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Plantas de exterior

Los pensamientos, flores de invierno que llenarán de color tu jardín

Lo tiene todo: fácil de cultivar, resistente y ¡preciosa!


Actualizado 7 de septiembre de 2021 - 18:12 CEST
© Gavin Allanwood/Unsplash

Tu jardín puede seguir luciendo florido y hermoso también en otoño e invierno con la elección de plantas adecuada. Y es que hay algunas especies que alcanzan su esplendor y máxima belleza durante los meses más fríos, alegrando jardines y terrazas. Una de estas plantas es la flor del pensamiento, que no deja de ofrecer durante el otoño y el invierno. Se trata de una planta de exterior muy resistente, que requiere de pocas atenciones y muy empleada para decorar jardines y parterres. Estos son los cuidados que necesita el pensamiento. 

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© Markus Winkler/Unsplash

Características del pensamiento

El pensamiento es una planta que florece en otoño e invierno, muy resistente a las bajas temperaturas. No necesita cuidados excesivos y ofrece una amplísima gama de colores para decorar el jardín. De hecho, lo más llamativo de esta planta rústica son sus alegres y vistosas flores, que dan vida al jardín cuando el resto de plantas están en periodo de descanso. Dependiendo de las condiciones climáticas de la zona, su comportamiento puede ser anual, bianual y hasta perennes. 

Su nombre científico es viola x wittrockiana, una planta híbrida, resultado de diversos cruces realizados entre el pensamiento silvestre (Viola Tricolor) y otras clases de violetas, dando como resultado más de 400 especies con llamativas flores. 

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© Mostafa Meraji/Unsplash

Cómo es la flor del pensamiento

El pensamiento es una planta de porte pequeño, que no llega a superar los 25 cm de altura. Sus hojas son de color verde, con forma planta y ovalada. Lo más llamativo de esta planta son las flores, ya que tienen un gran tamaño en comparación con el resto de la planta. Son flores con cinco pétalos, que pueden llegar a tener un diámetro de 10 cm, dependiendo de la especie. Destacan por su amplísima variedad de colores: desde blanco, azul, rosa, violeta, blanco o amarillo; pero también por el aspecto aterciopelado de sus flores.   

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Cuándo plantar el pensamiento

Si te haces con la planta ya germinada en maceta, es en septiembre el mejor momento para incluirla en tu jardín. En cambio, si decides cultivar tus pensamientos desde semillas, el mejor momento para plantarlas en el semillero es entre julio y agosto, cuando hay muchas horas de sol al día que permitirá que la planta germine. Aun así, también puedes plantar las semillas en septiembre, aunque, cuando empiecen a germinar, tendrás que colocar el semillero bajo techo. Y es que, aunque el pensamiento es una planta muy resistente, durante la germinación es preferible mantenerla a salvo de las posibles heladas y las bajas temperaturas.     

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El riego del pensamiento

El pensamiento es una planta con pocas necesidades hídricas, excepto en el periodo de floración, cuando hay que ofrecerle agua cada unos 3 días, de manera que la tierra esté siempre húmeda, aunque evitando siempre los encharcamientos. Después, tendrás que regarla con moderación, espaciando la frecuencia de riego si la tierra está húmeda. De hecho, si llueve no tendrás que regarla. 

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© Manfred Richter/Pixabay

Dónde colocar los pensamientos

Aunque sea una planta que florece cuando hace más frío, no significa que no necesite sol. De hecho, todo lo contrario. Lo mejor es colocarlas en una ubicación donde reciba luz natural de manera directa, de manera que se produzca un desarrollo óptimo. Ahora, durante el otoño y la primavera, cuando las temperaturas son algo más altas, se sentirá más cómoda en una ubicación de semisombra. 

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© Manfred Richter/Pixabay

Cuál es el sustrato más adecuado para el pensamiento

Los pensamientos no tienen grandes necesidades en cuanto al sustrato, por lo que uno universal será suficiente para que estos prosperen. Ahora, sí es conveniente que drene bien y retenga la humedad correctamente. También puedes utilizar un sustrato para plantas con flor. 

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La poda y el abonado: más importante de lo que crees

Para que la planta siga floreciendo, es aconsejable eliminar las flores marchitas. Así la planta contará con recursos suficientes para ofrecer nuevas flores y hojas. Si el clima no es excesivamente cálido, puede que la planta tenga un comportamiento bianual o perenne, en cuyo caso, cuando empiece el calor, se recomienda podar la planta por la parte más baja del tallo, para que al año siguiente crezca y florezca nuevamente. 

En cuanto al abonado del pensamiento, ten en cuenta que esta planta consume muchos nutrientes. Así es aconsejable alternar un fertilizante para plantas con flor con un abono orgánico, como humus de lombriz. Aplícalo en otoño para que dé flores antes de que llegue el frío.  

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© Denis Lesak/Unsplash

Cómo cultivar el pensamiento en maceta

La diferencia al cultivar el pensamiento en el jardín o en maceta reside en un sustrato con un buen drenaje y que aporte los nutrientes que la planta necesita para ofrecer la floración. Sus cuidados son muy similares a cuando se planta en el jardín, aunque tendrás que tener especial cuidado con no encharcar la planta, ya que podrían pudrirse las raíces. Aplica un abono para plantas con flor una vez al mes y coloca la maceta en una zona soleada. 

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Plagas y enfermedades más comunes del pensamiento

El exceso de riego es uno de los problemas más habituales del pensamiento que, además, provocará que se pudran las raíces y las hojas. De hecho, al plantarlas se recomienda dejar algo de espacio entre los ejemplares, para que el aire circule bien y evitar así la aparición de oídio y otros hongos. 

Entre las plagas más comunes, el pulgón puede aparecer en las plantas jóvenes, siendo aún más común su aparición si el clima es templado o cálido. En los climas secos, pueden ser atacadas por ácaros.  

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