En plena playa de Las Salinas, la más famosa de Ibiza, surge la casa del actor y productor Joan Gràcia y su mujer, Ana Fernández. Inmersa y casi escondida entre cactus, plantas mediterráneas y grandes zonas de vegetación natural, la blanca vivienda se asoma al gran mar azul del Mediterráneo. El salón exterior, en color blanco encalado, es muy amplio y está decorado con cojines de refina dos tejidos étnicos en tonos pastel, naranja, amarillo y pistacho; con lámparas en rafia o croché de estilo chic, y con las importantes pinturas del gran artista Mario Arlati, vecino suyo. La mesa está vestida con alegres platos mexicanos, la cocina desprende aromas de una comida exquisita y la despensa está llena de champán helado. El interior es totalmente blanco: suelos, sofás y dormitorios, con un mood que celebra lo natural, el amor y el romanticismo. Las colchas son de encaje, los grandes cojines están bordados y las esculturas son obra del propio Joan, a quien le encanta recoger piezas de Las Salinas y transformarlas en objetos decorativos. Objetos irónicos que hablan de su historia. La casa es su lugar mágico, donde desconectar de la vida nocturna más excitante y codiciada de Ibiza.
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Una vida llena de éxitos
Joan, famoso por los éxitos mundiales de Tricicle, la compañía de teatro cómico que fundó, hace más de cuarenta años, junto a Carles Sans y Paco Mir, inventó la fórmula Lío, la cena espectáculo que abrió una nueva era de diversión en la isla más cool del Mediterráneo. Una fórmula de alto nivel que suma sorpresa y adrenalina. Un lugar que es icónico en todo el mundo. A su lado está la espléndida Ana, reluciente de alegría, de sabor social y de belleza. Dos hijas completan el cuadro familiar perfecto. Guapas, ambiciosas, determinadas. Modeling y fashion, sus palabras clave. Qué suerte tener una familia así en ¡HOLA!, con tantas ganas de comunicar alegría, de disfrutar y de reírse junto al gran maestro.
“Ana es una mujer guapísima, encantadora y con un carácter que te hace fácil la vida. Me gustó su pasión por la gastronomía, que compartimos y hemos trasladado a nuestras hijas, Carlota y Julieta”
—Joan, tienes una vida llena de éxitos.
—He dedicado cuarenta años al teatro, he sido payaso en la compañía Tricicle, he actuado en veinte países del mundo, entre ellos, España, Argentina, Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra, China, Japón, Italia y Finlandia; hemos creado espectáculos y películas y hemos dirigido musicales. Un poco de todo.
—¿Cuáles crees que son las claves del éxito de Tricicle?
—La fórmula es haber creado un tipo de humor atemporal, usando temáticas entendibles para toda clase de público y un tipo de gesto universal que llega a todo el mundo.
“En esta casa podemos hacer una vida muy diferente de la que hacemos por la noche en Ibiza. Pasamos de los tacones y las lentejuelas a las chanclas y los pareos”, nos cuenta Ana, que se dedica a la organización de eventos para empresas y familias
—¿Como por ejemplo...?
—Slastic, un espectáculo con el deporte como tema central, donde prácticamente todo es gestual. Buscamos la parte cómica del deporte sin utilizar la palabra. Es un espectáculo absolutamente internacional y con el que hemos hecho más de mil quinientas actuaciones. Participamos en la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en mil novecientos noventa y dos, donde se presentó por primera vez el humor en una ceremonia olímpica.
—¿Seguís actuando?
—Después de cuarenta años, pensamos que era el momento perfecto para dejarlo, porque es mejor que te retires a que te retire el público. Pero, como Tricicle, seguiremos en activo, de ahora en adelante, como directores y productores. Eso sí, seguramente, a finales del año dos mil veintidós, realizaremos unas actuaciones que quedaron pendientes con la pandemia. Cuando uno se dedica al mundo del espectáculo, nunca dejas de pensar que, quizá, un día vuelvas a actuar; como los toreros, que nunca se cortan la coleta.
Joan: “Nuestras hijas son nuestro mejor proyecto. Carlota, la mayor, es más introvertida, como yo, Julieta es como su madre: abierta, simpática y arrolladora”
—¿Como se te ocurrió la idea de Lío?
—Fue estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Ricardo Urgell, fundador de Pachá, se había quedado el Lío y me preguntó si me atrevía a crear un espectáculo de cabaret. Tardé cinco segundos en decirle que sí y, conjuntamente con Francisco Ferrer y un equipo maravilloso, seguimos estando aquí, once años después.
—O sea, que tuvisteis un exitazo increíble.
