Una buena distribución es clave para rentabilizar el espacio, especialmente si se trata de una habitación pequeña; potenciar la luminosidad; realzar la decoración del dormitorio, favorecer el confort y, por supuesto, ganar en funcionalidad. Por eso, es importante partir de unas medidas, saber dónde va cada elemento y crear recorridos cómodos entre las distintas zonas, como en esta propuesta de Jesse. Recuerda que, para que os sintáis a gusto, al menos debe contar con 12 metros cuadrados.
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Punto de partida
Antes de nada, debes ser realista con lo que tienes y crear una distribución que se ajuste a lo que necesitas y a los metros disponibles. Así, si acabas de tener un bebé, la distribución debe amoldarse a las nuevas circunstancias, encontrando un hueco libre para colocar la cuna, como en esta propuesta de Ikea.
De la misma manera, en un dormitorio grande podrás crear zonas diferenciadas, de tocador o lectura, por ejemplo, con un almacenaje XL con gran protagonismo estético; mientras que en uno pequeño la regla será: aprovechar cada milímetro con soluciones a medida y almacenaje secundario, que te solucione el día a día. Revisa que tanto las puertas del armario como de la cómoda se puedan abrir del todo, para que puedas acceder al fondo de los cajones cómodamente, sin necesidad de hacer malabarismos.
Puertas y ventanas
Como norma general, la puerta siempre debe estar a los pies de la cama, nunca en el cabecero y, si quieres aplicar los principios de ‘feng shui’, formando una línea oblicua, que permita divisarla mientras duermes.
Respecto a las ventanas, al menos debe haber una, nunca deben estar encima de la cama, ya que además de que no aíslan térmicamente igual que la fachada, y eso se nota al dormir, debe poder abrirse con facilidad para ventilar. Lo ideal para despertarse con energía y ‘con vistas’ es tenerla en paralelo, como en este dormitorio diseñado por Tinda's Project, o frente a ella, de esta manera no solo levantarás tu ánimo mañanero sino que, además, ampliarás la habitación.
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La cama: el eje vertebrador
Es el mueble del dormitorio alrededor del cual se configura el resto de elementos. Antes de nada, es preciso elegir una del tamaño adecuado al espacio disponible, como ocurre en esta habitación diseñada por Femont Galvan. 135 cm era el tamaño estándar de antes, sin embargo, en la actualidad esta medida es habitual en casas pequeñas o en la primera vivienda de una pareja. El tamaño más habitual es el de 150 cm, aunque las ‘king size’ (180 cm) y las ‘presidential king size’ (200 cm) están irrumpiendo con fuerza en los dormitorios modernos. A la hora de elegir, ten en cuenta que el cabecero suele restar centímetros, que pueden ser muy valiosos según el caso.
Ubicación habitual
La cama es es lo primero que debes colocar. Una distribución habitual en dormitorios de matrimonio consiste en situarla pegada a una de las paredes, normalmente la norte, centrada y dejando espacio suficiente alrededor, como en esta propuesta del estudio Knowhaus. Lo normal es dejar unos 70 cm entre esta y las paredes, el armario, el escritorio…
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Otras distribuciones que funcionan
Pero como las normas están para saltárselas, siempre que se haga con sentido común, quién te va a impedir, como en esta propuesta de Gallotti & Radice, colocar la cama en el medio, a modo de isla, si eres de las que ha trasladado la vida social al dormitorio (¡y a la cama!), o relegarla a una esquina, si piensas que su único fin es el descanso y prefieres usar el resto como lugar de entrenamiento, oficina o sala de ocio. Recuerda que la distribución debe adaptarse a ti, no al revés.
Mesitas de noche
Son el compañero de cuarto ideal, donde dejar el libro, el vaso de agua, las gafas y, por supuesto, el móvil dentro de un cajón. Ante todo, debe cumplir una función práctica y adaptarse a tus hábitos, procurando que esté siempre lo más despejada posible, e ir en proporción a las dimensiones del espacio: una demasiado grande en un cuarto XS, resultaría desproporcionada y parecería un pegote sin sentido. Lo ideal es que su altura sea más o menos la de la cama y el colchón, como esta de CB2, para que ni tengas que estirarte ni agacharte para dejar o coger algo.
Además de los clásicos modelos, hay opciones con capacidad de almacenaje, minimalistas, atrevidas… Sin olvidar, otras posibilidades como una pila de libros, un archivador, una cómoda mini, una silla, una mesita auxiliar o el propio cabecero.
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Armarios: medidas idóneas
Independientemente del ancho, que puedes adaptar a la pared destinada a ese fin, lo que debes tener en cuenta es el fondo, que suele ser de 60 cm, como el de esta propuesta de Bruguer. Si instalas puertas correderas y vas a hacerlo a medida, mejor que tenga 65 cm, ya que restan unos 8 cm y, aunque parezca mentira, se notan a la hora de colocar la ropa adecuadamente.
En dormitorios pequeños, una buena idea es apostar por un vestidor a la vista, un ‘must’ de las habitaciones actuales, que aligeran el espacio y aportan un toque desenfadado y libre. Eso sí, siempre que mantengas todo en orden.
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Escritorios cómodos para el teletrabajo
Si antes el escritorio era un elemento inexistente o con poca presencia en casa, el teletrabajo le ha dado una nueva oportunidad para formar parte de la decoración de la casa, como en esta propuesta de Tinda's Project. Si puedes destinarle un lugar cerca de una ventana, mejor. Aunque antes se recomendaba que estuviese a la izquierda, ahora puedes saltarte este requisito porque, con el ordenador, es indiferente de donde venga la luz.
Para que sea funcional y no parezca el de tus hijos, debe tener como mínimo 40 cm de fondo, pero lo ideal son 60 cm, y un ancho de 100 cm, para que el ordenador no se ‘coma’ toda la mesa. Si tienes espacio de sobra, amplíalo a los 120-150 cm y coloca cajoneras o accesorios de almacenaje sobre la mesa.
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Escoge un punto focal
Un truco que funciona especialmente bien en dormitorios pequeños es establecer un punto focal, que al entrar hace que tu mirada se dirija a este, olvidándose del resto de la habitación. Aunque lo habitual es elegir la cama como el centro de las miradas, también puedes crearlo a través de una pieza icónica, una lámpara escultural, una pared de un color que destaque o un tapiz, como el de esta propuesta de Turkestan.
Elementos estructurales
¿Un techo inclinado, unas vigas o una preciosa chimenea? ¡Los quieres! Incorpóralos al dormitorio de matrimonio de manera natural, como ha hecho en este ambiente Pia Capdevila, potenciando tanto su funcionalidad como su belleza estética. Piensa que todo lo que se sale de la norma, te ayudará a diseñar una habitación llena de estilo y personalidad.
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