Steve Giannetti es un arquitecto de reconocida valía. Suyas son las casas de Jennifer Garner y Ben Affleck, Michelle Pfeiffer , Halle Berry, Barbra Streisand y la mansión en la que vive Lady Gaga, donde Bradley Cooper le ofreció el papel de Ally en la película Ha nacido una estrella, por la que ganó el Oscar a la mejor canción. Brooke Giannetti, su esposa, es una de las decoradoras mejor consideradas del momento. Fue precisamente ella quien tuvo la idea de que “sería divertido criar pollos”. Y así empezó todo.
En su casa granja de Ojai (California), el matrimonio de artistas, convertidos en ejemplos de éxito y ecología y sostenibilidad llevados a un alto nivel, nos relatan su fabulosa aventura.
“Vivíamos en Santa Mónica y un día, mientras cultivaba el jardín, pensé: ‘¿No sería divertido criar pollos?’. Y ese fue el comienzo de todo”, cuenta Brooke
“De los dos, yo soy la ‘soñadora’ y Steve el ‘ejecutor’. El que hace que los sueños cobren vida. Vivíamos felices en Santa Mónica, en una casita. Teníamos, además de nuestros trabajos, una bonita tienda de decoración. Pero, un día, yo, que ya encontraba una afición enriquecedora en cultivar mi jardín, le comenté a Steve lo de los pollos. En fin, que compramos unos cuantos”, comienza relatando Brooke.
Sin darse cuenta, casi sin proponérselo, aquellos pollitos los condujeron a pensar en poseer un terreno más grande. Casualmente, en el año 2009, Steve tenía un proyecto de un rancho en Ojai, a unos 130 kilómetros de Los Ángeles. Es la zona donde se rodó la famosa película de Frank Capra Horizontes perdidos, de 1935, que relata la vida idílica y utópica de una ciudad ficticia, Shangri-La, donde todo el mundo es feliz y nadie envejece. “Visitamos al cliente y luego fuimos a ver algunos terrenos. Este fue, literalmente, el segundo que visitamos. Inmediatamente supimos que era lo que queríamos. Nos miramos, asentimos y yo ya imaginé la casa terminada”, cuenta Steve.
Cuando encontraron el terreno, había dos robles de doscientos cincuenta años. Se construyó a su alrededor y de manera que se vieran desde cualquier punto. Y en 2013 empezaron aquí una nueva vida
Aunque parece que la construcción lleva ahí cien años, en realidad no había nada, pero Steve es un experto en arquitectura antigua y Brooke, en decoración de influencia europea, sobre todo, belga y de los países nórdicos. Solo había un “pequeño problema”: los dos robles de doscientos cincuenta años que no se podían tocar. “Construimos a su alrededor y de forma que se vieran desde cualquier punto. Básicamente, el resultado es fiel a la primera idea, excepto que la torre es un poco más pequeña. Todo parece que lleva ahí mucho tiempo —aunque, en realidad, solo lleva desde junio de 2013— porque está muy pensado”, explica el arquitecto, cuyo abuelo George Giannetti era un emigrante italiano que construyó su propio taller. Con su empresa, Giannetti Studios, se encargó junto a sus hijos (el padre de Steve y sus hermanos) de proyectos de gran envergadura, como la restauración ornamental de Monticello, en Virginia (la plantación de Thomas Jefferson, tercer Presidente estadounidense), y de las restauraciones de la Casa Blanca y la catedral nacional de Washington, entre otras grandes obras.
Un santuario de tranquilidad
“Nuestro dormitorio se abre a una fuente con un sonido relajante . La casa de invitados tiene un porche que mira a un estanque. Al fondo, las montañas Topatopa. Es un santuario de tranquilidad”, cuenta Brooke.
“Solo queremos trabajar con gente y en proyectos que nos gustan, y los concebimos aquí, en nuestro hogar”, nos dice Steve, cuyo abuelo se encargó de restaurar la Casa Blanca
Y a este santuario fueron llegando los animales. Ahora viven con dos perros de raza shih tzu (‘Sophie’ y ‘Sera’), un conejo domesticado (’Héctor’), cuatro burros enanos sicilianos (’Buttercup’, ‘Daisy’, ‘Blossom’ y ‘Huckleberry’), cuatro cabras pigmeas africanas (‘Dot’, ‘Thelma’, ‘Ida’ y ‘Sam’), tres ovejas babydoll (’Linen’, ‘Paisley’ y ‘Cashmere’), tres cerditos (‘Hank’, ‘Alice’ y ‘Prudence’), cuatro vaquillas escocesas (‘Beatrice’, ‘Clementine’, ‘Adelaide’ y ‘Annabel’), cuatro gatos rescatados (‘Bonnie’, ‘Clyde’, ‘Sherlock’ y ‘Watson’), tres patos (‘Skipper’, ‘Mary Ann’ y ‘Ginger’), diecinueve pollos y varias palomas.
