Después de tres años juntos, parece que Chris Martin y Dakota Johnson han dado el gran paso de irse a vivir juntos. Así lo ha revelado el New York Post, que también desvelaba el lugar escogido para ello: una imponente mansión ubicada en Malibú, California, que cuenta con todo lujo de detalles. Desde 6 habitaciones, 9 baños y una sala de cine hasta una piscina exterior y una pequeña casa, anexa a la principal, para recibir a los huéspedes.
Aunque la vivienda salió a la venta el pasado verano po un precio que superaba los 11 millones de euros (14 millones de dólares), finalmente, el cantante y la actriz pudieron hacerse con ella por mucho menos: poco más de 10 millones de euros (12.5 millones de dólares). Y ahora ya pueden disfrutar de esta propiedad, construida en 2018, y con una decoración que evoca al estilo rústico chic.
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Con acento rústico
En esta vivienda predominan los tonos claros. Unas tonalidades que combinan a la perfección con la la madera, un material muy presente en toda la vivienda, como se puede apreciar en la imagen. Desde las sillas hasta el suelo (protegido por una alfombra de fibra natural) la madera lo inunda todo, sin olvidarse del detalle de los troncos, colocados en las baldas que rodean a la chimenea. De hecho, la decisión de dejarlos al descubierto, supone un guiño a la decoración raw, natural. Y a ello se suma, también, el árbol de la esquina.
El centro de salón se compone de dos sofás alargados, blancos, que se miran frente a frente, y están unidos por una mesa baja de color negro. 'Cerrando el espacio', encontramos dos sillas circulares, de madera, con un pequeño taburete.
Por último, cuelga del techo una lámpara de líneas blancas.
El comedor, abierto a la cocina
El comedor de la casa continúa manteniendo la esencia del salón. Una estancia donde los tonos blancos juegan cno la madera. En esta ocasión, de tonalidad oscura, como la mesa, y clara, como bien muestran las sillas dispuestas a su alrededor. Unas piezas con rejilla y que, aunque tienen un aire retro, vuelven a ser tendencia.
Para aprovechar al máximo al espacio y conectar habitaciones, se abre a la cocina a través de una estructura con balda oscura.
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De aire bucólico
Una isla central, con encimera de mármol claro y dos sillas de cuero marrón que la acompañan, divide esta estancia. A los lados, destacan diversas piezas de mobiliario lacadas en blanco y con tiradores oscuros, así como un fregadero con grifería dorada.
Al fondo, se divisan los fogones, de gas, y una campana extractora que se ha incorporado en la decoración camuflándola con un panel blanco, a juego con el techo y las paredes. Pero, también, se pueden apreciar unas despensas de color oscuro.
De nuevo, se han incorporado varias plantas como elementos decorativos, y, en esta ocasión, destaca la iluminación, de la mano de dos lámparas de techo con un panel que deja totalmente al descubierto unas grandes bombillas redondeadas.
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Habitaciones luminosas y amplias
Por primera vez, la madera no es el elemento principal de la estancia. Ni siquiera en el suelo, que, en esta ocasión, está cubierto por una moqueta color crema. Tonalidad que combina con los tonos pastel de los sillones y también de la ropa de esta cama baja que mira directamente al exterior.
Justo al lado, se ha dispuesto una mesilla de color oscuro, en sintonía con la lámpara de pared, de estilo industrial, que se eleva sobre la cama.
Sin embargo, durante el día, este cuarto apenas requiere iluminación, ya que cuenta con una privilegiada luz natural que inunda cada rincón gracias a sus amplios ventanales, que dan al balcón.
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Una bañera de diseño
El cuarto de baño también se desmarca del estilo decorativo natural que se veía en anteriores dependencias, aunque continúa buscándose ese efecto acogedor que evoca a lo rústico.
La pieza principal de diseño: una bañera, cuadrada y honda, con grifería dorada, que se sitúa justo al lado de una ventana, y bajo una llamativa lámpara con forma geométrica, también de líneas doradas.
El resto de la habitación se tiñe de blanco, con muebles de este color y tiradores oscuros que recuerdan a los que ya se encontraban en la cocina.
Asimismo, se han instalado dos lavabos, con encimera de mármol gris, uno opuesto al otro, con dos espejos rectangulares que contribuyen a ganar más metros. El suelo, en esta ocasión, tampoco es de madera, sino que está conformado por pequeñas teselas grises.
Al calor del fuego
Lo que es indudable es que en esta mansión se ha intentado conseguir un ambiente cálido con gran éxito. Esta sala de estar es la mejor muestra de ello.
Un sofá, blanco, y un puf cubierto por una manta, se encuentran al calor de una chimenea oscura, en la que arden varios troncos de madera. Sobre ella, se alza un televisor de plasma, y al lado, un mueble blanco con encimera de madera.
Más allá, en plena conexión con el entorno repleto de naturaleza, una mesa ruda, de madera, y unos bancos del mismo material, iluminados por una lámpara de fibra natural.
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Días de piscina y barbacoa
La mansión se ubica en un frondoso exterior, lleno de árboles y plantas, que le dan el aspecto de un refugio en plena naturaleza. Y, para sacarle el máximo partido, en su exterior se ha instalado una amplia piscina, que cuenta incluso con una parte de jacuzzi.
A sus orillas, delimitado por varias piedras que sobresalen del césped, se ha creado un pequeño espacio para descansar, con un sofá de madera y cojines aterciopelados. A éste le acompañan dos sillas, y, en el centro, un fuego para dar calor a las frías noches de invierno.
Detrás, se detecta un banco (también de madera) con varias sillas. Probablemente, para disfrutar de la barbacoa (a la derecha de la imagen), aunque ésta también cuenta con varias sillas altas.
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Porche abierto conectado con el exterior
La vivienda dispone de un porche que se convierte en una auténtica sala al aire libre, diferenciada del resto del exterior por un suelo de piedra gris clara.
Aquí, se han colocado un sofá y un sillón blancos, acompañados por una mesa baja, acristalada, circular, ubicada sobre una alfombra de estilo persa.
Una puerta corredera, acristalada, separa el porche de la piscina, que también dispone de varias hamacas de madera.
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A la mansión tampoco le falta su propia sala de cine, muy acogedora. Una pantalla de plasma se ha colocado sobre las tablas oscuras, y para disfrutar cómodamente de la película, hay varios sofás negros, con unos cojines a rayas que combinan con la alfombra.
Una pequeña mesa auxiliar de madera se antoja como el mejor lugar para dejar las bebidas y la comida durante el visionado.
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