Tanto si cuentas con una terraza amplia en casa, como si dispones solo de un pequeño balcón o tienes la suerte de contar con un gran jardín, uno de los requisitos que no puede faltar a la hora de disfrutar de las zonas de exterior es la sombra.
Y para protegerte del sol y estar al aire libre cuando tú quieras solo necesitas el toldo adecuado. Tienes muchas opciones para elegir.
Sin sombra no hay paraíso
Todos conocemos ya los peligros que tiene la exposición solar sin la protección adecuada. Y, además de contar con filtros adecuados para la piel, es fundamental evitar la radiación. Una cubierta o un toldo se convierten así en un elemento clave a la hora de disfrutar de la terraza o el jardín.
Pero además de protección, un toldo tiene otras ventajas. Una de ellas es que regula la temperatura del interior, consiguiendo que el ambiente sea más fresco y agradable en verano. Esto se traduce en un menor consumo energético, por ejemplo, en climatización y, por tanto, ganas en sostenibilidad y ahorras dinero en la factura de la luz.
Leer: ¡Quiero una sombra! Soluciones para resguardarse del sol
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La vida en la terraza
Es el centro de la casa en cuanto despierta la primavera y comienzan a subir las temperaturas. Por eso conviene instalar el toldo adecuado, que te permita pasar mucho tiempo en la terraza.
Opta por un modelo de brazos extensibles o articulados. Una vez totalmente desplegado puede crear una espacio de sombra de hasta 4 metros cuadrados.
En tiendas especializadas los tienes ya preparados para instalar, de diferentes medidas, o también los puedes encargar a medida.
Leer: Pon a punto las zonas de exterior de tu casa y prepárate a disfrutar del buen tiempo
Un modelo de balcón
A la hora de decidir qué tipo de toldo es el que más te conviene, es importante poner atención para que la elección sea la mejor posible, especialmente si la fachada está orientada al sur o al oeste, que son las que más horas de sol reciben a lo largo del día.
Para balcones, más grandes o más pequeños, van bien los toldos abatibles, equipados con brazos que se fijan a la barandilla y pueden colocarse en dos posiciones:
- En vertical: el balcón queda cerrado y se consigue mayor protección frente al viento.
- Proyectado hacia delante: se logra una mayor apertura y también más ventilación y visión del exterior.
Leer: Cómo convertir un balcón estrecho en una auténtica terraza
Con cofre, más protegido
Son varias las cosas que puedes hacer para que tu toldo de terraza, o el que tienes en la ventana, te dure mucho tiempo. Una de ellas es elegir un modelo de cofre.
Son aquellos que, una vez cerrados, quedan totalmente protegidos en una caja metálica que preserva la lona de la lluvia y demás inclemencias del tiempo. Puede que resulte una mayor inversión inicial, pero merece la pena a largo plazo.
Leer: Ideas para crear rincones de sombra en tu terraza o jardín
Lonas de última generación
En los últimos años se ha vivido una auténtica revolución en el mundo de los tejidos. Existen telas de última generación que, aplicadas a la decoración y a la casa, consiguen grandes prestaciones.
Y en materia de toldos ocurre algo similar: hoy se fabrican lonas muy modernas capaces de ofrecer una alta protección solar, gran impermeabilidad y resistencia.
- Las lonas acrílicas, las más habituales, soportan bien los rayos del sol y no se decoloran con facilidad.
- Las lonas de PVC son muy resistentes a la rotura y totalmente impermeables, perfectas si vives en una zona muy lluviosa. Los tejidos hacen gala de una gran opacidad, por lo que son adecuados si necesitas intimidad.
- Tejidos técnicos. De distintos componentes: fibra de vidrio, poliéster, PVC, Pueden incorporar un alto factor de protección solar (50+) y tratamiento impermeable y antimanchas.
- Lona microperforada. Mitiga el calor y aumenta el confort bajo el toldo, por lo que resulta muy aconsejable en aquellas zonas en las que las temperaturas son muy altas.
Leer: Cómo elegir las mejores telas de exterior para la terraza o el jardín
Elegir el diseño
Si vives en una casa independiente, como una vivienda unifamiliar, no tendrás problemas a la hora de elegir el toldo que más te guste.
Sin embargo, si tu casa se encuentra en el interior de una urbanización o un edificio, tendrás que atenerte a lo que haya decidido la comunidad de propietarios en cuestión de colores o estampados.
Leer: Tips para elegir las mejores telas para decorar tu casa
La comodidad de un sistema motorizado
Sustituir la corriente manivela de los toldos por un motor, de forma que el funcionamiento quede automatizado, es una forma estupenda de ganar en comodidad, ya que podrás desplegarlo y recogerlo sin ningún esfuerzo, simplemente accionando un interruptor (que se suele instalar en la pared) o mediante un mando a distancia. Incluso puedes regular la velocidad de la recogida del toldo.
Si quieres ir un paso más allá, puedes instalar un sensor. Se trata de un mecanismo que recoge el toldo de forma automática cuando llueve o hace demasiado viento, para evitar que se deteriore.
Leer: Así de relajante puede ser tu terraza y porche: ideas para disfrutar sin prisa
Una pérgola con toldo
Es la mejor solución cuando tienes que cubrir una zona muy amplia (a partir de 15 metros cuadrados), en una terraza de grandes dimensiones o un jardín.
Cuenta con una estructura fija, que puede estar fabricada en diferentes materiales (aluminio, madera, acero, etc.) y que va anclada al suelo o a la fachada. Se complementa con un toldo de lona, que se despliega y se recoge.
Leer: Cómo convertir el porche en tu lugar preferido de la casa en verano... ¡Y todo el año!
Siempre como el primer día
Aunque son resistentes, los toldos sufren mucho al estar a la intemperie: les afecta el sol, la lluvia, el polvo, etc. Sin embargo, puedes conseguir que te duren muchos años si los cuidas un poco.
Comienza por evitar en lo posible que la lona se moje, recogiendo el toldo cuando las nubes amenacen lluvia, pero si no puedes evitarlo y se moja, lo mejor es esperar a que se seque antes de recogerlo para evitar la aparición de moho y manchas.
A la hora de limpiarlo repasa la estructura con un paño húmedo y agua y amoniaco. Frota la tela con un cepillo suave y una solución jabonosa, evitando detergentes agresivos que pueden perjudicar el tratamiento impermeable o de protección solar de la lona.
Después aclara con agua y deja secar completamente antes de recogerlo.
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