Tienen cabras, ovejas, burros, vacas, cerdos, pollos, patos, gatos, perros y hasta un conejo amaestrado. “Nos acostamos a las ocho y nos levantamos a las cuatro de la mañana para dar de comer a los animales”
Ellos les cambiaron de nuevo sus vidas. Primero, el vegetarianismo: si crías animales y eres su amigo, ¿cómo puedes comértelos luego? “Queremos devolver a la tierra lo que la tierra nos da. Consultamos a expertos en biodinámica. Comemos lo que producimos, que, a su vez, sirve de abono para el suelo. Siempre estamos investigando para mejorar. Descubrimos que a las abejas les gusta tener sus colmenas en los árboles, así que las trasladamos y están muy contentas”, responde la decoradora.
La propiedad está en el valle de Ojai, que, en la película de 1935 ‘Horizontes perdidos’, fue Shangri-La, la ciudad perdida en las montañas del Tíbet donde nunca se envejecía
Pero Steve y Brooke no se han retirado a este paraíso que han creado. No. Siguen con su intensa vida profesional, como dice Steve: “No necesito hacer ‘todas’ las casas. Solo queremos trabajar con gente y en proyectos que nos gustan. Brooke y yo tenemos cinco proyectos juntos. Yo, diez más. Los concebimos y diseñamos aquí, en nuestro hogar. No queremos una oficina y tener un horario determinado”.
Aunque, en realidad, sí lo tienen: el marcado por la vida del ganadero. Se acuestan todos los días (cuando no están visitando a sus clientes) a las ocho de la tarde y se levantan a las cuatro de la mañana para dar de comer a los animales: “¡Nos encanta! Practicamos el ayuno intermitente y, al levantarnos tan temprano, podemos trabajar con Europa casi en su franja horaria”, confiesa Brooke entre risas. “También somos muy abiertos respecto a las distintas formas de vida y geografías de nuestros colaboradores”, añade Steve.
En realidad, ellos son unos pioneros y demuestran que el estilo de vida “obligado por la pandemia” era, realmente, posible mucho antes. También que, para muchos, es una forma muy agradable de vivir, como dice Brooke: “Cerré mis tiendas y ahora, vendo online en Giannetti Home, directamente al cliente, piezas escogidas de decoración, algunas antigüedades y ropa diseñada por nosotros y que nuestro hijo Charlie fabrica”.
Charlie es el mayor de sus tres hijos, dueño de Giannetti Factory. Produce, diseña y aconseja a diseñadores independientes que optan por “ local, poco y bien hecho”. Alicia Keys, Justin Bieber, los hermanos Jonas o el actor inglés Idris Elba visten su ropa.
“Queremos devolver a la tierra lo que la tierra nos da. Para ello, consultamos a expertos en biodinámica. Comemos lo que producimos y siempre estamos investigando para mejorar”
“Aún no tenía diecinueve años y ya estaba buscando un local y patronistas. Produce lo que nosotros diseñamos y vestimos. A su padre de repente se le ocurre una chaqueta de ante con un bolsillo en la espalda para el iPAD y Charlie se lo hace. Es muy divertido. Nuestro segundo hijo, Nick, trabaja para el portal de ‘lifestyle’” 1stdibs. Descubrió cuando se independizó que no todo el mundo tenía “una casa bonita” y ahora pone en contacto a decoradores con clientes. También descubre a artesanos y les da visibilidad. Leila, la pequeña, estudia Relaciones Internacionales. Le preocupan los niños y los derechos humanos. Es la alegría personificada y, sin embargo, se implica con los más deprimidos”, cuenta la diseñadora sobre sus tres hijos.
Los Giannetti están orgullosos de ellos, que han heredado lo que han vivido en su casa y ahora, de alguna forma, lo están divulgando. El matrimonio está de acuerdo en que, “quizá, nuestra historia pueda inspirar otras historias y ayudar a imaginar un tipo de vida diferente, en contacto con la Naturaleza y los animales”.