En Alcalá de Guadaíra, a quince minutos de Sevilla, se encuentra la hacienda ‘El Lavadero de Santa Teresa’, una joya del siglo XVIII en la que tradición y vanguardia conviven en perfecto equilibrio. Acompañados por los hermanos Álvarez (Pascual, Álvaro y Marcos), hijos del empresario Pascual Álvarez Domínguez y de Marta Talegón, gran amiga de la duquesa de Alba, Cayetana FitzJames, conocemos los rincones de esta impresionante finca en pleno campo sevillano.
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Licenciados en Administración de Empresas y en Derecho, ahora Pascual y Álvaro dedican su vida al mundo de los negocios, en los que también trabaja Marcos, entre ellos Multiplicalia, una empresa dedicada al desarrollo web y a la creación de tiendas y marketing online, y esta acogedora casa de campo, donde cada rincón guarda un buen recuerdo de la adolescencia que vivieron y ocupa un lugar muy importante en sus corazones desde que fue adquirida por la familia el año 1998.
—Es un placer que nos recibáis en esta hacienda con tanta solera... ¿Cuál es su historia?
—En este lugar, hubo una villa romana en el siglo II; luego, una alquería en la época árabe y, después, perteneció a la Iglesia y llegó a ser un pequeño convento. Según hemos podido saber también, la hacienda se edificó en mil setecientos sesenta y uno y, en la desamortización de Mendizábal del año mil ochocientos treinta y seis, fue un lavadero de lanas. Hemos conservado el nombre porque es parte de su historia.
En este mismo lugar hubo una villa romana en el siglo II; luego, una alquería en la época árabe y, después, llegó a ser un pequeño convento. La hacienda se edificó en 1761 y, en la desamortización de Mendizábal del año 1836, fue un lavadero de lanas
—¿Cuántas construcciones componen la hacienda?
—Consta de naves de labor, cuadras, jardín y una vivienda principal que restauraron nuestros padres con ayuda de la arquitecta María Caballos, la misma que restauró la Torre del Oro, en Sevilla, y la Maestranza de Ronda. Otras partes de la casa, como la pequeña capilla y la espadaña, hemos preferido conservarlas tal cual las encontramos, porque nos gustaba como estaban y queríamos que se viese su antigüedad . Incluso pone la fecha original en la capilla. Todo se encuentra en un recinto amurallado. Fuera están los huertos de cítricos y las cercas de los caballos.
—¿Qué es lo que os conquistó de este lugar?
—Como ves, es un lugar muy especial con mucha historia y se encuentra muy cerca de la ciudad.
—¿Qué significa esta casa para vosotros?
—Para nosotros es nuestra casa familiar, donde podemos estar todos juntos y disfrutar de lo que más nos gusta: la Naturaleza, los caballos y la vida en familia.
—¿Cuáles son vuestros rincones favoritos?
PASCUAL.—El porche que da al jardín.
ÁLVARO.—Estar con los caballos en el cerrado.
MARCOS.—Mi taller.
“La finca consta de naves de labor, cuadras, jardín y una vivienda principal que reformaron nuestros padres con ayuda de la misma arquitecta que restauró la Torre del Oro, en Sevilla y la Maestranza de Ronda”
—¿Qué toque personal habéis aportado a la casa?
—Cada uno ha aportado su toque con elementos de sus aficiones: la hípica, la caza, la Naturaleza y los libros.
—¿Os gusta más la vida de campo que la de ciudad?
—Nos gusta más la vida de campo, sin lugar a dudas. De vez en cuando está bien ir a pisar asfalto, pero la ciudad es un invento del hombre y el campo, un invento de Dios. Además, la pandemia ha puesto al alza el valor de vivir al aire libre.
—¿Qué tipo de actividades hacéis aquí?
—Estamos, sobre todo, con los caballos, vamos de cacería o a la alberca y hacemos planes con los amigos preparando un asado al estilo argentinoandaluz.
—¿Tenéis el mismo grupo de amigos?
—Sí, aunque tenemos diferencias en la edad, sobre todo con Marcos, compartimos muchas amistades.
“La mayor virtud de nuestra madre es su buen corazón. Siempre piensa en los demás y jamás dice nada que pueda ofender a alguien”
—Se nota que la hípica es una de vuestras grandes aficiones, ¿la compartís los tres?
