Recientemente hemos estrenado el verano y, además, los hijos disfrutan ya de las vacaciones escolares. Es el momento de poder gozar de tu casa en playa o el campo, ese idílico lugar que te permite desconectar de la rutina diaria. Aunque cuando acudas a tu segunda residencia habrá polvo y suciedad acumulada. Te ofrecemos los tips infalibles de limpieza para dejarla inmaculada rápidamente y, también consejos para mantener el orden en casa.
Leer más: Lo que debes hacer para poner tu segunda residencia a punto para el verano
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Primero de todo, ventilar la casa
En cuanto llegues es fundamental hacerlo inmediatamente. En los hogares se concentran sustancias contaminantes, como ácaros, polución o dióxido de carbono, que pueden ser perjudiciales para la salud, así que hay que abrir ventanas y puertas para ventilar todas las estancias y que así el aire interior se renueve.
¿Cuánto tiempo? Entre 10 minutos y una hora será suficiente. De hecho, añade entre tus rutinas de vacaciones ventilar a diario. Un consejo es hacerlo durante la noche o a primera hora de la mañana en los meses cálidos, para dejar entrar el fresco, y en las horas más cálidas en los meses fríos. Así, de paso, ahorrarás en climatización.
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Hora de limpiar los textiles
Las camas, sofás y cortinas habrán acumulado ácaros y humedad durante tus meses de ausencia, debido a la deficiente ventilación. Así, toca limpiar los textiles. La ropa de cama hay que meterla en la lavadora y las tapicerías habrá que limpiarlas como indique el fabricante. Un apunte, en segundas residencias es muy práctico apostar por sofás con la tapicería desenfundable, que puedas limpiar fácilmente, o adquirir fundas a medida.
Si hay alfombras, pasa bien el aspirador para retirar los ácaros. Por cierto, conviene que te equipes bien: con un aspirador con filtro HEPA, porque atrapará hasta las motas de polvo más pequeñas.
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A continuación, a por el polvo de los muebles
El polvo debe pasarse primero en la zona alta del mueble e ir bajando progresivamente. En las zonas de fácil acceso lo mejor es emplear un paño húmedo con un producto limpiante adecuado para el material del mueble, y tras esta primera pasada secar con un trapo. Y en caso de áreas altas de más dificultosa limpieza, emplea un plumero telescópico.
Los muebles de diseños rectos y líneas limpias dan menos trabajo a la hora de limpiar, tenlo en cuenta a la hora de equipar tu segunda residencia.
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Suelos y cristales impecables
Primero de todo pasa el aspirador por toda la casa (o carga el robot aspirador y deja que haga la faena por ti) y, a continuación, friega los suelos. También hay robots friegasuelos si prefieres dejar esta labor en sus manos. En estas tareas aprovecha para eliminar las telas de araña que pudiera haber en los rincones.
Aunque no debas hacerlo recién llegada a tu residencia de verano, tampoco te demores mucho en limpiar los vidrios de las ventanas y las mamparas del baño. Puedes emplear productos específicos o una mezcla muy efectiva a base de agua caliente y vinagre.
Presta especial atención a cocinas y baños
Son las estancias que precisan de una mayor higiene de toda la casa, así que convendrá realizar una minuciosa y profunda limpieza con productos desinfectantes no abrasivos. En la cocina un punto clave es el fregadero, aparte de la zona de cocción donde se acumulan más grasas, y en el baño, el inodoro, el lavamanos y la ducha o bañera.
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La terraza o el jardín
En el caso de que la vivienda cuente con áreas exteriores, sabrás por experiencia que la terraza o la zona de porche en el jardín, también habrán acumulado polvo y posiblemente hojas de árboles o plantas, además de tierra o arena que ha traído el viento. Así que limpia el mobiliario y las barandillas (en caso de tenerlas) y después ocúpate del pavimento. Primero de todo habrá que barrer bien el suelo, retirando bien la suciedad acumulada y, luego, habrá que fregar con agua y un limpiador adecuado para el material del pavimento.
Esto no es necesario que lo hagas el primer día, pero si han crecido malas hierbas en el área de césped, elimínalas con un herbicida ecológico. Y si además cuentas con césped, lo más seguro es que toque cortarlo para dejarlo a una altura de entre 5 y 7 centímetros (segar más puede resultar perjudicial y debilitarlo).
Por otra parte, si cuentas con una pérgola de madera para ofrecer una buena sombra, conviene que le des una capa de aceite cada año, para hidratarla y mantenerla como el primer día. En el caso de un toldo, límpialo con una solución jabonosa y deja secar antes de recogerlo.
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Coloca todo en los armarios
No te debes conformar con abrir la maleta y dejarla por cualquier sitio con todo dentro, toma el tiempo de colocar cada cosa en su sitio: la ropa y el calzado en el armario o vestidor, los cosméticos y perfumes en el mueble del baño… Y ten en cuenta que mantenerlo todo en orden será clave para conseguir disfrutar de unas vacaciones más plácidas. Es mejor ir realizando un poco de tareas domésticas a diario que que se acumule todo para el último momento.
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Preparar la ‘operación salida’
Te va a encantar volver a esta segunda residencia y encontrarla en buen estado, pero para ello antes habrás tenido que dejar preparada. Límpiala y desinféctala bien antes de irte. Además, es mejor cubrir con sábanas viejas o mantas el sofá y las camas, de este modo los muebles acumularán menos polvo.
También conviene desenchufar los electrodomésticos si no vas a volver a menudo. Aprovecha para limpiar a fondo el microondas, el horno, el fregadero y, muy especialmente, la nevera. Por cierto, el frigorífico es el electrodoméstico que más consumo eléctrico tiene en las viviendas y mantenerlo encendido sin necesidad resulta un auténtico despilfarro. En nuestra casa podemos dejarlo en “modo vacaciones”, pero en una segunda residencia convendrá apagarlo. Si lo desenchufas, ten la precaución de dejar las puertas abiertas para que no se forme moho ni aparezcan malos olores. Por el bien del planeta y de tu bolsillo, mejor no dejar la televisión ni otros electrodomésticos en modo stand by.
Haz una revisión rápida de todo
El día antes de tu marcha chequea si hay algo que necesita mantenimiento no urgente, para actuar tú sola o llamar a un especialista la próxima vez que acudas: bombillas fundidas, un grifo que gotea levemente, puertas que se atascan, cajones que cierran mal… Y haz una lista con aquello que querrías renovar y no has comprado al momento, como un nuevo juego de toallas o más vasos.
Por último, antes de cerrar la puerta revisa que no te has olvidado tirar la basura y que el cubo está limpio. Y llévate productos de alimentación perecederos o que vayan a caducar en el tiempo en el que no regreses. Si es factible es mejor que dejes cerradas las llaves del agua y del gas y que también cierres la electricidad general.
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