kokedama plantas© Plato de musgo

Plantas de interior

Kokedamas: cómo decorar tu casa con plantas sin maceta

Una técnica de jardinería centenaria procedente de Japón


Actualizado 20 de octubre de 2020 - 15:05 CEST
© Kayto

Poner un toque verde y natural en tu casa, sea como sea el interiorismo que impere en ella, es siempre un acierto, y hacerlo a través de las plantas todavía más. Las especies de interior son capaces de refrescar cualquier ambiente; de revitalizarlo e insuflarle nueva vida.

Además, tienes un amplísimo repertorio para elegir: especies de flor, cactus y suculentas, plantas de aire… Hoy descubrimos el apasionante mundo de las kokedamas: el cultivo de especies vegetales sin maceta.

 

¿Qué son las kokedamas?

La palabra kokedama significa literalmente “bola de musgo” y eso es precisamente de lo que trata este arte floral nacido en Japón hace más de cinco siglos: de cultivar plantas fuera de la maceta o contenedor sobre una bola de musgo.

Esto que parece extraño no lo es tanto, en realidad. Las plantas crecen felices y esplendorosas con sus raíces en el interior de esa bola especial, en la que encuentran todo lo que necesitan para crecer y desarrollarse.

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© Pistils Nursery

Una bola peculiar

Aunque su nombre signifique “bola de musgo” en realidad es algo más compleja que eso. Se trata de una composición de turba, akadama (una arcilla japonesa de origen volcánico que es capaz de conservar muy bien la humedad) y áridos (arena de río, arlita, perlita…), recubierta de musgo vivo sujeto con un hilo.

Esta cobertura de musgo cumple varias funciones, además de rodear y contener el sustrato en el que crece la planta: retiene la humedad y aporta al conjunto un diseño diferente perfecto pàra decorar cualquier rincón de tu casa.

© Plato de musgo

Grandes beneficios

Los amantes de las kokedamas les conceden numerosas cualidades y aseguran que tenerlas en casa es algo muy positivo.

Además de aportar belleza y originalidad, estas curiosas plantas ayudan a purificar el aire, y también aumentan la humedad ambiental.

Por último, y como ocurre con la técnica similar de los bonsáis, cultivar kokedamas nos ayuda a liberar el estrés, con el consiguiente beneficio que ello conlleva tanto para nuestra salud física como mental.

© Pistils Nursery

El musgo, un elemento clave

No todas las kokedama son iguales ni tienen la misma apariencia. De hecho, el tipo de musgo que utilicemos para crearlas determinará su aspecto.

- Podemos elegir musgo de fibra larga: es el más habitual y aporta al conjunto un aire natural y silvestre.

- Otra opción es utilizar musgo “terciopelo”: más original, es el que se cultiva directamente en la bola. Se llama así porque tiene un aspecto aterciopelado. Solo está disponible en otoño e invierno.

- Aunque el musgo es un elemento destacado en una kokedama, a veces podemos prescindir de él para crear una amidama. Se trata de una variación en la que el musgo se sustituye por una malla para contener el sustrato. El aspecto de la bola es mucho más sencillo y rústico, con el sustrato parcialmente a la vista.

© Supermoss

Para todo tipo de plantas

Cualquier planta puede ser cultivada de esta manera: arbustos, helechos, plantas de flor, especies silvestres, hierbas aromáticas, palmeras pequeñas, etc.

Sin embargo, esta técnica se suele aplicar a plantas de pequeño y mediano tamaño.

Las que mejor se adaptan son las especies de interior y aquellas de crecimiento lento. Con ellas conseguirás un resultado espectacular.

© Pistils Nursery

Riego por inmersión

Una de las particularidades de las kokedamas es que no se riegan de la manera habitual, añadiendo agua al sustrato. Necesitan un riego por inmersión: consiste en sumergir la bola de musgo en un recipiente con agua, de forma que esta la cubra por completo.

Verás que comienzan a surgir unas pequeñas burbujas de aire lo que significa que la kokedama está absorbiendo agua. Cuando ya no salgan más burbujas es el momento de sacar la bola del agua.

Ya solo queda dejar que escurra hasta que ya no gotee y devolverla a su lugar, tanto si la tienes colgada en algún rincón de la casa, como si descansa sobre una bandeja.

© Kayto

¿Con qué frecuencia hay que regar?

En cuanto a la frecuencia de riego, esta dependerá del tipo de planta de interior que estés cultivando, aunque se puede aplicar una norma general: regar una vez cada quince días en invierno, y dos veces a la semana en verano.

Aquí tienes un truco que te puede ayudar: si coges tu kokedama y la notas más ligera, menos pesada, eso significa que ha llegado el momento de regarla.

En caso de que se trate de una especie que necesita mucha humedad, puedes pulverizarla con frecuencia entre riego y riego.

 

Un consejo

Es importante regular la frecuencia de riego, de forma que la planta se vaya adaptando a una cantidad determinada de agua.

© Omote Sando

El lugar perfecto

Además de regarla con la frecuencia necesaria, tu kokedama necesitará otros cuidados adicionales.

- Debes buscarle una ubicación adecuada, en un rincón luminoso en el que no le lleguen los rayos del sol de forma directa.

- Evita colocarla cerca de radiadores u otras fuentes de calor, ya que en estos lugares el ambiente está más seco y eso no le irá nada bien a tu kokedama.

- Añade de vez en cuando un poco de abono líquido al agua de riego y le darás un aporte extra de nutrientes.

© Pistils Nursery

Cómo trasplantar tu kokedama

Las plantas cultivadas mediante la técnica kokedama van creciendo y, con en tiempo, necesitan ser trasplantadas para continuar su desarrollo.

Esto implica sustituir el musgo y renovar el sustrato, y se hace necesario cuando la planta crece de forma desproporcionada con respecto a la bola de musgo, o si esta se deteriora. Después hay que volver a colocar la cubierta de musgo nuevo y sujetarla con hilo.