El 2020 ha marcado, para todos, un antes y un después en nuestras vidas y, para Vanesa Romero, además, ha sido como una montaña rusa de emociones. Ha dicho adiós a muchas cosas al pasar las hojas del calendario, se ha enfrentado a muchos miedos y dificultades, al coronavirus y sus secuelas y también ha visto cómo se publicaba su primera novela y cómo, después de terminar una relación de cinco años, el amor llamaba de nuevo a su puerta. Vanesa ha vivido unos meses muy intensos, en los que ha aprendido a ver la vida de una forma diferente y llena de energía.
Por si todos los cambios de rumbo en su vida no hubieran sido suficientes, también ha vivido una mudanza a la que reconoce que es la casa de sus sueños, situada a las afueras de Madrid. Este es el escenario de esta nueva “temporada” de la serie de su vida, que comenzaba el pasado mes de noviembre con una enorme sonrisa, muchas metas y proyectos en el horizonte, e ilusionada al lado del artista y productor musical Emilio Esteban.
Esta mudanza no ha sido la única. En la serie La que se avecina, en la que la actriz lleva quince años, se despedía, junto a todos sus compañeros de rodaje, de la famosa urbanización de la ficción El Mirador de Montepinar, ya que, después del verano, comenzarán a rodar en otra ubicación. Mientras tanto, en su vida real, Vanesa nos enseña su nueva casa, en la que afirma que ha encontrado su sitio y espera llenar de bonitos recuerdos.
“Por fin siento que he ‘encontrado mi sitio’, donde empezar una nueva etapa de mi vida, un escenario donde almacenar recuerdos, un lugar que me acompaña y me llena de energía positiva”
—Has dicho adiós a un año lleno de cambios en un nuevo hogar, ¿se puede decir que esta casa es un sueño cumplido?
—Sí, se puede decir que sí. Me enamoré de ella desde el primer momento en que la vi.
—¿Qué es lo que te enamoró?
—Su luz, sus techos altos de madera… Es una casa muy acogedora y con una bonita energía.
—¿Cuál es el rincón que más te gusta?
—Me cuesta quedarme solo con uno, es difícil, pero el salón-comedor de estilo industrial me gusta especialmente. El acabado habana de los muebles contrasta muy bien con el verde salvia de la alfombra y el mar de cojines en azul índigo y mostaza que visten el sofá del salón. Por otro lado, el juego visual que crean las sillas de diferentes tonos, alrededor de la mesa de comedor, también me encanta. La luz del sol que entra por los ventanales potencia muchísimo los colores y contribuye a que se cree una atmósfera, para mí, especial, con estilo, vitalidad y dinamismo, sobre todo, si le sumamos las vistas al jardín y la composición de plantas que rodean toda la estancia.
—¿Cuál es tu pieza favorita de la casa?
—Sin lugar a dudas, la mesa del comedor. Es una pieza con mucha personalidad que me conquistó. Los motivos geométricos trabajados a mano que recorren toda la mesa la convierten en toda una pieza de autor. A esto se le suma el diseño depurado de la estructura de metal negro que forma la base de la pieza. ¡Me encanta!
—¿Te has encargado tú de la decoración o has contado con la ayuda de algún equipo profesional?
—He confiado el proyecto de decoración integral de la casa a Banak Importa. Yo tenía en mi cabeza la sensación que quería percibir al entrar en mi hogar. Me apetecía introducir toques tendencia o pinceladas de color. Esas ideas no sabía muy bien cómo trasladarlas al espacio y me han ayudado a racionalizarlas, logrando, gracias al mueble y a la decoración, una casa preciosa y muy funcional a la vez, la cual me hace disfrutar más de mi día a día. Y es que cada espacio, con su estilo propio y diferente, me da todo lo que necesito y eso me transmite muchísima paz.
“En el terreno del corazón, estoy ilusionada, contenta, viviendo el presente, sin plantearme nada más. Si hay algo que me ha enseñado la vida es que hay que disfrutar día a día”
—¿Te dio pena dejar tu antigua casa?
—No, porque sabía que era una casa de transición y me acompañó durante una etapa de mi vida a la que estaré agradecida.
—¿Te has mudado muchas veces en tu vida?
—Muchísimas, unas veinte veces más o menos… ¡Soy una experta en mudanzas!
—¿Has conseguido deshacer ya todas las cajas?
—Sí, prácticamente a la semana tenía la casa más o menos organizada, ¡vaya paliza me metí! Si no veo orden en mi hogar, no puedo funcionar. También aproveché para decidir qué quería llevarme a mi nueva etapa y qué no. Puse en práctica el método de Marie Kondo.
