Preocupados como estamos por el medioambiente resulta muy interesante plantear un jardín seco que es, básicamente, un jardín sin riego. Pero para ello se tiene que estudiar muy bien la selección botánica que debe componerlo. Además, sí hay momentos puntuales en los que el aporte de agua será imprescindible. Profundizamos sobre todos estos aspectos con Jordi Sánchez San Miguel, director creativo de Simbiosi Estudi y Santiago Herrero de Egaña, biólogo paisajista en Paisajes Pensados. Estos paisajistas nos asesoran sobre cómo diseñar un jardín seco con éxito.
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¿Qué es un jardín seco?
Ambos expertos coinciden en decir que un jardín seco es aquel que consume los mínimos recursos hídricos posibles para prosperar y desarrollarse. En la fase de crecimiento de las plantas sí es probable necesitar el riego.
Santiago afirma: “desde mi punto de vista es un jardín que está diseñado y construido para que, una vez establecido, no necesite apenas aporte de agua de riego más allá de las lluvias, para mantenerse sano y bello. Por tanto, dependiendo del medio en el que el jardín se proyecte, se podrán utilizar unas plantas u otras adaptadas a ese medio. Es un modo de jardinería muy interesante que requiere un mayor conocimiento botánico”.
Jordi, por su parte, explica: “bajo los preceptos de la xerojardinería [es decir, diseñar y construir jardines con bajo consumo de agua] y de una manera más o menos estricta, en Simbiosi Estudi proyectamos espacios adaptados a las condiciones del clima mediterráneo, ya que ante la perspectiva del cambio climático, reformular la manera de entender y diseñar nuestros jardines es ineludible”.
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Premisas a seguir
Esto no cambia respecto a ningún tipo de diseño de jardín, antes de nada el paisajista debe conocer los condicionantes del espacio a proyectar, es decir, climatología, pluviometría media, insolación. Jordi, de Simbiosi Estudi, apunta: “una vez recopilados estos datos, hacemos la selección vegetal en consonancia. Para nuestros diseños, de inicio no contemplamos el césped como cobertura vegetal, intentamos asociar especies con necesidades similares que presenten contrastes atrayentes, incorporamos acolchados de grava de diferentes granulometrías, creamos recorridos funcionales, establecemos puntos focales...”
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¿Ofrece una estética particular?
Pues tal y como nos cuentan los expertos, varía en función de la climatología. Desde Paisajes Pensados cuentan: “creemos que se puede diseñar un jardín que necesite poca o ninguna agua de muy diferentes formas, dependiendo del clima y el suelo que tengamos. Cuando hablamos de jardín seco, se nos viene a la mente la grava, las plantas crasas, aspecto ‘minimalista’, pero no tiene por qué ser así. Basta con mirar a nuestro alrededor para ver que en la naturaleza se dan formaciones boscosas y arbustivas muy interesantes paisajísticamente que nadie riega”.
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Jordi, detalla que “sirviéndonos de la flora mediterránea como inspiración, podremos combinar vegetación de follaje plateado, velludo y aromático, brillantes gramíneas que se agitan con la más mínima corriente de aire, suculentas de porte arquitectónico, arbustos de un verde profundo... un espectáculo de texturas, formas y colores. Sin excusas. No debemos renunciar a crear jardines atractivos, más bien al contrario, existen infinidad de especies tolerantes a la sequía disponibles, y los catálogos se amplían constantemente gracias al arduo trabajo de diversos viveros especializados”.
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No lo confundamos con los jardines de bajo mantenimiento
Como nos comentan desde Paisajes Pensados: “un jardín de bajo mantenimiento se proyecta para ahorrar tiempo de cuidado y un jardín sin riego se diseña para ahorrar agua. Lo interesante es que ambas cosas pueden ir de la mano. En nuestra empresa diseñamos jardines que dialogan con su medio y que se adaptan al mismo”.
