39 el lavadero de santa teresa 39 © Álvaro Medina

Entramos en la espectacular hacienda ‘El Lavadero de Santa Teresa’, una joya del siglo XVIII en pleno campo sevillano

Los hermanos Pas­cual, Álvaro y Mar­cos Álvarez nos re­ciben en la finca familiar junto a su madre, la empresaria Marta Talegón


Actualizado 9 de septiembre de 2021 - 13:31 CEST

En Alcalá de Guadaíra, a quince minutos de Se­villa, se encuentra la hacienda ‘El Lavadero de Santa Teresa’, una joya del siglo XVIII en la que tradición y vanguardia conviven en perfecto equili­brio. Acompañados por los hermanos Álvarez (Pas­cual, Álvaro y Marcos), hijos del empresario Pascual Álvarez Domínguez y de Marta Talegón, gran amiga de la duquesa de Alba, Cayetana Fitz­James, conoce­mos los rincones de esta impresionante finca en pleno campo sevillano.

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© Álvaro Medina

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Arriba, los hermanos Álvarez Talegón posan junto a su madre, Marta Talegón. De izquierda a derecha: Álvaro, de treinta y seis años; Marcos, de vein­ tisiete, y Pascual, de treinta y siete, que está casado y tiene dos hijas. Abajo, una imagen del exterior de la vivienda principal de la impresionante finca, que fue restaurada en el año 1998. “Es un lugar muy especial con mucha historia y se encuentra cerca de la ciudad”, nos cuentan

Licenciados en Administración de Empresas y en Derecho, ahora Pascual y Álvaro dedican su vida al mundo de los negocios, en los que también trabaja Marcos, entre ellos Multiplicalia, una empresa dedi­cada al desarrollo web y a la creación de tiendas y marketing online, y esta acogedora casa de cam­po, donde cada rincón guarda un buen recuerdo de la adolescencia que vivieron y ocupa un lugar muy importante en sus corazones desde que fue adquirida por la familia el año 1998.

© Álvaro Medina

La hacienda ‘El Lavadero de Santa Teresa’ está ubicada en la localidad de Alcalá de Guadaíra, a quince kilómetros de Sevilla. En esta imagen, la espadaña (campanario formado por una sola pared), que cuenta con un azulejo de Santa Teresa del año 1741.

—Es un placer que nos recibáis en esta hacienda con tanta solera... ¿Cuál es su historia?

—En este lugar, hubo una villa romana en el si­glo II; luego, una alquería en la época árabe y, des­pués,  perteneció a la Iglesia y llegó a ser un peque­ño convento. Según hemos podido saber también, la hacienda se edificó en mil setecientos sesenta y uno y, en la desamortización de Mendizábal del año mil ochocientos treinta y seis, fue un lavadero de lanas. Hemos conservado el nombre porque es par­te de su historia.

En este mismo lugar hubo una villa romana en el siglo II; luego, una alquería en la época árabe y, después, llegó a ser un pequeño convento. La hacienda se edificó en 1761 y, en la desamortización de Mendizábal del año 1836, fue un lavadero de lanas

—¿Cuántas construcciones componen la hacien­da?

—Consta de naves de labor, cuadras, jardín y una vivienda principal que restauraron nuestros padres con ayuda de la arquitecta María Caballos, la misma que restauró la Torre del Oro, en Sevilla, y la Maestranza de Ronda. Otras par­tes de la casa, como la pequeña capilla y la espadaña, hemos preferido conservarlas tal cual las encontramos, porque nos gustaba como estaban y queríamos que se viese su antigüedad . Incluso pone la fecha original en la capilla. Todo se encuentra en un recin­to amurallado. Fuera están los huertos de cítricos y las cercas de los caballos.

© Álvaro Medina

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Modernidad y tradición se dan la mano en cada una de las estancias del hogar. Arriba, una imagen del salón. A la izquierda, uno de los muchos y singulares rincones que se pueden admirar en el jardín. A la derecha, Marta Talegón, cuidando sus nume­rosas plantas: “Nuestra madre es el pilar funda­ mental de la familia. Está muy dedicada a la casa y a nosotros”.

—¿Qué es lo que os conquistó de este lu­gar?

