Un agujero en la pared, un revestimiento viejo, una mancha en el parqué… Son algunos de los desperfectos de la decoración de interiores con los que tienes que lidiar más veces de las que te gustaría. Por eso, hemos preparado este manual práctico con los 12 problemas más usuales y sus soluciones, para corregirlos, o al menos disimularlos. Por cierto, es perfecto para las menos mañosas.
1. Hacer que tu sofá parezca (casi) nuevo con una manta o varios cojines
Aunque las fundas de los sofás han evolucionado para bien, nosotros seguimos viéndolas con ojo crítico. Aunque son una opción para ocultar la mancha o el agujero que te ha hecho tu mascota en la tapicería, nosotros preferimos jugar con la decoración, colocando estratégicamente una manta o un pareo estiloso o disponiendo cuidadosamente varios cojines que ‘sepulten’ esa parte del sofá y añadan, de paso, un toque de color.
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2. Una alfombra que oculta una mancha o un agujero en el parqué
Si tu parqué lleva muchos años encima o, aunque está más o menos bien, tiene un cerco negro que dejó una maceta, el sol se ha comido el color o un objeto pesado hizo un verdadero socavón, la solución más sencilla es ubicar estratégicamente una alfombra, que parezca que siempre ha estado ahí. Para completar el conjunto, a lo mejor tienes que reforzar su presencia con una mesita auxiliar o una butaca, por ejemplo. Lo recomendable es que no parezca un pegote sino un aliado ‘deco’.
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3. Un espejo que ‘esconde’ los desperfectos de la pared
Si no quieres pintar y te da pereza empapelar toda una pared por una simple mancha o un agujero, la solución es tan sencilla como colgar un espejo, que tape esos pequeños desperfectos. Es importante que elijas un modelo que encaje tanto con el estilo de la estancia como con el tamaño de la pared, para que parezca que ese es su sitio ideal y no quede demasiado grande o, por el contrario, desangelado. Por cierto, no abuses de ellos ni de su poder ‘deco’, pueden provocar exceso de brillo.
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4. Un papel pintado para ocultar una pared dañada
Tu casa o apartamento brilla, pero hay algún tramo de pared que tiene un agujero, una grieta o, incluso, desperfectos en relieve. Aunque puedes ponerte herramienta en mano, usar un papel pintado es una solución más rápida, fácil y menos costosa que aplicar masilla, lijar y pintar todo el tramo (o toda la pared). Además, el papel pintado es tendencia, así lograrás actualizar, al mismo tiempo.
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5. Pintar las juntas de tus azulejos para que luzcan
Tus azulejos pueden disfrutar de una segunda juventud en cuestión de minutos, acabando, al mismo tiempo, con esas juntas ennegrecidas que, a pesar de fregar con productos específicos, nunca están blancas del todo o perdieron su tono hace tiempo. Una mano de pintura idónea para cocinas y baños y listas para muchos años.
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6. Bajar la altura del techo con pintura
Aunque (casi) todas soñamos con techos infinitos, la realidad es que, en ocasiones, pueden ser un problema, ya que crean atmósferas frías, que no puedes llenar con nada. Para reducir su altura e incluirlos en la decoración de interiores, píntalo de un color más oscuro que la pared. ¡Funciona!
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7. Customizar para actualizar
En ocasiones, no es tanto el mal estado del mueble sino su aire anticuado, que te recuerda al verlo que necesitas uno nuevo. Por eso, si tu aparador o mueble auxiliar ya no cumple tus expectativas, una buena manera de cambiarle el ‘look’ es pintarlo con una plantilla, pegarle un adhesivo que rompa la estética o cambiar sus puertas con otras más actuales, como estas de rejilla.
8. Pintar las puertas para cubrir los defectos
Los agujeros, grietas, manchas y salpicaduras a veces empañan la belleza de tus puertas de interior. Por eso, es recomendable darles la posibilidad de brillar de nuevo, sometiéndolas a un pequeño bricolaje, apto para todos, incluso si no eres muy mañosa. Puedes seguir manteniéndolas en blanco o dar un nuevo toque de color a la decoración de tu casa, pintándolas de algún alegre tono, como el azul: una tendencia que copa las historias de Instagram.
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9. Muebles nuevos solo cambiando los tiradores
Solemos creer que los tiradores no son imprescindibles, sin embargo, aunque ocupan poco espacio, son cruciales para la estética de la estancia. Además, son fáciles de desmontar y cambiar y te permiten actualizar la decoración de tus piezas preferidas, sin obras y en tiempo exprés. Solo un consejo: antes de elegir el modelo, comprueba cuántos agujeros tienes y a qué distancia están, para no convertir tu mueble en un colador.
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10. Pintar los viejos azulejos para que parezcan nuevos
Sabemos que la cerámica está de moda y no tenemos nada que objetar, pero no podemos decir lo mismo de esos azulejos de tu cuarto de baño que, además de anticuados, han conocido tiempos mejores. ¿Cómo traerlos de vuelta a la decoración moderna? Simplemente aplicando una capa de pintura especial para baldosas. A la hora de ponerte manos a la obra, es importante que estén bien limpios y que entre capa y capa (bastarán con dos manos) dejes unas cuatro horas, para que se sequen.
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11. Un friso para elevar la altura del techo
¿Tu habitación parece abarrotada o la altura del techo es un poco baja? Que no cunda el pánico, solo tienes que hacer un friso con pintura, papel pintado o madera, según tus habilidades en bricolaje. Este zócalo hará crecer tu techo hacia arriba, ya que visualmente se produce un efecto de amplitud al jugar con los volúmenes.
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12. Una columna que se integra en la decoración
Las columnas son esos elementos estructurales que odias o amas, ya que, muchas veces permiten distribuir mejor el espacio, mientras que otras son un verdadero incordio, que no puedes eliminar. En esos casos, en lugar de intentar que pase desapercibida, una buena forma de rentabilizar su presencia es otorgándole protagonismo decorándola o pintándola a juego con la pared.