Simbiosi Estudi ahonda en la explicación que diferencia una propuesta de orta: “un jardín seco tendrá los mínimos requerimientos hídricos gracias a la selección botánica prevista. Otro tipo de jardines también pueden ser de bajo mantenimiento en cuanto a la exigencia de podas, aplicación de fitosanitarios, limpieza... pero sí precisan una aportación de agua regular para desarrollarse correctamente”.
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¿Hay que renunciar al césped?
Un jardín seco podrá contar hasta con césped, si las condiciones climáticas son óptimas, por ejemplo. Mientras que en un jardín de bajo mantenimiento se recomienda que no se incorporen en el diseño, porque requieren de altos cuidados.
“Dependiendo del clima, no tenemos por qué renunciar a tener una bella pradera biodiversa y cambiante en algún lugar de nuestro jardín. Incluso nos podemos acostumbrar a que nuestra pradera se agoste y pardee en ciertos momentos, aprendiendo a ver la belleza en ello”, afirma Santiago, y prosigue: “dependiendo del clima y del suelo que tengamos, tendremos que seleccionar plantas que, una vez establecido el jardín, puedan ser autónomas. Es decir, plantas que puedan desarrollarse felizmente con las condiciones climáticas que tengamos sin aporte de agua. No hay que hacer ninguna renuncia de antemano, pero sí que hay que escuchar y conocer al medio en el que el jardín se desarrolla”.
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Especies botánicas más habituales
Normalmente las plantas autóctonas son una buena base. Desde Paisajes Pensados, nos amplían este dato: “las plantas autóctonas de la zona y los paisajes circundantes pueden ser un buen punto de partida, que luego se puede ampliar con plantas de otras zonas del globo con requerimientos parecidos. El listado de especies cambia mucho si el jardín se va a construir en la cara norte de Gredos o en la cara sur, por poner un ejemplo. Conociendo los requerimientos de cada planta, se pueden crear jardines tan diversos como el diseño requiera. Yo suelo recurrir a los planos de vegetación potencial, son planos que detallan las formaciones vegetales que podría llegar a haber en la zona en la que estoy trabajando si no hubiera habido acción humana. ¿qué tipo de bosque habría aquí si no se hubiese hecho esta ciudad o urbanización?”.
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Selección vegetal en jardines mediterráneos
Simbiosi Estudi es una empresa catalana que trabaja casi exclusivamente en el ámbito mediterráneo. Es por ello que algunas especies presentes en sus propuestas cuando crean jardines secos son “gramíneas, como Hyparrhenia hirta y Stipa gigantea, arbustos como Euphorbia characias y Pistacea lentiscus, plantas de menor tamaño como Salvia argentea, Euphorbia rigida y Stachys byzantina, suculentas como Sedum sediforme, o árboles como el olivo (Olea europaea) y la encina (Quercus ilex).
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Adiós riego, ¿en todo momento?
Hay periodos en los que las plantas crecen y por muy resistentes que sean sí necesitaran riegos. Lo especifica Jordi: “uno de los atractivos de este tipo de jardines es no depender de ningún tipo de riego automático, aunque para ello deberemos conocer muy bien los periodos de latencia y actividad de la selección botánica planteada. En ocasiones, sobre todo al inicio, efectuaremos diversos riegos profundos que ayuden a sobrellevar etapas especialmente sensibles durante el crecimiento y progreso de nuestro jardín”.
Sobre este aspecto, Santiago añade: “hay que plantar las especies apropiadas y en la época del año apropiada, otoño generalmente, para que aprovechen las lluvias. Los primeros veranos pueden hacer falta algunos riegos ocasionales para asegurar la supervivencia. Es bueno que estos riegos estén espaciados en el tiempo y asegurarse de que el agua llega por debajo del cepellón. Es mejor un riego abundante y profundo que varios superficiales de poca agua. De esta forma, las plantas desarrollan su sistema radicular en búsqueda del agua y no se quedan en la superficie”.
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