Cuidar la decoración del dormitorio es básico para conseguir un descanso adecuado y convertir la estancia en un espacio agradable, acogedor y donde la desconexión sea automática, especialmente en verano. Para ello, puedes hacer uso de la paleta de colores y una elección de materiales que, además de ayudarte a descansar, lleven a tu casa la frescura y el relax propios del verano. Y estas ideas no solo valen para un apartamento de verano en la playa o decorar la casa del pueblo, sino que puedes llevarlos también a un dormitorio urbano. ¡Sentirás que el mar está mucho más cerca!
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Tonos arena, la armonía de los tonos naturales
Los tonos arena se han erigido como el nuevo color del verano. Se trata de una alternativa cálida y que emula los colores de la naturaleza, ideal para decorar un dormitorio veraniego. Ahora, para que no resulte demasiado sobrio y aburrido, añade algún estampado floral que suavice este efecto, como en esta propuesta de Zara Home.
Una de las virtudes del color arena es que casa perfectamente con otros materiales también naturales, como la madera, las fibras o, incluso, si los suelos son de barro. Una opción para potenciar ese aspecto natural es pintar las paredes con la técnica del estuco que, además de disimular las posibles imperfecciones de la pared, crea una sensación de volumen acogedora y cálida.
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Blanco, calma asegurada
Casi nada resulta más agradable a la vista que un dormitorio de verano en el que el color blanco sea el protagonista. Con claras influencias mediterráneas e ibicencas, el blanco se ha erigido como el color del verano por antonomasia, desmarcándose de las tendencias y las modas. Y es que decorar un dormitorio de verano en color blanco es una opción fresca y acogedora que siempre triunfa, pasen los años que pasen. Pero el blanco tiene una desventaja y es que puede ser algo frío, por ese motivo conviene acompañarlo de algún color que ‘caliente’ su presencia o de materiales que ayuden a que el espacio sea más cálido. Así, si te decantas por este color para tu dormitorio, intenta incluir pequeñas dosis de color y elige muebles y piezas de madera lavada. Conseguirás ese efecto ‘summer time’ sin renunciar a la sensación acogedora que debe tener un dormitorio.
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Azul marino y blanco, ¡aquí huele a mar!
Es la combinación del verano por excelencia. El estilo marinero que ofrece la mezcla del blanco más puro con el índigo recuerda a los pueblos de la costa griega, con un resultado relajante, fresco y perfecto para decorar un dormitorio de verano. Por algo también las casas de la Costa Brava lucen esta acertada pareja de colores, que inducen a la relajación y la calma propias de esta época del año. ¿Cómo conseguir que no sea tan frío? Incluye en la decoración materiales que ayuden a subir la temperatura. Las fibras naturales son ya un clásico, pero no te olvides de la madera, aunque sea en pequeñas dosis, como un estante, un detalle en la mesita de noche o un adorno.
Toda la gama de los verdes
El verde es otro de los colores más empleados en la decoración del dormitorio, ya que invita al descanso, al relax y nos pone en conexión con la naturaleza. El verde, en cualquiera de sus tonalidades (aunque las más claras son las más adecuadas para los meses de más calor), brinda sensación de calma y relax, además de que se lleva genial con otras tonalidades, como el color arena, el blanco o el beige. Incluso hace buena pareja con materiales –también naturales– como la madera, las fibras o, incluso, detalles en mármol.
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Azul suave para un dormitorio en calma
No falla. El azul suave es una alternativa fresca y relajante para decorar un dormitorio de verano. De hecho, este color es característico por simbolizar la esperanza y la serenidad, al tiempo que transmite calma, apacibilidad y potencia el descanso. Incluso tiene un punto de inocencia que nos recuerda a la infancia (de hecho es un color perfecto para un dormitorio infantil) y que resulta ideal para la decoración de un dormitorio veraniego. Para cederle el protagonismo, elige el blanco como principal acompañante y después añade algún detalle en un azul más intenso, de manera que la estancia no resulte aburrida y fría, tal y como propone la interiorista Eva Mesa, de Tinda’s Project.
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Grises claros y delicados con cientos de matices
Esta opción es estupenda para un dormitorio de verano, pero no desentonará tampoco cuando las temperaturas bajen y quieras dotar a la habitación de algo más de calidez. Y es que el gris suave, gracias a sus diversos matices, se caracteriza por su esencia camaleónica, capaz de transformarse según la luz que incide sobre este color. Durante el verano, incluye en la ropa de cama tonos claros, que suavicen y refresquen el ambiente; mientras que en invierno puedes decantarte por colores más fuertes, que potencien esa parte de su carácter más seria y cálida.
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Amarillos y mostazas poco saturados
Cálido, luminoso y fresco. Ese es el efecto que conseguirás en tu dormitorio de verano si optas por pintar las paredes de un color amarillo poco saturado. Para potenciar ese punto veraniego, añade algún textil del mismo color. ¿El resultado? Un dormitorio de verano en el que se invita a la relajación y el descanso, sin perder de vista el estilo. Para que el resultado no sea aburrido o un poco infantil, crea una pared de acento haciendo uso del papel pintado. Elige uno con un estampado floral delicado, como el que ha elegido en este proyecto la interiorista Ingrid Matheu.
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Rosa empolvado, la opción más delicada
El rosa empolvado será capaz de transmitir elegancia, femineidad y relajación a tu dormitorio de verano. Es una opción perfecta para la ropa de cama durante los meses de verano, ya que también es luminoso, cálido y acogedor. La clave para que no caer en la cursilería es combinarlo con tonalidades grises con matices cálidos, blanco, beige o, incluso, un verde algo más intenso, aunque poco saturado, que cree contraste. Al igual que con otras tonalidades apagadas, añade elementos de madera o fibras, que subirán la temperatura y darán calidez y frescura a tu dormitorio de verano.
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Azul turquesa, tan cerquita del mar...
Emulando el color del mar, el color turquesa o aguamarina se cuela también en el dormitorio. Se trata de una apuesta segura para decorar el dormitorio en verano, sin caer en el aburrimiento. Combínalo con blanco para restarle peso, como en esta propuesta de Le Sable Indigo, y añade algún detalle en un naranja empolvado que cree contraste. Un truco para convertirlo en el color principal de la habitación sin que sea el predominante (en esta propuesta es el blanco) es pintar una de las piezas principales con pintura a la tiza de color turquesa: conseguirás un aspecto envejecido y acogedor sin saturar el espacio. No te olvides de añadir algún elemento de fibras naturales, como los sombreros que, en este caso, decoran la pared del cabecero.
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