Encantadora y hospitalaria, Odilia Alonso Basagoiti, mujer del empresario Pedro González de Castejón, descendiente del duque de Ahumada , creador de la Guardia Civil, nos recibe con su hijo, Perico, en la magnífica casa familiar que tienen en el campo de Toledo, con vistas a la sierra de Gredos.
—Comenzamos con una pregunta obligada, ¿cómo estás?, ¿cómo estáis pasando toda esta situación que estamos viviendo?
—Creo que, como todos, con precaución, pero mirando al futuro con mucha ilusión y con energía, que nos va a hacer falta. Ahora es importante trabajar muchísimo y ayudar a los que más lo necesitan.
La finca está situada en el campo de Toledo, donde pasa tiempo con su hijo, Perico: “Es un proyecto que siempre tuvieron en mente mis padres para estar todos juntos y ese sueño se ha hecho realidad”
—¿Pasasteis aquí el confinamiento?
—Sí, tuvimos mucha suerte y hemos disfrutado más que nunca de esta casa, en la que normalmente solo pasamos los fines de semana. Yo, además, me vine muy pronto, porque, al estar embarazada, pude trabajar desde casa.
—Es un lugar muy acogedor, ¿qué características tiene para haberla convertido en vuestro hogar?
—Creo que un hogar lo hacen las personas que viven en él y cada uno ha ido aportando ideas y los muebles que hemos encontrado en viajes y subastas.
—¿Tuvisteis que hacer una reforma grande?
—Cuando la vimos por primera vez, la estructura era totalmente distinta, con muchas naves anexas y habitaciones más pequeñas. Después, al comenzar las obras, vimos que no tenía cimientos, así que empezamos el proyecto de cero. Esta vivienda era un proyecto que siempre tuvieron en mente mis padres para estar todos juntos y ese sueño se ha hecho realidad.
“Creo que un hogar lo hacen las personas que viven en él y cada uno ha ido aportando ideas y los muebles que hemos encontrado en viajes y subastas”
—¿Qué distribución tiene?
—Es una casa pensada para que esté siempre llena. Tiene una zona para nosotros, otra para invitados y dos salones y un comedor grandes. Está pintada en un naranja muy particular, que a mí me recuerda a Luis Barragán.
—¿Cómo definirías el estilo?
—Creo que es una verdadera casa de campo, con elementos muy ingleses, muebles franceses y telas de flores.
—¿Quién se encargó de la decoración?
—Juan Carlos García-Barbería hizo todo el proyecto de arquitectura y, en casa, a todos nos gusta la decoración. Hemos traído cuadros de la India, hemos forrado mesas nosotros mismos y hemos decapado muebles antiguos, pero el mérito es de mi madre.
La historia de la capilla
—La capilla es un lugar que llama la atención, ¿qué historia tiene?
—Se la compramos a una persona que se dedicaba a recorrer iglesias desacralizadas y se quedaba con lo que había dentro. La capilla tenía una Santa Ana, que era la patrona del pueblo de al lado, por lo que se la cedimos. Al enterarse el señor que nos la vendió, nos regaló una virgencita y, al restaurarla, descubrimos que tenía detrás una placa de la escuela de Olot. Le dijimos que no podíamos aceptarla por su valor y nos respondió que a nosotros nos había llegado y que con nosotros se quedaba. La virgen es tan importante que, cuando nos casamos, la trajimos a Madrid.
“Hemos traído cuadros de la India, hemos forrado mesas y hemos decapado muebles antiguos porque nos gusta a todos la decoración, pero el mérito es de mi madre”
—También llaman la atención la cerámica, la vajilla, las telas, los manteles.
—Es que me encanta todo lo que tiene que ver con la artesanía de la zona. Todos los manteles son de Lagartera, la cerámica es de Puente del Arzobispo y toda la herrería la ha hecho un maravilloso herrero de Oropesa, José Carlos. Los artesanos que tenemos en España son los mejores del mundo.
—Si tuvieras que salir corriendo y llevarte solo una cosa, ¿qué sería?
—Me llevaría el cabecero de cordobán de la habitación de mis padres. Lo compramos mi madre y yo en un viaje por el sur de España.
“Creo que es una verdadera casa de campo, con elementos muy ingleses, muebles franceses y telas de flores”, nos dice Odilia, que fue madre el pasado agosto
—¿Qué rincón de la casa disfrutas más?
—El porche lo disfrutamos todo el año, porque tiene una chimenea y un gran pebetero para poder estar fuera en invierno. En verano anochece muy tarde y disfrutamos del atardecer, que, para mí, es el más bonito del mundo.
—Seguro que también usáis mucho el jardín, es muy agradable.
