Las cocinas sin armarios altos son una de las tendencias de decoración del momento, por su encanto, su aire moderno y su visión del orden, que reduce los elementos que precisamos a lo mínimo (Marie Kondo nos aplaudirá por ello). Aunque nos encantan y queremos copiarla en nuestra casa, lo cierto es que tienen una sombra: la capacidad de almacenaje se ve reducida, con todo lo que esto implica. Por eso, el primer paso es hacer limpieza y poner orden en la cocina. Recuerda ser crítica y, al igual que haces con el armario ropero, establecer qué cosas son necesarias, qué accesorios llevas meses (o años) sin usar, qué pequeño electrodoméstico no has enchufado nunca ni piensas hacerlo, aunque te da pena deshacerte de él…
Una vez realizada la ‘limpieza general’ toca buscar sistemas de almacenaje que permitan tener todo a mano, de manera sencilla. Estas ideas prácticas, que no están exentas de polvo (casi todas son soluciones abiertas), te ayudarán a conseguirlo. En este ambiente de Ballingslöv, los módulos inferiores que ocupan todo el frente de pared a pared, los de la isla y la estantería en la hornacina demuestran que no necesitas armarios superiores para tener sitio para guardar. ¡Toma nota!
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Baldas con recorrido
Las baldas son una de las mejores soluciones para multiplicar la capacidad de almacenaje, sin recargar. Puedes ponerlas a juego con los muebles, de madera (un clásico tan versátil como decorativo) o en un material o color que contraste y aporte su propia personalidad al ambiente. Para aprovechar al máximo la pared, instala una o dos de pared a pared o colócalas de forma libre, adaptándose a tus necesidades y gustos. En esta propuesta de Rehau, el módulo de persiana sobreencimera te brinda un espacio extra para guardar los pequeños electrodomésticos y los accesorios más grandes, además de resultar tremendamente decorativo.
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Para todo tipo de cocinas
Son una buena baza en cocinas pequeñas, pero también en las ¡grandes! donde los metros no son un problema. En las primeras, aligeran las paredes, multiplican la luminosidad y proporcionan sensación de amplitud, mientras que, en las segundas, donde los módulos bajos y las islas son capaces de hacerse cargo del almacenaje (como en esta propuesta de Siemens), ayudan a crear espacios de diseño, con una estética moderna. Evidentemente, en una cocina para dos, la cuestión de almacenaje es más fácil de solucionar, mientras que en las familiares has de poner a trabajar el ingenio y el buen criterio que toda ama de casa tiene en su poder.
La isla: almacenaje extra
Las islas dan mucho juego en las cocinas actuales, tanto como lugar de almacenaje como ejerciendo de ‘office’, superficie de trabajo extra o, incluso, como sitio para hacer los deberes o trabajar. Para sacarles mayor partido, añade cajones y armarios en la parte inferior para usarla como despensa o guardar en ella desde cacerolas y sartenes hasta todos los pequeños utensilios que usas a diario. Si quieres que resulte más ligera deja una zona abierta, como en esta propuesta de Terratinta Group, y coloca baldas para los objetos más decorativos o para tus libros de recetas. Si aún necesitas más sitio, los estantes en la pared son siempre eficaces y prácticos.
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La campana existe
Cuando necesitas espacio para guardar, el ingenio puede ayudarte a ver soluciones donde no parece que las haya. Así, una campana decorativa, y no hace falta que sea una de obra o con estantería superior, puede brindarte un valioso hueco para colocar desde las plantas aromáticas con las que sueles condimentar tus platos hasta el aceite, la sal y las especies. Lo único malo de esta idea es que, al estar en la zona de fuegos, se mancha más, por lo que debes evitar poner cosas que sean delicadas, difíciles de limpiar o de poco uso. De esta propuesta de Ercol puedes copiar otras buenas ideas, como la balda y el aparador de madera, que se incorpora a la cocina multiplicando el espacio de almacenaje.
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Módulos inferiores con más capacidad
Cuando decides prescindir de los módulos altos, debes centrarte en sacar partido a los inferiores instalando gavetas o cajones altos, que te permitan guardar tanto la vajilla como las sartenes y las cacerolas. Una solución muy práctica que logra tener todo a mano. Además, planta cara a los dos principales problemas a los que se enfrenta este tipo de distribución: la exposición al polvo y la suciedad y el caer en la tentación de usar la encimera como módulo de almacenaje, abarrotándola de cosas, que impiden que desempeñe su función principal como superficie de trabajo.
Almacena en vertical
El almacenamiento en vertical es una de las máximas del orden en casa y de los espacios de pocos metros. Y en este tipo de distribuciones, sin armarios altos, se convierte en el mejor aliado para ganar sitio para almacenar. Se trata, eso sí, de aprovecharlas no de sobrecargarlas con demasiados accesorios, que la hagan parecer un puesto de baratillas de un mercadillo. Por eso, como en esta propuesta de Abimis, recurre a las baldas como elemento central sobre el que gira el resto de la decoración y usa ganchos, soportes para el rollo de papel, accesorios con imán para los cuchillos…
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Despeja las ventanas
Si tus ventanas son la razón de que tengas que prescindir de los muebles altos, procura mantenerlas despejadas y aprovechar al máximo su potencial para dejar pasar la luz y ampliar los metros o para usar el alfeizar como un práctico estante para libros, plantas y objetos decorativos. Por cierto, si las paredes desnudas te parecen demasiado frías y quieres dar un toque de calidez, que rompa el minimalismo, píntalas de un color que destaque del resto o decóralas con cuadros y fotografías, que proporcionen una pincelada ‘deco’ llena de estilo. En este ambiente de Kvik, el azul acapara todas las miradas, mientras que los cuadros y el portacuchillos imantado completan el conjunto.
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Usa el techo
El techo puede brindarte una superficie ideal para colgar ganchos y estanterías que aprovechen al máximo la altura de la estancia. Esta idea que recuerda a las cocinas rústicas con las cacerolas y las ñoras colgando de la campana o de un soporte es tremendamente práctica, además de decorativa. Así, en esta cocina de planta rectangular (Beija Flor), la ausencia de módulos altos que abigarrarían el espacio se compensa con barras que cuelgan del techo con cacerolas y sartenes, una balda metálica y un alfeizar con hueco para colocar objetos y plantas.
Aprovecha cualquier hueco
No hay rincón ni ‘hueco muerto’ que no pueda tener una función y que no pueda convertirse en un almacén para las cosas de cocina. En esta propuesta de Ballingslöv, la hornacina junto al fregadero se ha aprovechado para crear una estantería abierta, muy práctica para dejar los libros de recetas o los licores, por ejemplo. Según lo que quieras colocar, recuerda que los estantes con menos de 20 cm de fondo son perfectos para la cristalería y las botellas, mientras que si quieres poner fuentes y platos, estos deben tener unos 30 cm.
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