El coronavirus ha marcado un antes y un después en muchos aspectos de nuestra vida y la higiene y la limpieza es uno de ellos, tanto de nosotros mismos (el gel hidroalcólico no falta en el bolso) como de nuestra casa, especialmente de los textiles, ya que son un verdadero caldo de cultivo de ácaros, bacterias y suciedad. La pregunta es ¿cada cuánto tiempo es recomendable lavar sábanas, manteles, toallas, trapos o cortinas? Según un estudio realizado por Mr Jeff (‘star-up’ de franquicias de lavanderías), la mitad de los españoles realizamos esta tarea una vez al mes y más de un 15% cada dos meses o más. ¿Es lo correcto? Estas ideas prácticas te desvelarán si lo estás haciendo bien.
Marca tiempos
Aunque existen unos tiempos más o menos establecidos, estos deben ajustarse al uso que haces de ellos. Así, a la hora de cambiar las sábanas no es lo mismo si sudas mucho en la cama que si no lo haces, en el caso de los trapos también influye si cocinas todos los días o comes fuera, mientras que las cortinas de una casa de un fumador, deben lavarse más a menudo. Sea cual sea tu situación, para incorporar este hábito de manera natural a tu rutina, hazlo siempre en los mismos días, así no te olvidarás y sabrás cuándo debes poner la lavadora.
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Cortinas: dos veces al año
Para que estén siempre perfectas, lo ideal es aspirarlas una vez a la semana y limpiarlas dos veces al año, coincidiendo con el cambio de armario de primavera y otoño, Aunque, si están en la cocina, la frecuencia de lavado debe ser mayor. Cómo hacerlo dependerá del tipo de tejido. Lo primero que tienes que hacer es mirar la etiqueta y comprobar si se pueden lavar en casa o hay que llevarlas a la tintorería. Si se pueden meter en la lavadora, recuerda quitar arandelas y enganches y elegir un centrifugado corto. Para que no se arruguen más de lo preciso, cuélgalas nada más terminar el programa.
Tapicerías: cada dos o tres meses
Las tapicerías son uno de los textiles que más trote sufren, por lo tanto, que mayor limpieza requieren: más o menos cada dos o tres meses. En el caso de las fundas todo es más sencillo, ya que basta con quitarlas y lavarlas según la etiqueta. El problema son los sofás y asientos no desenfundables. En este caso, deberás limpiarlo a mano. El amoniaco diluido en agua es un buen limpiador, ya que no estropea los tejidos y acaba con la suciedad. Aunque la clave está realmente en el mantenimiento. Es decir, aspira regularmente, quita las manchas al momento y si tienes niños en casa, aplica un tratamiento antimanchas, que lo mantenga impoluto por más tiempo.
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Cojines: una o dos veces al mes
El relleno de los cojines debe lavarse dos veces al año, mientras que las fundas una vez al mes si son puramente decorativos y cada 15 días si los usas como almohada para ver la televisión o cojín de suelo para cenar en la mesa de centro. Las recomendaciones de lavado dependen de la composición y las indicaciones del fabricante. Si se cae una mancha en ellos, límpiala al momento, para evitar que se quede para siempre o sea casi imposible eliminarla.
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Alfombras: dos veces al año
Tan importante como la limpieza es el mantenimiento. Es conveniente aspirarlas con regularidad con el cepillo adecuado y sin prisas, para atrapar la mayor cantidad de polvo y suciedad, y quitar las manchas lo más rápidamente posible. Además, es preciso realizar una limpieza en profundidad dos veces al año (en primavera y otoño). Para ello, después de aspirarla espolvorea una mezcla de bicarbonato sódico y sal gorda, déjala actuar toda la noche y retira, o frótala con un paño impregnado en vinagre. A la hora de guardarla, hazlo enrollada en papel de periódico, para que absorba la humedad.