—Como ves, es un lugar muy especial con mucha historia y se encuentra muy cer­ca de la ciudad.

—¿Qué significa esta casa para vosotros?

—Para nosotros es nuestra casa familiar, donde podemos estar todos juntos y disfru­tar de lo que más nos gusta: la Naturaleza, los caballos y la vida en familia.

—¿Cuáles son vuestros rincones favori­tos?

PASCUAL.—El porche que da al jardín.

ÁLVARO.—Estar con los caballos en el cerrado.

MARCOS.—Mi taller.

“La finca consta de naves de labor, cuadras, jardín y una vivienda principal que reformaron nuestros padres con ayuda de la misma arquitecta que restauró la Torre del Oro, en Sevilla y la Maestranza de Ronda”

—¿Qué toque personal habéis aportado a la casa?

—Cada uno ha aportado su toque con elementos de sus aficiones: la hípica, la caza, la Naturaleza y los libros.

—¿Os gusta más la vida de campo que la de ciudad?

—Nos gusta más la vida de campo, sin lu­gar a dudas. De vez en cuando está bien ir a pisar asfalto, pero la ciudad es un invento del hombre y el campo, un invento de Dios. Además, la pandemia ha puesto al alza el valor de vivir al aire libre.

© Álvaro Medina

© Álvaro Medina

Arriba, la acogedora sala, donde suele pasar mucho tiempo la familia. Abajo, dos imágenes del comedor.

—¿Qué tipo de actividades hacéis aquí?

—Estamos, sobre todo, con los caballos, vamos de cacería o a la alberca y hacemos planes con los amigos preparando un asado al estilo argentino­andaluz.

—¿Tenéis el mismo grupo de amigos? 

—Sí, aunque tenemos diferencias en la edad, sobre todo con Marcos, compartimos muchas amistades.

“La mayor virtud de nuestra madre es su buen corazón. Siempre piensa en los demás y jamás dice nada que pueda ofender a alguien”

—Se nota que la hípica es una de vuestras grandes aficiones, ¿la compartís los tres?

—Sí. Nuestros padres y nuestros tíos nos han trans­mitido la afición a los caballos y los tres montamos, domamos y jugamos al polo.

—Veo que también hay numerosos libros entre es­ tas paredes, ¿sois todos muy aficionados a la lectura?

—Álvaro es el más aficionado, como nuestra ma­dre. Les encanta compartir los libros y hablar de ellos.

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Pascual, Álvaro y Marcos, una nueva generación de emprendedores, posando en otro de los rincones del jardín en compañía de uno de sus perros: “Aquí estamos, sobre todo, con los caballos, pero también vamos de cacería o a la alberca y hacemos planes con nuestros amigos preparando un asado al estilo argentino-andaluz”.

—Cambiando de tema, ¿cómo van vuestros nego­cios en estos tiempos de coronavirus?

—No nos podemos quejar. A pesar de la pandemia, hemos tenido un crecimiento espectacular y nos he­mos convertido en partners de Vodafone grandes empresas, por lo que esperamos seguir creciendo ex­ponencialmente los próximos trimestres. Somos especialistas en venta online y nuestro objetivo es que nuestros clientes multipliquen sus ventas en internet a través de sus tiendas digitales.

—¿Se os dan bien los negocios?

—Nuestro padre nos ha transmitido, a través de su ejemplo diario, valores como el esfuerzo, la disciplina y las ganas de emprender. Esa es la clave. En nuestro caso, la empresa, en estos nueve años, ha crecido mu­cho en clientes, facturación y empleados.

© Álvaro Medina

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El comedor de invierno, situado en un porche acristalado. Las sillas, heredadas, están pinta­das con pigmentos traídos de Marruecos. En la estancia hay un pozo original del siglo XVIII que daba servicio a la casa y un mueble fran­cés policromado y una cruz antigua (en la siguiente foto a la derecha) que también here­daron de sus abuelos.

—¿Os resulta fácil trabajar en familia o hay más discusiones?

—Trabajar con familiares siempre es positivo, la confianza es importante y el poder apoyarnos entre nosotros, fundamental.

—¿En casa habláis de trabajo?

—Aquí se habla de todo. Es una suerte tener pa­dres empresarios a los que pedir consejo.

