Las plantas de tu jardín, estén cultivadas en el terreno o en contenedor, necesitan hierro para estar saludables, entre otras cosas. Si les falta se produce la clorosis férrica, un problema que, aunque es importante controlar, tiene solución.
Estas son todas las preguntas que debes hacerte para saber si a tus plantas les falta hierro y cómo conseguir que lo reciban en la cantidad necesaria para estar perfectas.
¿Qué necesitan las plantas para estar sanas?
Además de agua, luz, y el dióxido de carbono y el oxígeno que toman del aire, las plantas tienen otras necesidades, que también son básicas. Una de ellas son los minerales, sin los cuales no podrían desarrollarse adecuadamente.
Entre ellos destacan el nitrógeno, el fósforo y el potasio, pero también otros como el calcio, el magnesio y el azufre. En cuanto al hierro, es también imprescindible para la salud de cualquier planta.
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¿Cómo podemos saber si a nuestras plantas les falta hierro?
No es demasiado difícil detectar que las plantas del jardín están sufriendo una carencia de hierro. Desde el mismo momento en que deja de absorber este mineral, la planta comienza a dar señales de ello: el color verde de las hojas va perdiendo intensidad y después va cambiando a un tono amarillento (excepto los nervios de las hojas, que suelen continuar siendo verdes). Los síntomas aparecen primero en las hojas más jóvenes. A veces se ven afectadas algunas ramas y otras no.
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¿Por qué se produce la carencia de hierro en las plantas?
Aunque en un principio podríamos pensar que el terreno de nuestro jardín no contiene suficiente hierro, en muchas ocasiones esta no es la razón por la que las plantas sufren clorosis férrica. A veces el sustrato contiene el mineral, pero por diferentes razones las plantas no lo asimilan.
Esto suele ocurrir por culpa del pH: si es demasiado alto (un pH básico por encima de 7) el hierro no se disuelve correctamente en el agua. El rango de pH del sustrato debe estar entre 6,5 y 7, lo que sería un pH neutro, para que las plantas absorban todos los nutrientes de la manera adecuada.
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¿Qué ocurre con las plantas acidófilas?
Las plantas acidófilas son aquellas que prefieren los suelos ácidos para crecer y desarrollarse. Se trata de sustratos con poco calcio y un pH bajo, entre 4,5 y 6. Algunos ejemplos de plantas acidófilas son, entre otras, hortensias, gardenias, camelias, rododendros, azaleas o brezo. Este tipo de plantas puede sufrir clorosis férrica con un pH más alto de 6.
¿Hay otros factores que pueden causar clorosis férrica?
Aunque la causa más habitual es un pH inadecuado del sustrato, que provoca una mala asimilación del hierro por parte de las plantas, existen otros factores que pueden provocar o fomentar clorosis férrica en las plantas:
- Si hay mucha contaminación en el aire, se puede producir una concentración demasiado alta de CO2, que no solamente en perjudicial para nuestros pulmones sino que también afecta a las plantas, facilitando la aparición de clorosis férrica.
- Las temperaturas excesivamente altas también pueden facilitar que las plantas sufran una carencia de hierro.
- Un exceso de luz podría tener este efecto secundario.
- Un abuso de abono rico en nitrógeno.
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¿Cómo afecta el agua al pH del terreno?
A veces somos nosotros mismos quienes alteramos el pH del sustrato a través del agua que empleamos para regar. Si el agua que les aportamos es muy dura, con un alto contenido en cal, es posible que el pH de la tierra aumente, provocando clorosis férrica en las plantas.
Por eso, si vives en una zona en la que el agua tiene mucha cal, lo mejor es que riegues las plantas con agua de lluvia o con agua destilada, o que añadas al agua dura unas gotas de limón o vinagre para acidificarla.
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¿Cuáles son las mejores soluciones para la clorosis férrica?
Si tus plantas tienen síntomas de carencia de hierro, lo importante es detectarlo lo antes posible y poner el remedio.
Un tratamiento de choque, rápido y efectivo, será aportar a las plantas quelatos de hierro, que están disponibles en diferentes versiones: en forma de líquido para pulverizar las hojas; para diluir en el agua de riego; o granulado para esparcir sobre el terreno, siguiendo siempre las instrucciones del fabricante.
Aporta los quelatos de hierro a tu jardín preferiblemente a primera hora de la mañana para que tus plantas los vayan asimilando a lo largo del día.
¿Es posible mejorar el sustrato del jardín?
Hay ciertas cosas que podemos hacer para tratar de mejorar el sustrato y controlar el pH del mismo, para así evitar en lo posible la temida clorosis férrica en nuestras plantas.
Para la especies que se cultivan en maceta la solución es más sencilla, puesto que solo hay que utilizar un sustrato específico para plantas acidófilas, que suele llevar un alto contenido en tierra de brezo, por ejemplo.
Cuando se trata de mejorar el terreno del jardín, el asunto se complica aunque también hay cosas que se pueden hacer. Podemos, por ejemplo, añadir turba ácida hasta alcanzar el pH adecuado. También podemos emplear mantillo o materia orgánica como humus de lombriz, sulfato de hierro o azufre. En cualquier caso debe utilizar un medidor de pH para controlarlo.
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¿Existen soluciones caseras para prevenir la clorosis férrica?
Ahora que hemos hecho un repaso por las alternativas comerciales para prevenir y tratar la falta de hierro en las plantas, vamos a darte una receta casera para preparar un abono de hierro. Puedes fabricarlo en casa y añadirlo a las plantas, porque resulta efectivo.
- Busca tornillos, clavos, tuercas y cualquier otro elemento de hierro, y mételos en una botella de plástico con agua.
- Añade una pequeña cantidad de azufre para que reaccione con el hierro y el agua). Deja reposar.
- Agita la botella varias veces al día. El hierro entra en contacto con el oxígeno del agua y produce óxido de hierro.
- Emplea el líquido resultante para abonar las plantas añadiendo pequeñas cantidades al agua de riego.
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