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Sábanas: dos veces por semana
Las sábanas deben lavarse al menos dos veces a la semana, aunque las más estrictas consideran que para vivir en un ambiente saludable, este plazo no debe superar los tres días. Para que además de limpias, queden libres de ácaros, lávalas a la máxima temperatura. Comprueba su composición (las de algodón no tienen miedo al calor) y las indicaciones del fabricante. A la hora de meterlas en la lavadora, introduce de una en una y no la cargues en exceso, para que puedan moverse y circule bien el agua y el detergente entre ellas.
Si son de color, tiéndelas a la sombra para que no se deterioren y dóblalas lo antes posible, para que no se resequen en exceso y tengas que plancharlas. A la hora de guardarlas, usa una funda de almohada como ‘bolsa’ y mete todo el juego en ella, así las localizarás a la primera. Recuerda que es importante que estén bien secas, antes de colocarlas en el armario.
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Almohadas y edredones: cada seis meses
El protector del colchón, existe y debe lavarse (casi) con la misma frecuencia que las sábanas, mientras que la almohada y edredones es recomendable dos veces al año, ya que son un auténtico nido de bacterias, piel muerta, aceites y ácaros. Si sudas mucho o tienes la piel delicada, la almohada mejor cada tres meses.
A la hora de lavarlos, los de plumas se pueden meter en la lavadora con 3 o 4 pelotas de tenis envueltas en calcetines, para que las plumas no se apelmacen, mientras que las almohadas viscoelásticas, mejor a mano o en la tintorería. Por cierto, recuerda que debes renovarlas cada dos o tres años, para que cumpla siempre su función y esté 100% limpia.
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Toallas y alfombrilla de baño: semanalmente
Las toallas son uno de los puntos negros de los textiles de la casa, ya que están en contacto permanente con agua con lo que esto conlleva. Por eso, es recomendable lavar las de baño al menos una vez a la semana, mientras que las de manos cada dos o tres días, en función de la frecuencia del uso. Tan importante como lavarlas bien (en agua caliente y sin suavizante) es evitar que estén siempre húmedas, por lo que después de cada uso, debes extenderlas en el toallero o, incluso, tenderlas. Respecto a la alfombrilla, desde Jeff recomiendan hacerlo semanal o quincenalmente, para que no acumule demasiada humedad y se evite la aparición de hongos.
Manteles blancos: tras cada uso y antes de utilizarlos
Son una de las asignaturas pendientes en la limpieza de los textiles del hogar, ya que resulta muy difícil dejarlos blancos impolutos. Por eso, desde Las Hilanderas recomiendan que antes de lavar “lo introduzcas en una solución de bicarbonato sódico con agua o un producto blanqueante. Después, lava mejor con un detergente líquido, ya que se mezcla mejor y evita las manchas que pueden salir por el propio jabón en polvo, y a altas temperaturas (40-60º C) si son de algodón 100%”. Si tienen encajes y bordados, mejor con agua fría y jabones especiales para prendas delicadas.
Si al sacar tu mantelería especial, encuentras que tiene manchas amarillas que no recuerdas que tenía, puedes eliminarlas con lejía, el recurso más usado. Bien puedes echar una gota sobre ella, bien puedes pretratar toda la prenda sumergiéndola en lejía diluida en agua o, incluso, añadiendo unas gotas al cajetín de la lavadora, si toda la colada es blanca. Sin embargo, recuerda que puede dañar los tejidos. El bicarbonato, el zumo de limón o media taza de vinagre con media de sal durante 30 minutos sobre la mancha son alternativas que también funcionan.
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Trapos de cocina: una vez a la semana
Aunque depende del uso, es uno de los textiles más expuestos: te secas las manos, están en contacto con alimentos crudos y cuelgan expuestos a todo tipo de microorganismos. Por eso, al menos deben lavarse una vez a la semana, en la lavadora y a altas temperaturas. Las bayetas deben desinfectarse siempre después de utilizarse.
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