comenta Ana Cerrato, empresaria, fotógrafa y diseñadora de Cayumas , la firma de zapatillas friulanas que, junto a su marido, Borja de Madariaga, fundó hace poco más de un año.
Casados desde hace ocho años, hace dos años y medio compraron esta casa y la transformaron en el hogar soñado para sus cinco hijos y su perrito, ‘Lápiz’. “En solo tres meses, hicimos una obra completa de la casa y posteriormente la decoramos con Lorenzo Castillo. Con Lorenzo nos une una amistad de siempre y nos encanta su estilo, elegante y cálido, tradicional pero muy actual”.
Licenciado en Derecho, con experiencia en el sector de las finanzas, Borja también es fotógrafo, pasión que, junto al arte, la literatura, la gastronomía y, sobre todo, los viajes, comparte con su mujer. Fue precisamente un viaje fotográfico a Venecia, para una exposición posterior, lo que atrajo la atención de la pareja sobre los productos típicos artesanos de la zona, “entre los que se encontraban las zapatillas friulanas en una pequeña tienda en el mismo puente Rialto. Tras visitar a varios artesanos del norte de Venecia justo antes de la pandemia y el confinamiento, la idea fue tomando forma y, en junio de 2020, en cuanto abrieron los talleres en Italia, comenzamos la producción de nuestros primeros modelos, y, un mes más tarde, por fin, el inicio de las ventas”, cuenta Borja.
Así nació Cayumas, que juega con el nombre de dos de sus hijos, Cayetano y Uma, el tercero y la más pequeña de los hermanos. “En septiembre del año pasado ya tuvimos a algunas tiendas en España interesadas en vender nuestro producto; en estos momentos, Cayumas se vende en tiendas desde Estados Unidos a Nueva Zelanda, pasando por Inglaterra, aparte de algunas plataformas multimarca internacionales. Acabamos de hacer una colaboración con la firma de moda Ailanto. Además, hemos contado con el apoyo desinteresado de personas muy conocidas, como Eugenia Silva, Tamara Falcó, Samantha Vallejo-Nágera, Gala González o Belén Hostalet”.
—¿Qué fue lo que os atrapó de la casa?
—Esta casa tiene tres factores maravillosos: espacio, tranquilidad y silencio. El espacio era fundamental: en la anterior casa no cabíamos todos. Tranquilidad, porque parece que estamos en un pueblo alejado de la carretera. Nuestra calle no lleva a ningún sitio y, en cambio, en dos minutos estás en las principales calles de Madrid. Y el silencio, porque aquí solo escuchamos a los pájaros, ni un coche ni el trajín propio de la ciudad.
“Somos una familia singular, ya que tenemos cinco hijos, dos en común y tres, más mayores, de parte de Borja. Tienen entre dieciocho y cinco años”, nos comenta la diseñadora
—¿Cómo os conocisteis?
—Hace doce años y medio Ana vivía en Ibiza, y yo fui a hacer un trabajo fotográfico a la casa de un cliente y nos encontramos allí. Desde ese mismo momento, no nos hemos separado casi ni un día…
—Y en Ibiza os casasteis hace ocho años…
—Era lo más natural, ya que Ibiza nos unió; es nuestra isla, volvemos cada vez que podemos y siempre visitamos la iglesia donde nos casamos, en San Carlos.
—Ana, tú también eres fotógrafa. ¿Fue quizás la fotografía lo que os conectó?
—Yo recuerdo llevar siempre encima una cámara fotográfica, desde los cinco o seis años. Aunque para mí es una pasión y un hobby, he ganado algún que otro premio de fotografía… y Borja, ninguno (risas). Yo necesito el contacto de la Naturaleza y el arte y que Borja se dedicase de pleno a la fotografía cuando nos conocimos, desde luego, ayudó y mucho.
—¿Cómo describirías a Borja?
—¡Guapísimo y divertido! Es una enciclopedia andante y una fuente de energía inagotable. Además, tiene una bondad inusual. Es el perfecto compañero de viaje y mi alma gemela.
“En solo tres meses, hicimos una obra completa de la casa y posteriormente la decoramos con Lorenzo Castillo; nos encanta su estilo, elegante y cálido, tradicional pero muy actual”
—Y a ti, Borja, ¿qué fue lo que te enamoró de tu mujer?
—Desde luego, su sonrisa, es mágica, perfecta, y su sentido del humor. Nos hemos reído muchísimo juntos. Además, es una mujer superlista y sensible, y de una belleza especial.
—Cuando estáis todos juntos en casa, con vuestros cinco hijos, ¿es una divertida locura o tenéis una organización perfecta?
—Con tres adolescentes y dos más pequeños, la casa nunca para. La organización perfecta es una utopía, aunque la casa, gracias a Ana, funciona con una logística e intendencia bastante notable e intentamos inculcarles la importancia de respetar horarios, colaborar en casa y ayudarse entre ellos. Lo cierto es que en casa se respira mucho amor y nos lo ponen todo muy fácil.
—¿Tenéis piezas que habéis ido recopilando en vuestros viajes, alguna de herencia familiar…?
—Sí, tenemos una chaise longue de Copenhague de estilo danés de los cincuenta, alguna lámpara también danesa, una alacena francesa… Nos encanta ir a brocantes en Francia y a tiendas de antigüedades allá donde vayamos. En cuanto al arte, también contamos con la experiencia y consejo de María de Madariaga, hermana de Borja, que es art adviser en Londres, donde vive, y que nos ayuda en la elección y adquisición de obras.