—Sí. Nuestros padres y nuestros tíos nos han transmitido la afición a los caballos y los tres montamos, domamos y jugamos al polo.
—Veo que también hay numerosos libros entre es tas paredes, ¿sois todos muy aficionados a la lectura?
—Álvaro es el más aficionado, como nuestra madre. Les encanta compartir los libros y hablar de ellos.
—Cambiando de tema, ¿cómo van vuestros negocios en estos tiempos de coronavirus?
—No nos podemos quejar. A pesar de la pandemia, hemos tenido un crecimiento espectacular y nos hemos convertido en partners de Vodafone grandes empresas, por lo que esperamos seguir creciendo exponencialmente los próximos trimestres. Somos especialistas en venta online y nuestro objetivo es que nuestros clientes multipliquen sus ventas en internet a través de sus tiendas digitales.
—¿Se os dan bien los negocios?
—Nuestro padre nos ha transmitido, a través de su ejemplo diario, valores como el esfuerzo, la disciplina y las ganas de emprender. Esa es la clave. En nuestro caso, la empresa, en estos nueve años, ha crecido mucho en clientes, facturación y empleados.
—¿Os resulta fácil trabajar en familia o hay más discusiones?
—Trabajar con familiares siempre es positivo, la confianza es importante y el poder apoyarnos entre nosotros, fundamental.
—¿En casa habláis de trabajo?
—Aquí se habla de todo. Es una suerte tener padres empresarios a los que pedir consejo.
La casa ha sido decorada de forma muy natural, usando los muebles y objetos que pertenecían a la familia y a los que, adaptándolos a las tendencias, se les ha dado una segunda vida
—¿Qué habéis aprendido de ellos?
—Nos han enseñado la actitud ante la vida y a ser honrados y formales.
—¿Habéis recibido una educación estricta o blanda?
—Nuestra educación ha sido muy estricta. Nuestro padre es hijo de militar y nos ha inculcado esos valores castrenses.
—¿Y vuestra madre? ¿Qué os ha enseñado que os gustaría compartir con vuestros hijos?
—A ser buenas personas, a no ser envidiosos y a alegrarnos del bien de los demás. Nuestra madre es el pilar fundamental de la familia, está muy dedica da a la casa y a nosotros.
—¿Cuál diríais que es su mayor virtud?
—Su buen corazón. Siempre piensa en los demás y jamás dice nada que pueda ofender a alguien. Además, es siempre muy positiva.
Durante la entrevista aparece Marta Talegón, dueña de Apunto Bodas (empresa dedicada a la organización de bodas y eventos) y aprovechamos para preguntarle.
—Marta, se ha encargado usted de toda la decoración, ¿cuáles son los elementos más especiales que podemos encontrar en este hogar?
—He decorado la casa de forma muy natural, usando los muebles y objetos decorativos que pertenecían a la familia y a los que, adaptándolos a las tendencias, les hemos dado una segunda vida. También me gusta comprar detalles para actualizarla.
—¿De qué forma y en qué momento disfruta más la casa?
—Todas las zonas de la casa están muy vividas, pero, gracias al buen clima que tenemos, hacemos mucha vida al aire libre. Nos gusta comer en los porches, que utilizamos casi todo el año.
—¿Les gusta invitar a amigos a compartir este bello lugar?
—Sí, los invitamos a almuerzos y asados en el jardín, creo que es lo que más les puede apetecer y disfrutar.
—La duquesa de Alba, con la que mantenía una buena amistad, ¿vino a este lugar con frecuencia?
—Sí, Cayetana era buena amiga y vino muchas veces.
“Nos gusta más la vida de campo, sin lugar a dudas. De vez en cuando está bien ir a pisar asfalto, pero la ciudad es un invento del hombre y el campo, un invento de Dios”
—¿Qué era lo que más le gustaba?
—A ella le gustaba el jardín, donde tomamos el aperitivo, y almorzar en el porche comedor.
—¿Guardará muchos recuerdos imborrables de ella? ¿Por ejemplo?
—Le gustaban los almuerzos pequeños, de diez o doce personas, siempre con sus íntimos amigos, con los que se sentía muy cómoda, y le encantaban los platos tradicionales y sencillos.