—Yo creo que fue un éxito porque el mundo del dinner show estaba como parado. Lo que hemos hecho en Lío es renovar el mundo de las variedades, mezclando muchos estilos, muchos artistas que proceden de muchos lugares diferentes y haciendo un espectáculo pensando siempre en que el público se divierta. Los clientes vienen a cenar y saben que los vas a sorprender. El Lío es magnífico, la ubicación es incomparable y la mezcla de gastronomía, espectáculo y club produce un resultado de excelencia. Es una forma de diversión nueva y que ha marcado tendencia con la proliferación de nuevos dinner shows en todo el mundo. Y el grado de satisfacción con el que sale el cliente es del ciento veinte por ciento. La fórmula es buena gastronomía, gran servicio, un espectáculo espectacular y una interactuación que convierte a los clientes en artistas. El tema de este verano es Hea ven & Hell. Son los contrastes de la vida. Pecados veniales llevados a un escenario: la sensualidad, la belleza, el disfrute de los manjares, la seducción... Todo servido con elegancia y respeto hacia el cliente.
“En una de nuestras primeras citas, Ana me invitó a cenar a su casa y, al abrir su nevera, me di cuenta de que nos entenderíamos”
—¿Qué planes tenéis de cara al futuro?
—Acabamos de abrir en Mykonos, en octubre montaremos una pop up en Las Vegas, a mediados de noviembre abrimos en Dubái y, en el dos mil veintidós, en Londres, o sea, que tenemos un futuro muy liado.
Treinta años juntos
—¿Cómo os conocisteis Ana y tú?
—Cuando nos conocimos teníamos parejas distintas y nos encontramos, ya solteros, en una fiesta de una amiga común. Nos estuvimos conociendo unos días y luego la rapté y la llevé Galicia a comer marisco, que es lo mejor para el amor.
—Y os casasteis.
—Al cabo de dos años nos casamos y llevamos treinta juntos.
“Este lugar es una oda a la tranquilidad”, nos cuenta el artista. “Es mejor que te retires a que te retire el público. Pero seguiremos en activo como Tricicle, ahora como directores y productores”
—¿Cómo describirías a Ana?
—Ana es guapísima, encantadora y con un carácter que te hace fácil la vida. Me gustó su pasión por la gastronomía, que compartimos y hemos trasladado a nuestras hijas. En una de las primeras citas, me invitó a cenar a su casa y, al abrir su nevera, me di cuenta de que nos entenderíamos. Además, es una gran madre y una mujer emprendedora que ama su trabajo.
—Y a ti, Ana, ¿qué fue lo que te enamoró de él?
—Muchas cosas, pero, sobre todo, su humor y su sensibilidad, a veces, casi femenina. También me enamoré de su cabeza, porque tiene talento creativo y es muy visionario. He aprendido mucho con él y de él. Yo me dedico a los eventos para empresas y familias y, hace unos años, creé La Troop, una empresa que genera buenas energías a través de intervenciones artísticas y con artistas. Nuestra misión es divertir y crear momentos y situaciones mágicos y especiales en los eventos que realizamos.
Ana: “Hemos veraneado muchos años en Menorca y teníamos una casa preciosa encima del mar. Cuando decidimos trasladarnos a Ibiza, buscábamos algo parecido y encontramos esta maravilla”
—Háblame de vuestras hijas, Joan.
—Carlota y Julieta son nuestro mejor proyecto. Carlota, la mayor, es más introvertida, como yo, porque fuera del escenario soy muy normal, rayan do lo serio. Estudió Gestión Hotelera, pero lo aparcó para dedicarse al mundo de la moda y, conjuntamente con una amiga, creó Mais x Frida, una marca de joyas que ellas diseñan y producen. Tiene un gran sentido de la estética. Julieta es como su madre: abierta, simpática, arrolladora... Ha sido una artista toda la vida. Finalizó su carrera de Diseño de Interiores y, recientemente y casi por casualidad, ha aterrizado en el mundo de la moda como una buena futura modelo.
—¿Y qué nos podéis contar de esta casa? ¿Qué supone para vosotros?
JOAN.—Bueno, ¡es una oda a la comodidad!
ANA.—Veraneamos muchos años en Menorca y teníamos una casa preciosa encima del mar. Cuando nos trasladamos a Ibiza, buscábamos encontrar algo parecido y encontramos esta maravilla. El lugar es mágico, en Las Salinas. Para mí es desconectar, estar con la familia, nadar, pasear… Podemos hacer una vida muy diferente de la que hacemos por la noche en Ibiza y pasamos de los tacones y lentejuelas a las chanclas y el pareo.
“Lío ha triunfado porque el mundo del ‘dinner show’ estaba parado. Lo que hemos hecho es renovar el mundo de las variedades, mezclando muchos estilos y muchos artistas de lugares diferentes”
—¿Cuál es la filosofía de vuestra vida?
—Reír, disfrutar y tomar la parte buena de la vida.