La casa ha sido decorada de forma muy natural, usando los muebles y objetos que pertenecían a la familia y a los que, adaptándolos a las tendencias, se les ha dado una segunda vida

—¿Qué habéis aprendido de ellos?

—Nos han enseñado la actitud ante la vida y a ser honrados y formales.

—¿Habéis recibido una educación estricta o blanda?

—Nuestra educación ha sido muy estricta. Nues­tro padre es hijo de militar y nos ha inculcado esos valores castrenses.

© Álvaro Medina

A la izquierda, la elegante mesa del ‘offi­ce’.

—¿Y vuestra madre? ¿Qué os ha enseñado que os gustaría compartir con vuestros hijos?

—A ser buenas personas, a no ser envidiosos y a alegrarnos del bien de los demás. Nuestra madre es el pilar fundamental de la familia, está muy dedica­ da a la casa y a nosotros.

—¿Cuál diríais que es su mayor virtud?

—Su buen corazón. Siempre piensa en los demás y jamás dice nada que pueda ofender a alguien. Además, es siempre muy positiva.

© Álvaro Medina

La fabulosa librería que preside una de las paredes del salón. La literatura es una de las aficiones que comparte con su madre el mediano de los tres hermanos, Álvaro.

Durante la entrevista aparece Marta Talegón, dueña de Apunto Bodas (empresa dedicada a la or­ganización de bodas y eventos) y aprovechamos para preguntarle.

—Marta, se ha encargado usted de toda la deco­ración, ¿cuáles son los elementos más especiales que podemos encontrar en este hogar?

—He decorado la casa de forma muy natural, usando los muebles y objetos decorativos que perte­necían a la familia y a los que, adaptándolos a las tendencias, les hemos dado una segunda vida. Tam­bién me gusta comprar detalles para actualizarla.

© Álvaro Medina

Álvaro aparece en una espectacular y sorprendente imagen con uno de sus caballos y rodeado de trofeos y equipo y accesorios para montar.

—¿De qué forma y en qué momento disfruta más la casa?

—Todas las zonas de la casa están muy vividas, pero, gracias al buen clima que te­nemos, hacemos mucha vida al aire libre. Nos gusta comer en los porches, que utilizamos casi todo el año.

—¿Les gusta invitar a amigos a compartir este bello lugar?

—Sí, los invitamos a almuerzos y asados en el jardín, creo que es lo que más les puede apetecer y disfrutar.

—La duquesa de Alba, con la que mantenía una buena amistad, ¿vino a este lugar con frecuencia?

—Sí, Cayetana era buena amiga y vino muchas veces.

“Nos gusta más la vida de campo, sin lugar a dudas. De vez en cuando está bien ir a pisar asfalto, pero la ciudad es un invento del hombre y el campo, un invento de Dios”

—¿Qué era lo que más le gusta­ba?

—A ella le gustaba el jardín, donde tomamos el aperitivo, y almorzar en el porche comedor.

—¿Guardará muchos recuerdos imborrables de ella? ¿Por ejem­plo?

—Le gustaban los almuerzos pequeños, de diez o doce perso­nas, siempre con sus íntimos ami­gos, con los que se sentía muy cómoda, y le encantaban los platos tradicionales y sencillos.

© Álvaro Medina

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“Trabajar con familiares siempre es positivo, la confianza es importante y el poder apoyarnos, fundamental”, afirman los tres hermanos. Abajo, dos imágenes de la capilla circular con rosario, adosada a la vivienda principal, que se encontraron en su estado original al adquirir la finca: “Hemos preferido conservarla tal cual la encontramos, porque nos gustaba cómo estaba y queríamos que se viese su antigüedad”.

TEXTOENRIQUE J. SUERO
PRODUCCIÓNINÉS DOMECQ
FOTÓGRAFOÁLVARO MEDINA
MAQUILLAJE Y PELUQUERÍAMANUEL CECILIO PORTILLO
AYUDANTE DE PRODUCCIÓNCLAUDIA PINTADO
DECORACIÓNFLOR ENEA (WWW.FLORENEA.ES)
ROPA Y ACCESORIOSCASILDA FINAT MC, MARINA RINALDI, MAX MARA, MICHONET, PITUSAS, WEEKEND MAX MARA, ZARA