—¿Cómo eres como vecina en la vida real? En la ficción ya te conocemos.
—¡Espero que maja! —Dice riendo—.
—¿Crees que esta será tu casa definitiva?
—¡Sí! Reúne todo lo que siempre había soñado para convertirse en mi verdadero hogar. El hecho de que todas las estancias de la planta baja estén conectadas entre sí, los techos a doble altura y el poder estar en contacto con la Naturaleza son los principales factores que me ayudaron a decidirme por ella. También soy una persona que necesita sentir la luz del sol, me da mucha energía, y los grandes ventanales del salón me permiten aprovecharla al máximo. Además, tener un espacio en el jardín para que mis perritos puedan correr y jugar, así como poder salir un rato a leer o a relajarme al aire libre, me inspira muchísimo, es para mí todo un placer del que hasta hoy no había podido disfrutar en casa.
“He tardado siete meses en encontrarme bien del todo. Antes del coronavirus, estaba fenomenal, un día entró en mi cuerpo y, a partir de ahí, no conseguía volver a ser yo”
‘No conseguía volver a ser yo’
—¿Eres de las personas que medita mucho cada paso que da o tomas decisiones rápidas?
—En las decisiones cotidianas de mi día a día, soy bastante rápida y práctica, pero sí es cierto que, cuando es una decisión muy importante, la medito, me tomo mi tiempo para analizar, luego siempre escucho a mi corazón y lo que él me diga va a misa.
—El dos mil veinte ha marcado tu vida de muchas maneras. Comenzaste pasando el coronavirus, ¿cómo lo viviste?
—El dieciséis de marzo empecé a encontrarme mal, dos días después del confinamiento. Me asusté mucho, porque no sabía muy bien lo que tenía, solo sabía que aquello no era una catarro o gripe, eran síntomas que jamás había sentido. En aquel momento, no se sabía apenas nada de la Covid y la información que nos llegaba era confusa.
—¿Tuviste miedo?
—Mucho, sí. Fue muy duro todo aquello, el no saber, la incertidumbre, el desconocimiento de cómo se comporta este virus…
—¿Te ha quedado alguna secuela?
—He tardado siete meses en encontrarme bien del todo… Mentalmente, gestionar todo esto ha sido difícil. Yo antes de la Covid estaba fenomenal, un día entró en mi cuerpo y, a partir de ahí, no conseguía volver a ser yo. Tenía muchos dolores musculares, debilidad, taquicardias… Desde aquí, quiero mandar mucho ánimo a todo el mundo que está sufriendo las secuelas de la Covid. Y, por supuesto, por favor, pido que la gente se proteja, se ponga su mascarilla y guarde la distancia de seguridad.
“Acabo de terminar de escribir mi segundo corto. Espero este año poder rodar los dos que tengo y debutar como directora. Por otro lado, ya estoy trabajando en mi tercer libro”
—¿Quiénes han sido tus mayores apoyos?
—Mi familia. Ellos han estado, desde la distancia, escuchándome, dándome apoyo y tranquilizándome en los momentos donde la ansiedad me podía.
—Tú eres de Alicante, ¿tu familia vive allí? ¿Has podido verlos en los últimos meses?
—Mi hermana sí vive en Madrid, pero mis padres y mi hermano, en Alicante. A ellos solo los vi un día el año pasado, en septiembre, que bajé a mi tierra por motivos de trabajo. Estas Navidades opté por quedarme en Madrid, por precaución. Los echo mucho de menos. No han visto ni siquiera la casa, no la conocen, la verán a través de estas páginas.
—En el terreno del corazón, el año pasado rompiste tu relación, y ahora el amor ha llamado de nuevo a tu puerta. ¿Cómo definirías el momento que estás viviendo?
—Estoy ilusionada, contenta, viviendo el presente, sin plantearme nada más. Si hay algo que me ha enseñado la vida, y más el año pasado, es que hay que disfrutar día a día
—¿Te volverías a casar en el futuro?
—Sí, lo volvería hacer.
—¿Te has planteado ser madre?
—Me gustaría formar mi familia, si tiene que ser, será. Mientras, disfruto de mis sobrinos, que son maravillosos.
La gran mudanza ‘que se avecina’
—Esta no ha sido tu única mudanza, también has dejado El Mirador de Montepinar, en la serie La que se avecina. ¿Te ha dado pena?
