¿Sufres la limpieza cotidiana de la mampara del cuarto de baño como un castigo en toda regla?
Es cierto que se trata de uno de los trabajos más ingratos que existen en el universo de las tareas domésticas, pero no es imposible conseguir los mejores resultados si sabes cómo actuar. Aquí tienes todas las claves para lograr unas mamparas totalmente transparentes e inmaculadas.
¿Por qué se ensucian tanto?
Las mamparas del cuarto de baño están sometidas a determinadas condiciones que dificultan su limpieza. O más bien, hacen que se ensucien de forma considerable. El uso diario e intensivo, los restos de jabón y la cal del agua dejan su rastro en forma de manchas y suciedad.
Además, por ser una estructura que está en permanente contacto con el agua, se corre el riesgo de que aparezca moho.
Sin embargo, si aplicas a tu mampara las técnicas apropiadas, lograrás mantenerla en buenas condiciones.
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Con utensilios adecuados
La limpieza de la mampara no requiere de ninguna herramienta especial, más allá de una rasqueta de goma de las que se emplean para los cristales. Se trata de un utensilio que resulta práctico en el mantenimiento diario, para evitar que el agua permanezca sobre el cristal y provoque las consabidas marcas.
Por lo demás, necesitarás bayetas de microfibra y trapos de algodón para secar y abrillantar. Un aspecto importante que a veces se olvida es evitar el uso de estropajos abrasivos que puedan rallar el cristal y la perfilería, así como la serigrafía si la llevase.
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Los productos que funcionan
Existen en el mercado un amplio repertorio de productos de limpieza con propiedades antical que prometen acabar con las manchas de tu mampara sin apenas esfuerzo. La realidad es que, aunque sí eliminan la suciedad, la cosa no es tan fácil como muestran los anuncios de televisión. Es necesario aplicarse a fondo para lograr un resultado aceptable. Además, casi todos llevan componentes químicos muy agresivos.
Una opción más sostenible para el ecosistema, y también más saludable para nosotros, es fabricar tu propio producto antical: conseguirás los mismos resultados (o mejores) y resultará mucho más económico. Solo tienes que mezclar a partes iguales en una botella con pulverizador agua, vinagre (ácido acético) y alcohol. Se utiliza sin aclarado.
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¿Manchas que se resisten?
Aunque ser constante en la limpieza y utilizar el producto adecuado (como el recomendado en el paso anterior, de fabricación casera) nos ayuda a tener una mampara en perfecto estado de revista, en ocasiones aparecen manchas difíciles.
Las de cal son un ejemplo, capaces de resistir la higiene más extrema. Para eso necesitamos soluciones alternativas. Una de ellas es mezclar bicarbonato con vinagre y aplicar la pasta resultante sobre las manchas. Deja actuar unos 20 minutos y después aclara y seca. Las manchas habrán desaparecido.
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Dos veces a la semana
Esta es la frecuencia ideal de limpieza que necesita tu mampara. Una vez esté perfectamente impecable, lo mejor es evitar que se vuelva a ensuciar demasiado, y repasarla dos veces a la semana consigue que la suciedad y las manchas de cal se mantengan en límites aceptables, facilitando así la tarea.
¿Un truco que ayuda? Cada día después de la ducha pasa la rasqueta de goma para eliminar las gotas de agua y los restos de jabón.
Acostúmbrate a dejar la ventana del baño abierta durante unos minutos después de ducharte (o la puerta, si no tienes ventana) para que no se acumule la humedad.
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Tratamientos que ayudan
La mayoría de las mamparas de baño que se comercializan actualmente llevan incorporado un tratamiento especial que logran que se ensucien menos. Se trata de un acabado repelente al agua que hace que las gotas resbalen y no dejen marcas en el cristal. De esta forma tampoco se acumulan los restos de cal en la superficie, o al menos se reduce este desagradable efecto.
Para que funcionen de forma efectiva es importante que estos tratamientos sean de calidad.
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Hazlo tú misma
Si tu mampara, ya sea de ducha o de bañera, no incluye un buen tratamiento antical y repelente al agua puedes proporcionárselo tú misma de una manera bastante sencilla. Todo lo que necesitas es el producto adecuado y un trapo.
- Para empezar, asegúrate de que los cristales están perfectamente limpios y secos (de lo contrario lo que hagas no servirá de nada).
- Aplica el producto con ayuda del trapo extendiéndolo de forma regular.
- Deja actuar unos 15 minutos (consulta las instrucciones del fabricante) y después seca con otro trapo. Para no arruinar la eficacia del tratamiento, no debes utilizar la ducha en unas 12 horas.
En cuanto a la duración de estos tratamientos esta es de 5 años aproximadamente. Pasado este tiempo tendrás que volver a aplicarlo.
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La estructura de perfiles
Aunque los cristales es siempre lo que más nos preocupa, también es necesario dedicar un tiempo y un trabajo a mantener limpios los perfiles, tanto el superior si lo tiene como los inferiores. También los carriles por los que se deslizan las puertas, en caso de ser correderas, deben repasarse con cierta frecuencia, ya que en ellos se acumula bastante suciedad.
Una buena idea es utilizar la vaporeta para limpiar la estructura de la mampara, sin necesidad de productos químicos y casi sin esfuerzo. Si no dispones de ella, puedes emplear una brocha o un cepillo de dientes viejo para llegar a los rincones más inaccesibles.
Asegúrate de que los orificios que tienen los perfiles inferiores (para que no se acumule el agua) no quedan obstruidos.
Las mamparas acrílicas
No todas las mamparas están fabricadas en vidrio templado. También hay mamparas acrílicas, realizadas a partir de plásticos específicos. Estas últimas disimulan mejor las manchas, pero también requieren un mantenimiento constante. Repásalas cada vez que limpies el baño con una mezcla de agua y amoniaco, aclarando y secando después la superficie.