Aunque no es nuevo, la pandemia, el deseo de vivir en el campo y la llegada del buen tiempo le han devuelto a la primera fila decorativa. El ‘farmhouse chic' es contemporáneo, ‘vintage’, rústico, sofisticado, moderno… Por eso, triunfa tanto entre los seguidores del campo como entre los que prefieren la ciudad y lo hace sin complejos pueblerinos. Inspirado en las granjas de Estados Unidos, posee un espíritu tranquilo, que lo vincula al ‘shabby chic’. Ideal para una casa de campo, en las viviendas urbanas se cuela en nuestras estancias, desplegando su encanto natural y su sabor campestre, como el que desprende esta propuesta de Maisons du Monde. Descubre qué tiene de especial y cómo integrarlo en tu decoración de interiores.
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Un rústico sofisticado
Aunque procede del campo y se siente feliz en él, lo cierto es que no es un estilo rústico al uso, sino que incorpora una capa de delicadeza, sofisticación y luz (deja las ventanas abiertas), que le alejan de los ambientes rústicos con maderas oscuras, esapcios algo rudos y atmósferas con una pátina antigua, poco ponible en la actualidad. Estamos hablando de un estilo hogareño y sencillo, pero también moderno y lleno de encanto, que invita a quedarse en casa entre objetos ‘vintages’ y piezas recuperadas que lucen nueva imagen y de paso nueva función, como este dormitorio con lámparas de Catellani & Smith.
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Pasado ‘vintage’
Es, quizás, el componente que marca la diferencia y que le aleja del estilo rústico puro. En la decoración ‘farmhouse’ es imprescindible introducir piezas o elementos ‘vintage’, como cántaros, lavabos de porcelana, carteles metálicos como el que aparece en esta cocina de la interiorista Sasha Bikoff, utensilios para trabajar en el campo e, incluso una lámpara de araña de estilo Luis XVI, que rompa con ese rudo aire de campo, proporcionando un plus de sofisticación a tus interiores.
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Un mobiliario de campo...
... Que tendrías en la casa del pueblo de tus padres o en tu segunda residencia en la montaña. La mesa de comedor maciza, grande y rectangular, como esta de Ethnicraft, es el mejor ejemplo del tipo de muebles que mejor encajan en este estilo. Pero también las alacenas de la cocina, los bancos de madera, la cómoda envejecida... Piezas de estilo rústico, naturales e imperfectos, capaces de dar a las estancias más sencillas un toque de personalidad y encanto.
Objetos decorativos con encanto
Ollas, vajillas, jarrones, platos, bandejas... Como los que muestran esta cocina con papel pintado de Borästapeter. La cerámica también forma parte su ADN porque crea a la vez una atmósfera retro y de estilo campestre, sin dejar de ser contemporánea. Para completar el conjunto nada mejor que elementos de metal, latón o cobre, que puedes recuperar del desván de los recuerdos o adquirir en mercadillos de antigüedades como el Mercantic de Sant Cugat (Barcelona), El Rastro de Madrid y Els Encants de Barcelona.
Materiales naturales
Para atrapar ese estilo campestre dentro de casa y potenciar la calidez, el ‘farmhouse’ recurre a tejidos naturales, como lino o algodón, pero también a las fibras vegetales (una de las estrellas ‘deco’ de la temporada) en piezas y complementos de rafia, ratán o cáñamo, como los de este alojamiento de Airbnb, Pueden ser una alfombra o una lámpara, pero también un cojín o una cesta. Además, estos espacios son especialistas en reciclar piezas y darles un nuevo uso para que recuperen el esplendor perdido y estrenen vida nueva. Por lo que los amantes del DIY están de enhorabuena.
Madera dentro y fuera
Desde el exterior con la fachada y los porches típicos de estas construcciones hasta el interior donde viste la casa de arriba abajo, creando estancias tan particulares como las buhardillas o las habitaciones tipo pajar. Así, la madera está presente en el techo con vigas que realzan su encanto ‘rústico chic’; en las puertas de granero; en el suelo de grandes lamas, en los estantes en bruto de sus cocinas y en distintas piezas de mobiliario, como mesas de comedor, vitrinas o aparadores. La madera, como muestra el hotel Cristine Bedfor, hace que su interior sea acogedor y crea una decoración muy cercana al estilo ‘hygge’.
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Flores y plantas
Todo estilo que ame lo natural necesita rodearse de vegetación. Puedes incluir plantas en las diferentes estancias y colocar jarrones con ramos o centros de flores secas (son también bienvenidas) sobre la mesa del comedor, en la cocina o en la cómoda del dormitorio. Pero también puedes introducirlas en la decoración de interiores a través de las telas, como en este ambiente de Jacqueline Milton, y los papeles pintados. Está permitido abusar de ellas y dejarse llevar por la atmósfera romántica y bucólica que inspiran.
Eso sí, no están solas. Aunque los estampados florales se apropian de muchos rincones de una casa ‘farmhouse’, lo cierto es que dejan espacio para otros dos ‘must’ del estilo: las rayas y los cuadros. Eso sí, debes tener cuidado y no caer en la tentación de la decoración marinera, ya que está lejos de este estilo, ligado a la tierra y el paisaje campestre.
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Blanco sobre blanco
Si hay un color que ame por encima del resto es este. Más que un tono sobrio y neutro, el blanco es simplemente la base del ‘farmhouse’. Desde el puro hasta el hueso, el roto o el crema, sin olvidar el beis. Este amor cromático da lugar a interiores luminosos, amplios y tranquilos, como el que muestra este dormitorio diseñado por Knowhaus. A su lado, busca el contraste con grises, azules e, incluso, amarillos suaves, que no solo le complementan, sino que también potencian su calidez; y se alía con los tonos pasteles buscando contagiarse de su suavidad y su carácter atemporal.
En el el porche
En este estilo que vive conectado al entorno que le rodea y deja las puertas abiertas para que se cuele dentro, los ambientes exteriores son imprescindibles. Aunque solo es posible si tienes una casa, los porches, como este de Garden Trading, son un fijo de los hogares estadounidenses en los que se inspira esta estética. Un verdadero espacio vital que debemos cuidar, decorativamente hablando, al igual que debemos hacer con el jardín, un balcón o una terraza. Algunos sillones, vegetación, iluminación tenue y las cálidas noches de verano...