—Mi madre, que es paisajista, tiene un gusto increíble. El jardín lo diseñó Felipe Bustamante y hemos ido añadiendo pérgolas, fuentes y un patio con granados. Aparte, tenemos un olivar, una dehesa con encinas y una plantación de pistachos, proyecto que nos hace mucha ilusión.
“Siempre había escuchado muchos tópicos sobre el matrimonio y la maternidad, y he entendido que son todos verdad. Yo soy una mujer y una madre muy feliz”
—¿Cómo es la Odilia de andar por casa, qué te gusta hacer cuando estás aquí?
—Me encanta pasear con los perros y tomar el aperitivo tranquilamente.
—¿Sueles recibir mucho en casa? ¿Te gusta cocinar?
—Lo que más me gusta del mundo es recibir a invitados. De hecho, siempre pensamos que esta casa debía ser un sitio donde hubiese gente permanentemente. Y, aunque no sé cocinar nada, me encanta poner la mesa. En casa siempre hay un aperitivo buenísimo y platos de campo: lentejas, cocido… También organizo muchas raclettes en invierno y barbacoas en verano, en la piscina que tenemos de agua salada.
“No sé cocinar nada, pero me encanta poner la mesa y en casa siempre hay un aperitivo buenísimo y platos de campo: lentejas, cocido… También organizo muchas ‘raclettes’ en invierno y barbacoas en verano en nuestra piscina de agua salada”
—Se te ve muy feliz de mamá, ¿qué tal tu vida de casada?
—Siempre había escuchado muchos tópicos sobre el matrimonio y la maternidad, y he entendido que son todos verdad. Yo soy una mujer y una madre muy feliz.
—¿Cuándo y dónde te casaste?
—Nos casamos en octubre de dos mil dieciocho en Madrid, en la iglesia de las Calatravas.
—¿Y cuándo nació tu hijo?
—En agosto de dos mil veinte.
—¿Cómo es? ¿Qué le hace único y especial para ti?
—Supongo que, para cualquier padre, su hijo es único y especial. Para mí lo más importante es que esté sano y sea feliz.
Tradición taurina
—En tu familia hay mucha tradición taurina, ¿eres aficionada también?
—Sí, mi padre es sobrino nieto de Juan Belmonte y mi abuelo llevó por primera vez los toros a Sudamérica y a Beirut, entre otros muchos lugares. De ahí que, en casa, seamos todos aficionados. Hay cuadros de tauromaquia, fotos antiguas, esculturas y todo tipo de objetos del mundo taurino.
“Mi padre es sobrino nieto de Juan Belmonte y mi abuelo llevó por primera vez los toros a Sudamérica y a Beirut. De ahí que, en casa, seamos todos aficionados. Hay cuadros de tauromaquia, fotos antiguas, esculturas y todo tipo de objetos del mundo taurino”
—Entonces, ¿se puede decir, utilizando un símil taurino, que Pedro y tu hijo son la mejor faena de tu vida?
—(Risas) Por supuesto que sí, mi familia es lo mejor que tengo. La Puerta Grande de Las Ventas o la del Príncipe, de Sevilla, se quedarían cortas.
—Háblame de tus ocupaciones laborales, por favor. ¿Qué haces?
—Llevo dos años trabajando en El Corte Inglés y mi carrera profesional me ha llevado a centrarme en el mundo de la moda de lujo.
—¿La maternidad ha hecho que bajes el ritmo?
—Tengo la suerte de tener un trabajo que me apasiona, por lo que nunca me he planteado bajar el ritmo. Creo que, cuando eres madre, tus prioridades cambian, pero he sacrificado otras cosas para pasar más tiempo en casa.
—¿Participas también en el negocio de tu marido?
—Mi marido tiene una empresa, AE Idiomas, dedicada a la organización de estudios en el extranjero. De hecho, su madre fundó esta empresa hace veinticinco años y me mandó a mí en su día a estudiar a Inglaterra. Los idiomas han sido fundamentales en el desarrollo de mi carrera profesional.
“El porche lo disfrutamos todo el año, porque tiene una chimenea y un gran pebetero para poder estar fuera en invierno y, en verano, anochece muy tarde”
—Empezaste en el sector de la belleza y, posteriormente, diste el salto al de la moda, ¿cuáles son, a tu juicio, las características del buen gusto, el estilo y la elegancia?
—Es una pregunta muy difícil de contestar, porque el estilo es algo que no se ve, pero está ahí, o sea, que es decir cómo eres sin palabras. Y para mí una mesa bien puesta o llevar una bata bonita cuando nadie te ve es la definición del buen gusto.