¿Tu cocina está vieja y anticuada? ¿Necesita un buen lavado de cara? Si la respuesta a estas preguntas es sí pero no es el momento de meterte en costosas y molestas obras, sigue leyendo porque vamos a darte una idea genial para renovarla de una manera sencilla y asequible: cambiando el suelo viejo por un pavimento vinílico.
Es resistente, decorativo y, además, muy fácil de instalar. Lo podrás hacer tú mismo en una tarde.
Las ventajas del vinilo
Si cuando oyes las palabras suelo vinílico te vienen a la cabeza imágenes de los antiguos suelos de sintasol de la casa de tu abuela, ve abandonando la idea porque los pavimentos de vinilo de hoy poco (o nada) tienen que ver con aquellos suelos del pasado.
En la actualidad el suelo vinílico no solamente es una opción perfecta si buscas un material resistente y duradero, sino que además son muy decorativos. Imitan con gran realismo diferentes materiales, desde la madera al cemento pulido pasando por las baldosas hidráulicas o los suelos de cerámica.
Una opción genial para cambiar el suelo de la cocina con ¡muy poco esfuerzo y un gasto mínimo.
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Elige materiales de calidad
En el universo de los suelos vinílicos, igual que sucede con el resto de materiales, hay muchas alternativas para escoger, de mayor o menor calidad y precio. Y dado que se trata de un revestimiento económico, lo mejor será elegir un producto de calidad que te garantice mayor durabilidad.
Existen suelos vinílicos fabricados con PVC de alta resistencia que presentan mayor densidad y estabilidad, y soportan mejor el desgaste.
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Variedad infinita
Es uno de los alicientes para instalar un suelo vinílico en tu cocina: la gran cantidad de diseños y modelos diferentes que puedes encontrar. De esta manera te resultará fácil dar con un pavimento que armonice con los azulejos de la cocina y con el mobiliario.
Puedes optar por un suelo que imite la madera, las baldosas o la piedra. Si elijes la primera opción, encontrarás numerosas opciones de color y acabado, desde maderas claras y luminosas o teñidas de blanco, hasta las más oscuras y elegantes.
Para cocinas de diseño industrial, nada como los suelos vinílicos que dan la apariencia de cemento pulido. Están disponibles en diferentes colores y acabados.
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Apto para zonas húmedas
A la hora de elegir los materiales que vamos a instalar en la cocina hemos de pensar que deben ser resistentes a la humedad, al igual que en el cuarto de baño. Y no solo eso, sino que hemos de elegir revestimientos que sean fáciles de limpiar, ya que el suelo se verá sometido a una actividad continua y se ensuciará bastante y a diario. Que se limpie sin problemas es una condición indispensable para elegir el suelo de la cocina.
Y aquí es donde entran en juego las ventajas de los suelos vinílicos: no solo no se deterioran con la humedad, sino que se friegan muy fácilmente con agua y detergente. Tan solo debes ser precavido para no utilizar productos químicos agresivos o utensilios que lo puedan rayar.
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Elige la forma de instalarlo
El universo de los suelos vinílicos ha avanzado considerablemente en los últimos años y ahora tenemos nuestro alcance una gran variedad de productos diferentes para elegir.
Una de las cosas que hemos de decidir es la forma de instalación del suelo, ya que existen varias opciones.
- Autoadhesivo. Las piezas vinílicas incorporan por el reverso un adhesivo para pegarlas cómodamente. Solo tienes que quitar el papel protector y colocarlas en el lugar adecuado presionando hasta que se adhieren. Antes de empezar a trabajar es fundamental preparar la superficie adecuadamente. Se puede colocar sobre cualquier tipo de suelo, excepto moqueta.
- Con sistema en clic. Se trata del mismo procedimiento de instalación que los suelos laminados. Las piezas se van acoplando unas a otras mediante un sistema sencillo que hace que encajen completamente.
- Autoportante. Las piezas vinílicas se fijan al suelo por su propio peso sin necesidad de pegamento alguno. No necesita preparación de la superficie.
Elige el método de instalación que prefieras, sabiendo que los tres son sencillos y podrás llevarlos a la práctica sin complicaciones.
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El trabajo, paso a paso
Aunque se trata de un trabajo sencillo, antes de instalar el suelo vinílico en la cocina debes conocer las partes del proceso y los materiales que vas a necesitar.
Para empezar existen suelos vinílicos en lamas, en losetas y en rollo, aunque esta última opción es actualmente la menos frecuente, ya que la instalación es algo más compleja.
En función del modelo elegido, las piezas de vinilo tendrán forma de loseta, cuadrada o rectangular, o de lama. Los suelos que imitan cerámica, piedra, cemento o baldosas hidráulicas suelen presentar forma de loseta, mientras que las lamas se emplean en suelos con aspecto de madera.
En función del método de instalación escogido necesitarás unos utensilios u otros. Para colocar suelo vinílico con sistema en clic necesitarás cuñas de plástico, un mazo de goma, un cúter, metro, regla y el rodapié para terminar el trabajo.
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Preparar la superficie
La primera parte del trabajo de instalación de tu suelo vinílico consistirá en preparar adecuadamente la superficie sobre la que vas a colocarlo.
El pavimento de la cocina debe estar limpio, seco y nivelado. Como no es necesario quitar las baldosas o el revestimiento antiguo, bastará con que limpies muy bien el suelo, pasando el aspirador y fregándolo con agua y detergente.
Si las juntas entre las baldosas son muy pronunciadas o la superficie es irregular puedes colocar una base especial que, además, mejorará el aislamiento acústico y térmico del suelo.
Una vez preparada la superficie, deja en la cocina el suelo vinílico desembalado durante 24 horas para que se aclimate.
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La instalación
Instalar un suelo vinílico es realmente sencillo, incluso cuando se trata de un modelo con sistema en clic.
- Comienza por dejar una junta perimetral en toda la cocina de unos 5 mm colocando cuñas de plástico.
- Instala la primera lama y después encaja la segunda insertando la lengüeta de esta en la ranura de la lama ya colocada y presionando hacia abajo. Ajusta con la maza de goma.
- Repite el proceso hasta completar toda la cocina. Si tienes que cortar alguna pieza podrás hacerlo fácilmente con un cúter.
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El remate final
Una vez hayas terminado de instalar las piezas vinílicas en toda la cocina es el momento de colocar los rodapiés para rematar el trabajo.
Esta pieza oculta la junta perimetral y protege el encuentro del suelo con las paredes. Retira las cuñas de plástico que colocaste y pega los rodapiés con un adhesivo específico.
Tu cocina ya tiene un flamante suelo nuevo. ¿A que parece otra?
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