Modernas, prácticas, abiertas y sociales, disponer de una isla amplia y espaciosa (las XS no causan el mismo deseo) es, seguramente, uno de tus sueños a la hora de planificar la decoración de tu cocina.
Situadas en el centro de la cocina aprovechan todos los costados, proporcionan una circulación fluida y pueden ejercer de ’amueblamiento barrera’, ayudando a delimitar visualmente distintos ambientes. Pero debes ser realista: no es adecuada para todas las cocinas, ni para todos los usos. Por eso, si estás pensando en instalar una, estas recomendaciones despejarán tus dudas y te ayudarán en la (difícil) tarea.
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No tener en cuenta su función principal
Antes de nada, debes preguntarte: ¿Qué utilidad voy a darle? Generalmente hay que distinguir entre un uso principalmente funcional o uno social. El primero está destinado a la preparación y/o cocción de los alimentos, el segundo como lugar para comer o disfrutar en familia o con amigos. Así, uno requiere espacio para trabajar y la integración de fregadero, vitrocerámica o campana extractora o, incluso, de elementos empotrados como un lavavajillas, mientras que el otro implica una zona de asientos cómoda. Por lo tanto, la función de la isla depende no solo de las instalaciones técnicas que deben planificarse aguas arriba, sino también del presupuesto o las dimensiones.
Olvidar los asientos
Instalar una isla de cocina XXL significa contar con un espacio versátil en el que cocinar, comer, compartir una copa o un café, leer el periódico o, incluso, trabajar. Los asientos son, por tanto, imprescindibles, adaptándolos a la configuración de la isla central: uno o dos si solo está destinado a un uso rápido, un conjunto completo si se trata de dar cabida a las comidas de toda la familia. Elígelos según el estilo decorativo de la cocina y su tamaño pero también por su comodidad: si hace las veces de mesa de comedor, es mejor proporcionar taburetes con respaldo, en lugar de sin ellos: tu espalda te lo agradecerá cuando lleves más de una hora sentada.
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Limitar su funcionalidad
Y no darle funciones extra. Y no nos estamos refiriendo a zona de comedor y de preparación de alimentos, sino a usarla como elemento separador o distribuidor, a modo de tabique, en cocinas abiertas al comedor y al salón. La isla puede servir para zonificar, separando los diferentes ambientes sin renunciar a la sensación de amplitud y al espíritu libre que poseen los espacios únicos.
No potenciar su poder decorativo
Dado que es la estrella de nuestra cocina, ¿por qué no hacer que brille con más fuerza? Debes pensar en ella como un elemento fundamental de la decoración de la estancia. Para lograrlo, debe impactar bien por los materiales, por su diseño o por pinceladas 'deco', como los taburetes o el diseño de la campana. No te conformes solo con su faceta práctica y haz que muestre carácter y personalidad.
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Pasar por alto la planta de la cocina
Si los metros son importantes, la forma de tu cocina también es un aspecto a tener en cuenta. En espacios cuadrados, la mejor opción es convertirla en el centro de atención, el punto focal alrededor del cual gira el día a día. Pero, si se trata de una rectangular, lo ideal es aprovechar la longitud y diseñarla a lo largo, estableciendo la zona de asientos a continuación de la placa y el fregadero, en el caso de que lo integre.
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Considerarla como un solo bloque
Una isla central no tiene que ser obligatoriamente un cubo, sino que puede adquirir distintas formas, delimitar las diferentes zonas, mejorar el confort y adaptarse al diseño y la planta de la estancia. Así, el área de preparación debe tener suficiente altura para garantizar la comodidad al estar de pie (85-90 cm); el espacio para comer se puede bajar o subir, en función de tus preferencias y dimensiones, y deben dejarse unos 30 cm para las rodillas, algo que, además, ayuda a aligerar la forma general de la isla. De la misma manera, el área de lavado se puede colocar en una extensión en forma de L, que también servirá como ‘límite’ en una cocina abierta.
Descuidar la iluminación
Su tamaño XXL la convierte en protagonista absoluta de la estancia. Si los profesionales generalmente aconsejan no olvidar la iluminación con una isla central clásica, ¡la regla es aún más esencial con una isla de cocina grande! Primero, trabajar en la iluminación te permite usar la encimera para comer o cocinar cómodamente. Las lámparas colgantes grandes o los focos industriales, por ejemplo, añaden un toque decorativo a toda la habitación. Por lo tanto, piensa en planificar las tomas de corriente desde la etapa de diseño de la cocina, alineando varias luces a lo largo de toda la isla en lugar de centrar una sola en el medio. Y, ya puestos, haz que las suspensiones XXL coincidan con el tamaño de los muebles.
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Menospreciar su capacidad de almacenaje
Sitio para guardar es algo que nunca sobra en una cocina, incluso cuando no tiene problemas de metros. Por eso, aunque se trata de una isla extragrande, no desaproveches la zona inferior, para colocar armarios para la vajilla o como despensa, o la superior para colgar accesorios y útiles de cocina.
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Ser demasiado grande
Cualquier isla debe contar con un mínimo de espacio a su alrededor para seguir siendo funcional, ya que será necesario poder abrir los armarios sin golpearlos y moverse por la cocina sortear obstáculos. Es preciso dejar, al menos, un metro de espacio libre alrededor de la misma y si no hay suficiente espacio en la cocina… ¡reduce su tamaño! Tan malo es una isla demasiado grande en una cocina pequeña, que estropee el flujo de trabajo e impida que haya libertad de movimientos, que una XXL que ocupe mucho y te haga perder funcionalidad o que se ‘pierda’ en el espacio.
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