Fuerte y resistente, la camelia es exuberante y original. Crece esplendorosa en el norte de España y posee una peculiaridad que la distingue y la hace especial: su maravillosa floración invernal.
Si estás buscando una planta que alegre tu jardín en invierno, ya la has encontrado: la Camellia japonica lo llenará de belleza y color.
Color todo el año
Una de las características que convierten a la camelia en una opción perfecta para plantar en el jardín es que es un arbusto de hoja perenne, lo que significa que estará verde y frondosa también durante el otoño y el invierno.
Sus flores rebosantes de color son el mejor aliciente para decidirse a cultivarla lo que resulta, además, bastante sencillo. De hecho, si quieres que crezca sana solo tienes que procurarle los cuidados que necesita, que no son demasiados ni muy exigentes.
Como explica Juan Armada, del vivero Ortigueira especializado en el cultivo de camelias, esta planta es feliz a la sombra, en un lugar de clima frío y húmedo, sobre un suelo ácido y regada con agua blanda. Si la mantienes en estas condiciones, lograrás que esté realmente preciosa.
De allende los mares
La camelia es una planta originaria de Asia que comprende más de 200 especies diferentes, muchas de ellas desconocidas en Europa. Estas especies engloban, a su vez, numerosas variedades.
En nuestro país la más habitual es la Camellia japonica, procedente de latitudes lejanas de Japón y China. Llegó al continente europeo en los siglos XVII y XVIII y desde entonces no ha dejado de cultivarse gracias a su belleza y a la delicadeza de sus flores.
En España podemos disfrutar de ella en todo su esplendor en tierras del norte, en especial en Galicia y Asturias, donde es parte inherente del paisaje, al igual que ocurre con la hortensia.
¿De jardín o de interior?
Juan Armada afirma que la camelia “es una planta de exterior en su lugar de origen. Es decir, cuando crece en un hábitat apropiado para ella. Sin embargo, se puede cultivar en maceta (y en interior) si recreamos ese entorno en el que se encuentra bien y le proporcionamos los recursos que necesita”. ¿Cómo? Asegurándonos de que tenga un sustrato ácido, mezclando para la maceta un sustrato universal con otro específico para plantas acidófilas. Ten en cuenta que si el pH del suelo es superior a 6,5 las hojas adquirirán un matiz amarillento.
Otro de los cuidados que necesita la camelia es el de estar a la sombra, en un lugar de la casa en el que no reciba sol ni calor intenso.
Además, es fundamental que la reguemos generosamente utilizando agua blanda.
La mejor ubicación
Si te decides a cultivar camelias en el interior de tu casa es importante que antes pienses dónde vas a colocarlas, porque de ello dependerá que estén preciosas o que simplemente sobrevivan (es una planta resistente capaz de soportar condiciones muy duras).
Búscales un lugar en sombra. “Puedes acercarlas a una ventana para que reciban luz natural, pero no les debe dar el sol directo. Y si les llegan los rayos, mejor que sea por la mañana. El sol de poniente no le gusta en absoluto”, explica Juan Armada.
También debes alejarla de radiadores y otras fuentes de calor, y regarla con generosidad. “Un espacio ideal para la camelia sería, por ejemplo, el cuarto de baño con un ambiente húmedo y en semisombra”.
En el balcón
Si cuentas en casa con un balcón o una terraza puedes cultivar en ella camelias en macetones, al estilo de los que adornan la fachada del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. No estarán plantadas en el suelo del jardín, pero tampoco en el interior de la casa. Eso sí, hay ciertos requisitos que debes cumplir para que se desarrollen correctamente.
Si no vives en zonas del Cantábrico como Asturias o Galicia, tendrás que buscar un emplazamiento en sombra, que esté orientado al norte para evitar la acción directa del sol.
Por otro lado, es importante que protejas a tus camelias de las corrientes de aire y los vientos secos.
Flores en invierno
De todos los encantos que posee la camelia el más valorado es su magnífica floración. Y no extraño que así sea, porque hace gala de unos ejemplares bellísimos en una amplia gama de colores que van del blanco al rojo intenso, pasando por el rosa y con matices y vetas realmente espectaculares.
“Las flores comienzan a brotar generalmente en noviembre o diciembre y no desaparecen hasta finales de abril en muchos casos. No es la de la camelia una floración efímera, sino que los ejemplares resisten el frío y duran bastante tiempo, si no se producen heladas extremas”, nos cuenta Juan Armada.
Que no pase sed
La camelia no tolera la sequía. Necesita vivir en un ambiente húmedo y que la riegues de manera regular y abundante. Por eso encuentra en las tierras del norte de la península ibérica el entorno perfecto para desarrollarse en plenitud.
Por tanto, si la cultivas en maceta no te olvides de regarla y hazlo con agua blanda, ya que el agua demasiado dura la perjudica. Puedes acumular el agua de lluvia y, si no es posible, añadir al agua del grifo dos gotas de vinagre.
Un consejo
Evita que el sustrato de las macetas se encharque, ya que las raíces de las camelias podrían deteriorarse. Vigila que el drenaje sea correcto y no se acumule agua en el plato o recipiente bajo la maceta.
Abonar, ¿cuándo y cómo?
Tus camelias agradecerán que les proporciones un suplemento de nutrientes en forma de abono.
Elige un fertilizante específico para plantas acidófilas en formato líquido. Para administrárselo solo tienes que diluirlo en el agua de riego siguiendo las instrucciones del fabricante y observando las dosis recomendadas. Sobre cuándo es el mejor momento para abonar tus camelias, suele ser al llegar la primavera.
Los beneficios de la poda
Aunque la camelia es una planta de crecimiento lento y no necesita que la podes todos los años, siempre le vendrá bien para florecer con más ímpetu y alcanzar su mayor esplendor.
Debes ser cuidadoso al elegir el momento de la poda. Hazlo justo después del periodo de floración, alrededor de marzo o abril. Si la podas a destiempo, podrías perjudicar la producción de flores y conseguir el efecto contrario al pretendido.
Para podar tus camelias, bastará con que recortes un poco las puntas de las ramas y que elimines aquellas que estén deterioradas.