Rehabilitar una vivienda antigua siempre es un reto. Si encima se trata de una iglesia del siglo XVI, la cosa se complica (¿o no?) aún más, aunque también aumenta la ilusión, la creatividad y cierto vértigo que supone transformar una antigua ermita, prácticamente en ruinas, en una vivienda actual. Garmendia Cordero Arquitectos aceptó el desafío y el resultado es una casa de diseño con una decoración de interiores tan inusual como espectacular.
“Durante todo el proceso, se manejaron tres conceptos que se constituyeron como hoja de ruta: la historia, el cliente y el proyecto entendido como prólogo. La transformación se hizo asumiendo las consecuencias que conlleva un cambio de uso. Entendiendo cómo ese nuevo espacio ha adquirido un nuevo valor y cómo se ha conseguido, sin olvidar el pasado, convertir un espacio de culto en un hogar”.
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Rehabilitación respetuosa
Ubicada en el barrio de Las Barrietas, dentro del municipio de Sopuerta (Vizcaya), esta pequeña iglesia fue construida durante la segunda mitad del siglo XVI, aunque sufrió una importante remodelación en términos neoclásicos a finales del siglo XVIII, aumentando su altura y añadiendo, entre otras cosas, un campanario y un abrevadero. Cuando el equipo de Garmendia Cordero Arquitectos se hizo cargo del proyecto, se encontraba casi en ruinas, sin cubierta y desplomada en el propio interior. “En todo momento, se priorizó la idea de intervenir de la manera más sensible posible, tocando la iglesia solamente cuando no existiera otra alternativa, entendiendo la actuación como un elemento ajeno implantado dentro de una ruina”.
Distribución abierta
Abierta al exterior, al altillo y a la parte social de la vivienda con una estancia única, que aglutina salón, comedor, cocina y rincón de estar junto a la chimenea. Todo en esta transformación gira alrededor de “la voluntad de domesticar un espacio no habitual, de hacerlo con respeto a la historia previa pero con conceptos contemporáneos, de entender la vivienda como espacio abierto y de plantear el hogar como lugar de encuentro, como oportunidad de socialización de la arquitectura habitacional”. Al mismo tiempo, que mantiene activo el vínculo entre la vivienda y el estilo de vida del habitante, diseñándose con el cliente ‘a dos manos’.
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Salón con mural
En este espacio único, el salón no ocupa un lugar principal, sino que se sitúa al fondo de la cabecera de la iglesia, delimitado visualmente por el altillo del dormitorio de matrimonio. Un gran mural define una estancia que limita al mínimo su mobiliario con un gran sofá de cuero como (casi) la única pieza. El arte se convierte en el gran protagonista, no solo decorando las paredes sino, al mismo tiempo, lanzando señales y mensajes sobre el morador y su forma de entender la vida.
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Espacio único
Salón, comedor y cocina se ubican en línea, situándose esta última en la cabecera de la iglesia. Aquí, los muebles de diseño, entre los que destacan la Lounge Chair de los Eames y las sillas Panton, actúan de nexo de unión entre los distintos ambientes, creando un conjunto armónico y respetuoso con la 'caja'. “Hemos respetado lo que ya estaba, dejando bien visible qué se genera en el presente, enfrentando de manera voluntaria y consciente la historia del edificio previo, sin tocar ni maquillar las cicatrices que muestran sus viajes casi tan directamente como lo haría un relato literario con los nuevos elementos que constituyen la nueva arquitectura. Lo hará asumiendo las consecuencias que conlleva un cambio de uso, en las distintas necesidades lumínicas y ambientales que marcan su nueva vida”.
Escalera hacia la habitación
La escalera para subir al dormitorio principal es de la misma madera que las vigas del techo, lo que proporciona una mayor sensación de unidad y evita verse como un elemento extraño al espacio. Sin barandilla, la pared se ha decorado con varios cuadros de arte moderno, que van marcando el camino.
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Dormitorio principal abierto
Y con vistas a la planta inferior, donde se ubica la parte social de la vivienda. Con el techo de madera y varias alfombras que potencian la calidez del espacio, las dimensiones de la habitación principal, colocada en el altillo, permiten establecer varias zonas: la cama, vestida con una llamativa funda nórdica roja, el área de armarios y el rincón de lectura o relax con un sofá de cuero y lámpara de pie metálica. El ventilador de techo es, además de una buena alternativa al aire acondicionado, un toque ‘deco’ con mucho estilo.
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Rincón del dormitorio
Cada rincón de la casa posee ese aire tranquilo, fruto de la buena relación entre la arquitectura y la decoración de interiores. Así, las paredes, el techo y el suelo asumen un papel protagonista en las estancias, alrededor del cual gira el resto de elementos, como ocurre en la habitación principal, donde el gran espejo con marco blanco y el baúl cumplen tanto una tarea práctica como de nexo decorativo.
Un baño con personalidad
Si en el resto de los espacios, el mobiliario y la decoración de interiores era moderno y de diseño, el cuarto de baño apuesta por un estilo ‘wabi sabi’, con paredes donde se deja sentir el paso del tiempo, un mueble bajolavabo que recupera un mueble antiguo y numerosos cuadros de temas religiosos con marcos dorados. Llama la atención tanto la luz natural como la lámpara de techo de araña y la hornacina, para dejar los útiles de higiene.
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Ubicación privilegiada
Entre una docena de edificaciones aisladas, ocupa una posición privilegiada dentro de un solar rodeado de montañas exuberantes de vegetación. Desde el estar se sale al jardín, donde se han creado dos zonas: una de estar con varios pufs de colores y otra de comedor exterior con una mesa XL y sillas de color rojo. El mobiliario moderno y colorido establece un llamativo diálogo con el paisaje.