—Sí, mucha, muchísima, pero a la vez muy agradecida por todo lo que me ha dado a nivel personal y profesional. No puedo ser más afortunada de haber podido disfrutar de esta experiencia.
—¿Cuántos años has estado en la serie?
—Quince, que se dice pronto… Imagínate, ha sido mi segunda casa, había veces que pasaba más tiempo allí que en la mía propia.
—Ahora, ¿qué se avecina en tu carrera? ¿Habrá una nueva temporada de la serie?
—Sí. Si todo va bien, en septiembre, arrancamos la temporada trece, en un nuevo lugar… Todavía no sabemos dónde nos mudaremos.
—En el terreno profesional, has tenido a tu segundo bebé, Música para Sara, que es tu primera novela.
—Estoy muy contenta con la bonita acogida que ha tenido mi segundo libro y mi primera novela. El feedback que he tenido ha sido muy bueno, la gente se ha dejado atrapar por la vida de Sara. Es una novela fresca, que te engancha desde el primer momento. La protagonista busca la felicidad; para ello, debe dejar su vida actual atrás, a pesar de todas las trabas que le ponen. Para Sara, la vida es una canción que nunca debe dejar de bailar, a pesar de sus miedos y de sus inseguridades. Creo que todos, alguna vez en nuestra vida, nos hemos preguntado: “¿Somos felices con la vida que llevamos?”.
—¿Cómo empezaste en el mundo de la escritura?
—Desde pequeña escribía cuentos, poesía… Siempre me ha gustado expresarme a través de la escritura, me servía para dejar volar mi imaginación y también como terapia.
—¿En qué momentos escribes?
—Aprovecho los momentos libres que me deja la grabación de la serie. Escribir es algo que me hace feliz, mi válvula de escape. Siempre lo hago en casa, en mi estudio. Cualquier momento libre del día es el idóneo para encerrarme y empezar. De hecho, en la decoración de esta estancia, pusimos mucho mimo, ya que paso mucho tiempo allí. Le transmití al equipo de Banak Importa su especial relevancia. Necesitaba un lugar donde aislarme, que me inspirara, que me invitara a imaginar y me hicieron una propuesta donde funcionalidad y estética se aunaran perfectamente. Además, me ofrecía mucho espacio para almacenar mis libros. El blanco es el auténtico protagonista, con una decoración muy neutra, con toques caldera y elementos de fibras naturales. Todo está en perfecta armonía.
—¿Tienes otros proyectos?
—Acabo de terminar de escribir mi segundo corto. Espero, este año, poder rodar los dos que tengo y debutar como directora. El año pasado, con la pandemia, tuve que paralizarlo todo y no pude rodar. Por otro lado, ya estoy trabajando también en mi tercer libro.
—¿Siempre tuviste claro qué era lo que querías?
—No, no lo tenía nada claro. Quería ser muchas cosas y, al final, he escogido una profesión donde puedo ser muchas cosas, dependiendo de los personajes que vaya a interpretar. Lo que sí sé es que necesito crear. Para mí es una necesidad vital, ya sea a través de personajes o a través de la escritura.
—Antes, ¿a qué te dedicabas?
—Fui atleta, modelo y presentadora.
‘He encontrado mi sitio’
—Con todos estos cambios por los que has pasado, ¿qué balance haces de este dos mil veinte?
—Un año de mucho cambio, de cierre de ciclos, de aprendizaje, un año donde he tenido que batallar con mis miedos, un año de crecimiento.
—¿Qué aprendizaje has sacado de estos meses tan intensos?
—Que la vida vuela y que hay que vivir cada segundo.
—¿Has empezado a valorar las cosas de una manera diferente?
—Sí, sin duda. Sé que todos decimos que la salud es lo más importante y es que es así. Sin salud, no podemos hacer nada.
—Si pudieras echar el tiempo atrás, cambiar algo de tu pasado, ¿lo harías?
—No, porque cada cosa que me ha pasado ha hecho que me convirtiese en la persona que soy hoy en día.
—¿Qué sueños te quedan por cumplir?
—Me siento muy afortunada por haber visto cumplidos muchos de mis sueños a estas alturas de mi vida y, aunque tengo otros tantos pendientes, estoy feliz de haber hecho realidad el hogar de mis sueños y haberle dado forma a una casa donde me siento realmente bien. Por fin siento que he “encontrado mi sitio”, donde empezar una nueva etapa de mi vida, un escenario donde almacenar recuerdos, un lugar que me acompaña y me llena de energía positiva, la cual estoy segura de que me ayudará a seguir haciendo realidad mis ilusiones.