Es la reina del jardín, la flor que levanta más pasiones. Y es lógico, dada su belleza arrebatadora, su aroma cautivador y los atractivos colores de sus flores. Las rosas son un tesoro de la naturaleza y, si aprendes a cultivar los rosales, podrás disfrutar de ellas durante mucho tiempo.
El mejor momento para plantar rosales
Si te has decidido a poner unos rosales en tu jardín, seguramente te hayas preguntado cuándo es la mejor época para plantarlos. En realidad, esto depende de las propias plantas.
Por regla general, el otoño es el mejor momento para plantar rosales, ya que todavía las temperaturas son cálidas (sin ser tan altas como en verano) y aún queda tiempo para que comiencen los fríos invernales. Esta regla de plantar en otoño es de obligado cumplimiento si vas a elegir rosales a raíz desnuda, ya que estos suelen tener un mayor riesgo de no prosperar, por tener las raíces desprotegidas.
Sin embargo, en los viveros también encuentras rosales con cepellón (las raíces están rodeadas de tierra) o en tiesto. En estos casos, al tener las raíces más desarrolladas y protegidas, no es tan importante esperar al otoño y puedes plantarlos a partir de la primavera.
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Su rincón favorito
Elegir una buena ubicación para tus rosales es más importante de lo que piensas. Si aciertas con el emplazamiento y los plantas en el sitio adecuado en tu jardín, tendrás mucho ganado en lo que a su crecimiento se refiere.
Es fundamental que no los pongas en un rincón donde haya otras plantas, ya que sus raíces competirían por los nutrientes del terreno y no crecerían esplendorosos. Mejor resérvales un sitio solo para ellos, bien soleado: los rosales necesitan aproximadamente 6 horas de sol al día.
También debes vigilar la distancia a la que hay que plantar unos de otros. Procura que no estén demasiado cerca y que tengan el espacio adecuado para crecer.
¿Cómo ha de ser el terreno?
Los rosales necesitan un suelo aireado para crecer felices, que esté bien drenado, ya que no soportan los encharcamientos del terreno puesto que son muy sensibles a determinados tipos de hongos.
El suelo arenoso facilita el drenaje, por lo que si el de tu jardín es demasiado arcilloso puedes mezclarlo con algo de arena o turba. Lo mejor para este tipo de plantas es asegurarse de que el sustrato es ligeramente ácido y rico en materia orgánica.
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Rosales en maceta, ¿es posible?
Si tienes un balcón o una terraza y te gustaría disfrutar en estos espacios exteriores de la belleza de las rosas, puedes cultivar rosales en contenedor, ya que hay muchas variedades adecuadas para ello. Lo único que debes tener en cuenta es que los cuidados difieren un poco de los que necesitan los rosales plantados en el suelo del jardín.
Comienza por asegurarte de que la maceta es lo suficientemente grande y alta, ya que los rosales tienen raíces profundas y necesitan espacio.
Una ventaja que tiene cultivar los rosales en maceta es que siempre puedes trasladarlos en invierno a una ubicación más cálida para protegerlos de las heladas.
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¿Cómo riego mis rosales?
Aunque necesitan una cantidad suficiente de agua para crecer y desarrollarse, es necesario vigilar las pautas de riego. Deben ser las correctas para suministrarle a la planta la humedad que necesita, sin encharcar la tierra ni dejarla húmeda mucho tiempo, ya que esto favorece la aparición de hongos como el oidio.
Lo más adecuado es regar abundantemente de forma espaciada en el tiempo. Dado que las raíces de los rosales son muy profundas, es necesario proporcionarles una buena cantidad de agua que llegue hasta ellas, y no contentarnos con un riego superficial.
No es buena idea regar a pleno sol ni tampoco al anochecer, ya que el terreno conservaría mucho tiempo la humedad y eso podría hacer que apareciesen los temidos hongos. Mejor riega a primera hora de la mañana, si es posible.
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Un plus de energía
Las rosas son flores maravillosas, bellísimas. Para producirlas los rosales necesitan invertir una gran cantidad de energía por lo que es más que conveniente aportarles algunos nutrientes extra, especialmente durante la época de floración.
Si fertilizas de forma regular tus rosales estarán más fuertes y, además de producir flores espectaculares podrán enfrentarse mejor a las plagas y enfermedades que los acechan.
Busca los abonos y fertilizantes específicos: a tus rosales en maceta les van bien los líquidos para disolver en el agua de riego. Si los has plantado en el jardín prueba con los fertilizantes de liberación lenta. Y no olvides los abonos orgánicos, muy beneficiosos.
Apuesta por el acolchado
Puede que te suene un poco raro este término, pero el acolchado (o mulching en inglés) es una técnica de jardinería que les vendrá de maravilla a tus rosales. Consiste en poner sobre el terreno (o en la maceta) una buena capa de material orgánico que proteja las raíces: paja, corteza de pino, hojas, etc.
En invierno, es una buena solución si el clima es extremo y hay gran riesgo de heladas. En verano, el acolchado ayuda a mantener el suelo a una temperatura constante.
Como el material del acolchado es orgánico, termina por descomponerse y convertirse en abono. Además, impide que afloren las malas hierbas.
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La importancia de la poda
Si quieres que tus rosales se desarrollen con más fuerza y belleza, no debes olvidarte de la poda. Es una técnica necesaria para dotarles estimular su crecimiento.
El mejor momento para podar tus rosales es a finales del invierno, cuando las temperaturas comienzan a escalar por el termómetro y ya no hace tanto frío.
Al aligerar los rosales de ramas, las partes interiores reciben aire y luz, lo que les beneficia considerablemente en su tarea de producir nuevos tallos y después flores.
Además, es importantísimo eliminar las hojas y flores marchitas para que no le roben energía a las que están por surgir.
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Plagas y enfermedades que amenazan tus rosas
Uno de los males que sufren los rosales con mayor frecuencia es el ataque de hongos que estropean sus hojas y tallos. Para tratar de evitarlo en lo posible, es importante mantener una buena rutina de riego: no pasarnos con la frecuencia, procurar que la humedad del sustrato no sea excesiva, no mojar las hojas al regar, etc.
Los hongos que suelen atacar a los rosales son el oidio, que se manifiesta en forma de polvo blanquecino en las hojas, y la marsonina, que provoca manchas negras con bordes amarillentos también en las hojas. Si ves alguno de estos síntomas en tus rosales no tardes en aplicar un tratamiento con un fungicida adecuado.
En cuanto a las plagas, debes estar especialmente vigilante ante el pulgón y los escarabajos, que son las más habituales en los rosales. La solución pasa por utilizar plaguicidas que acaben con el problema.
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