“Los libros son una de nuestras pasiones. Cuando compramos esta casa, una de nuestras preocupaciones era dónde íbamos a meter tantos libros, por eso hicimos la librería de obra”
—¿Cuál es vuestro rincón favorito?
—Es difícil elegir uno en concreto, pero, si tenemos que elegir, nos quedamos con la cocina. Nos gusta cocinar, comer bien y la filosofía slow food. Estamos preparando un pequeño libro de recetas familiares para nuestros hijos; nos encanta inculcarles la importancia de una alimentación sana y algo debemos estar haciendo bien, porque a ninguno de los cinco les gusta el fast food. También, la esquina donde está la chaise longue , porque, desde ese rincón del sofá, tienes las mejores vistas a la librería y al jardín.
—Se nota que os apasiona la lectura.
—Sí, los libros son una de nuestras pasiones. Cuando compramos esta casa, una de nuestras preocupaciones era dónde íbamos a meter tantos libros, y por eso hicimos la librería de obra. Algunos están en los pasillos superiores e, incluso, en alguno de los cuartos de los chicos mayores. A Ana también le encanta leer, siempre lleva encima el último best seller americano, libros de cocina y algún libro de espiritualidad… Es una apasionada del yoga y la meditación.
“Con tres adolescentes y dos pequeños, la organización perfecta es una utopía, aunque la casa, gracias a Ana, funciona con una logística e intendencia bastante notable”, dice Borja
—Vuestro dormitorio es como vuestro oasis, una suite con una bañera exenta…
—(Risas). Es la pregunta que hace todo el mundo: “¿Pero se utiliza la bañera?”. Pues sí, es una condición sine qua non para que Ana vaya a cualquier sitio. Se utiliza todos los días tanto por Ana como por los peques. Por otra parte, al dormitorio le queríamos dar un sentido más allá de la pura utilidad del sueño, por ello nos sirve tanto para trabajar en el escritorio como para leer en el sofá o charlar mientras Ana está en la bañera (risas otra vez). La decoración de Lorenzo Castillo es maravillosa y, efectivamente, te hace sentir como en una suite de un hotel de seis estrellas. De hecho, aunque nos encanta viajar, lo primero que echamos de menos siempre es nuestro dormitorio.
—Y el cuarto infantil es como un bosque de cuento…
—Al cuarto infantil le quisimos dar un toque natural que le diera profundidad y crear un espacio para fomentar la imaginación y creatividad de Uma y Tristán. El papel de la pared nos recuerda a los bosques costeros de Ibiza, y el columpio, un empeño de Ana, fue todo un acierto durante el confinamiento.
“Hace doce años y medio, Ana vivía en Ibiza, yo fui a hacer un trabajo fotográfico a la casa de un cliente y nos encontramos allí. Desde ese mismo momento no nos hemos separado casi ni un día…”
—Ana, ¿cuál es tu papel en el proceso creativo de las friulanas, ¿te encargas de los diseños?
—Sí, yo diseño los modelos, pienso en los tejidos y, junto a Borja, tomamos una decisión. Es una de mis funciones y quizás la que más me gusta, ya que el proceso creativo de las Cayumas lleva una investigación previa sobre aquellos tejidos que tengo en la cabeza. De hecho, esta primavera, Cayumas va a complementar el concepto terciopelo con otros materiales diferentes que estamos convencidos de que va a dar a nuestra marca una mayor proyección para todo el público.
—¿La casa es también vuestro lugar de trabajo?
—La casa solamente está tranquila después del almuerzo y no dura mucho. Cuando comenzamos con las Cayumas no se podía apenas salir de casa por el confinamiento, por lo que utilizamos varios armarios como almacén. Todavía hay veces que nos llegan cajas y cajas y durante unos días la casa parece más bien un almacén. Evidentemente, tenemos que cambiar esto, y lo vamos a hacer ya mismo. A Ana la puedes encontrar siempre en cualquiera de los dos escritorios principales de la casa acompañada de telas, reglas, pantones… (Risas).
“En el cuarto infantil queríamos crear un espacio que fomentara la imaginación y creatividad de los niños. El papel de la pared nos recuerda a los bosques costeros de Ibiza”
—Como grandes viajeros que sois, ahora que parece que la pandemia está dando un respiro, ¿cuál será el próximo destino al que os gustaría ir?
—Venecia se ha convertido en un destino recurrente en nuestro día a día, ya que es allí, en un pintoresco pueblo y en un pequeño taller del norte de Italia, donde fabricamos nuestras Cayumas, con familias artesanas que han pasado a ser parte de la nuestra. Estos artesanos han heredado este buen hacer de las friulanas de generación a generación desde antaño. Es una pena que ahora las estén imitando tanto. Solo el diseño, claro; la calidad, no, en absoluto; la friulana auténtica no usa pegamento, ni cartón, ni plásticos… Está solo cosida, no es rígida. Tardamos una hora en la realización de cada par y son un guante en el pie. Tenemos muchas ganas de empezar a viajar otra vez, sobre todo, solos (más risas), para poder retomar la fotografía de viajes. Islandia es nuestro primer objetivo y queremos hacerlo antes de fin de año.