¿Estás buscando una planta de interior capaz de poner una nota de color en tu casa? ¡Ya la tienes! Las preciosas y tropicales flores de la amarilis conseguirán alegran cualquier interior triste y aburrido. Además, no tendrás que estar muy pendiente de ella, ya que es fácil de mantener.
Alegra tus interiores
Esta planta bulbosa, exótica y especial, pertenece a la familia de las amariliáceas, y comprende más de 70 especies diferentes, como Hippeastrum puniceum o Hippeastrum vittatum.
Aunque cada una de ellas tiene sus peculiaridades, todas hacen gala de una belleza espectacular. Su larga floración y su cultivo sencillo la convierten en una de las plantas de interior con flor más apreciadas.
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Carácter tropical
La amarilis es originaria de las zonas exóticas de América Central y del Sur, por lo que se desarrolla perfectamente en espacios interiores, cálidos y preferiblemente húmedos. Además, como es poco exigente, hoy se cultiva en todo el mundo sin problemas.
¿Cuándo y cómo plantar la amarilis?
Se trata de una planta bulbosa y la mejor época para plantarla es a partir de diciembre y hasta marzo. Si te decides a hacerlo busca una maceta que no sea demasiado grande y planta el bulbo dejando un tercio del mismo fuera del sustrato, al aire, ya que si lo entierras completamente se pudrirá.
Para la amarilis debes elegir una tierra rica en materia orgánica y, justo debajo, poner algún material que mejore el drenaje, como la arena, por ejemplo.
El sitio perfecto
Una de las cosas que has de tener en cuenta cuando te decidas a cultivar amarilis es dónde vas a colocarla. Ten en cuenta que no le sirve cualquier ubicación, sino que necesita un espacio luminoso, pero alejado de los rayos directos del sol (que quemarían sus hojas).
Tampoco le gusta pasar frío, pero no debes colocarla cerca de un radiador o de otra fuente de calor.
El riego es la clave
Y si no es la única, al menos sí una de las más importantes a la hora de cultivar amarilis y conseguir que se desarrollen perfectamente. Esta planta necesita un riego regular que mantenga el sustrato siempre húmedo mientras la planta crece.
Cuando ya ha alcanzado un tamaño considerable, puedes regarla una vez a la semana en invierno y 2 o 3 veces en verano.
Un consejo
Ten mucho cuidado de que no se encharque el sustrato de la planta, porque si esto sucede el bulbo se pudrirá.
Larga floración
Uno de los encantos de esta planta tan bella es su floración que, además de bellísima, es muy larga. Dura de tres a seis semanas e, incluso, tú puedes hacer que se alargue si le das a tu planta los cuidados adecuados. Sin duda, este es uno de los alicientes de cultivar amarilis en casa.
Sigue estos trucos y las flores de la amarilis te acompañarán durante más tiempo:
- A partir del verano puedes abonarla con un fertilizante específico para que acumule nutrientes para el invierno.
- Una vez que surjan del bulbo las primeras hojas, ve espaciando los riegos (hasta llegar a un riego semanal) y ve incrementándolos de nuevo cuando brote la vara de las flores.
¡Ojo con las plagas!
Existen plantas, tanto de exterior como de interior, que son especialmente vulnerables al ataque de las plagas y la amarilis es una de ellas.
Por eso es importante estar alerta y tratar de detectar cuanto antes la presencia de insectos, orugas, caracoles o babosas. De hecho, no está de más aplicar a la planta un insecticida de modo preventivo, aunque conviene elegir un producto natural.
Plantar la semilla
Existen varios métodos para reproducir esta planta bulbosa y uno de ellos consiste en sembrar semillas de amarilis. Este procedimiento es bastante habitual.
Para que resulte exitoso, lo mejor es hacerlo a principios del verano, en un tiesto con el sustrato adecuado. En poco tiempo nacerá una nueva planta que irá desarrollándose hasta contar con su bulbo, hojas y flores.
Sin embargo, para ver y disfrutar de estas últimas es necesario tener paciencia, ya que pueden tardar en florecer hasta seis años.
Reprodúcela por hijuelos
Otra manera de reproducir la amarilis consiste en hacerlo a través de los hijuelos. Estos son los bulbos más pequeños que se desarrollan junto al bulbo principal de la planta.
Si los separas de esta y los cultivas de forma independiente se convertirán en una planta nueva de interior. La floración, en cualquier caso, tardará en producirse unos tres o cuatro años, menos tiempo que si siembras las semillas.