El arce japonés (Acer palmatum) es un árbol pequeño, pero de apariencia muy decorativa, con el que podrás poner color y un toque muy elegante en tu jardín. Sus hojas mostrarán un bonito color rojo intenso, naranja o verde en función de la variedad y de la época del año.
Una explosión de color
De todas las características que posee el arce japonés, el increíble colorido de sus hojas es la que resulta más atractiva, a pesar de que se trata de una especie caduca, que pierde las hojas en otoño.
Además, este árbol procedente del continente asiático es resistente y fácil de cuidar, y no crece demasiado (alcanza entre 6 y 10 m de altura máxima). Se cultiva frecuentemente como bonsái.
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Las hojas, su verdadero encanto
Son muy apreciadas por su color y por su forma. Están divididas en lóbulos muy marcados, que les dan una apariencia original.
En cuanto al colorido del Acer palmatum, en función de la variedad se pueden encontrar ejemplares de diferentes tonalidades: rojo, naranja, amarillo o verde.
Además, las hojas de los arces van cambiando de color con el paso de las estaciones, en función de la temperatura y la radiación solar. En ciertas épocas el color de los arces es un auténtico espectáculo.
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¿Dónde lo planto?
Merece la pena dedicar el tiempo necesario a la tarea de buscar el mejor emplazamiento para tu arce japonés, ya que de ello dependerá su desarrollo posterior. Será un lugar luminoso pero sin sol directo, ya que sus hojas no soportan estar a pleno sol.
El arce japonés es un árbol que no lleva bien las altas temperaturas, así que si vives en una zona muy calurosa en verano lo mejor será que lo coloques a la sombra en un rincón fresco. Durante los primeros años es importante que esté protegido de los vientos fuertes.
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También en maceta
Por su reducido tamaño, el arce es un árbol perfecto para cultivar en contenedor, siempre que este sea lo suficientemente grande.
- Para tener éxito en el cultivo debes procurarle un sustrato con un pH bajo (de entre 4 y 6), especial para plantas acidófilas.
- A la hora de regarlo, tendrás que estar más vigilante que si lo plantas en el terreno para evitar que pase sed. Lo ideal es un riego frecuente pero con poco agua.
- Es importante trasplantar el arce japonés cada dos años a una maceta de mayor tamaño. Hazlo a principios de la primavera antes de que el árbol comienza a brotar, aunque debes asegurarte de que ya no haya riesgo de heladas.
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La temperatura ideal
El arce japonés es un árbol que soporta muy bien el frío. De hecho, puede aguantar heladas extremas y temperaturas de hasta -10º C, por lo que no tendrás problema en invierno aunque vivas en una región fría.
Más nos debemos preocupar por el calor, ya que el arce no resiste las altas temperaturas ni la sequía. Si crees que está pasando calor aumenta la frecuencia de riego.
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El mejor riego
Establece para tu arce japonés una pauta de riego bastante frecuente, ya que se trata de un árbol que necesita bastante agua para crecer, sobre todo en verano.
En estas semanas tan calurosas tendrás que regarlo con frecuencia, unas cuatro veces a la semana. Después en invierno bastará con unos dos o tres aportes semanales.
Un consejo: si puedes riégalo con agua de lluvia o, en su defecto, con agua un poco ácida.
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Que no le falten nutrientes
Aportar al arce japonés los nutrientes que necesita para afrontar con éxito la primavera y el verano es fundamental para que tu arbolito no sufra. Comienza a fertilizarlo un poco antes de que comience la estación más florida del año y no dejes de hacerlo hasta bien terminado el verano.
Es conveniente que elijas un abono específico para plantas ácidas y que sigas las recomendaciones de uso facilitadas por el fabricante, para no pasarte con la dosis ni quedarte corto.
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¿Hay que podarlo?
Le vendrá bien a tu arbolito una poda de formación anual para mantener su porte elegante. Conviene realizarla a partir de otoño y hasta finales del invierno.
Tendrás que eliminar las ramas que estén enfermas o dañadas, así como las que se entrecruzan, e ir cortando las que estén demasiado largas.
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Plagas y enfermedades
El arce japonés es un árbol resistente. Si le proporcionas los cuidados que hemos explicado no tiene por qué verse afectado por ninguna plaga, pero siempre puede ocurrir algún contratiempo que cambie las pautas de cultivo y termine por exponer al arbolito a las plagas.
Por ejemplo, si lo regamos en exceso pueden aparecer hongos y también cochinilla algodonosa, un insecto que se alimenta de la savia de la planta.
Por el contrario, si el ambiente es muy seco podría sufrir una plaga de pulgón o de araña roja. Ajustar el riego, sin encharcar el sustrato, es la manera de acabar con estos problemas.
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