Invertir en un menaje de cocina de calidad es muy importante: las tareas culinarias serán más fáciles y agradables de llevar a cabo y todas tus piezas te durarán mucho tiempo.
Sin embargo, además de elegirlo con acierto, también tendrás que darle los cuidados adecuados. Por mucha calidad que tengan tus cazuelas, se estropearán pronto si haces mal uso de ellas o no las limpias como se merecen. Vamos a repasar algunos consejos sencillos para lograr que tu menaje de cocina te acompañe como nuevo durante años.
El primer uso
Si ya has hecho tu elección y has comprado las sartenes y ollas que necesitas en tu cocina, lo primero que debes hacer es lavarlas con agua y jabón y secarlas bien.
Comprueba si el fabricante, además de señalar si el utensilio en cuestión es apto para horno, lavavajillas o inducción, indica en el embalaje si has de darle a la pieza un cuidado especial antes de usarla por primera vez. Las sartenes antiadherentes, por ejemplo, conviene frotarlas con unas gotas de aceite y después limpiarlas con papel absorbente.
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Limpieza firme pero suave
Esta es una regla general que te va a servir para todo tipo de menaje de cocina, sea este del material que sea. Huye de estropajos abrasivos, lanas de acero, lejía, productos de limpieza agresivos, etc. Todas esas cosas pueden dejar limpísimas tu cazuelas, pero lo más seguro es que terminen por rayarlas sin remedio.
Elige esponjas o estropajos de los que no arañan, y lava tus piezas a mano aunque sean aptas para lavavajillas, ya que sufrirán menos.
Acero inoxidable, apuesta segura
Es uno de los materiales más habituales, en especial para las baterías compuestas por cazuelas, cazos y ollas. En la mayoría de las cocinas encontramos varias piezas de diferentes formas y tamaños, realizadas en acero inoxidable.
En general, son resistentes y duraderas y tienen un mantenimiento bastante sencillo. De hecho, se pueden meter en el lavavajillas sin peligro de que se estropeen por ello (ya sabes que, en cualquier caso, la limpieza a mano es más delicada). Agua y un jabón adecuado es todo lo que necesitarás para dejarlas perfectas.
Si tienen manchas persistentes ponlas al fuego con un litro de agua y dos cucharadas de vinagre y deja que hierva unos minutos. Para evitar los restos blanquecinos que deja la cal del agua, conviene secar cada pieza nada más fregarla.
Cuida las sartenes antiadherentes
No hay nada peor que cocinar con una sartén en la que se quedan pegados los alimentos, por lo que contar con menaje con recubrimiento antiadherente es siempre una buena idea. Una de sus grandes ventajas es que te permiten cocinar con menos aceite y, por tanto, de una manera más saludable.
- Para cuidar este tipo de piezas al máximo, ya sea de teflón o de otros materiales más novedosos, es clave no someterlas a temperaturas muy altas, al menos no durante mucho tiempo.
- Utiliza espátulas y cucharas de madera o silicona para cocinar y para despegar los restos de alimentos pegados.
- Límpialas únicamente con agua y jabón y un estropajo o esponja que no raye.
- Cuando el recubrimiento antiadherente se dañe, lo mejor es desechar la sartén. Aunque los materiales actuales están revisados y aprobados y no son tóxicos, merece la pena ser precavidos.
El brillo del cobre
Son muchas las ventajas que tiene elegir menaje de cobre para cocinar. Además de ser duradero y de transmitir el calor de una forma uniforme a todo el interior del recipiente, es fácil de cuidar y de limpiar.
De hecho, el único problema que suele presentar el cobre es que puede perder el brillo. Para devolvérselo puedes frotar la parte exterior de las cazuelas con una pasta de bicarbonato de sodio, vinagre y limón (utiliza la mitad de un limón a modo de estropajo). Termina aclarando con agua y secando totalmente.
De hierro fundido
El hierro fundido o colado, en lo que a menaje se refiere, es un materia de siempre que no ha quedado relegado al olvido, por las muchas ventajas que ofrece: es resistente, aguanta perfectamente las más altas temperaturas y es apto para todo tipo de cocina (inducción, placa vitrocerámica, horno, etc.).
Estas piezas no llevan ningún recubrimiento interior, ya que el propio material es antiadherente. Para prepararlas antes del primer uso conviene fregarlas con agua y jabón, secarlas e impregnarlas de aceite y meterlas al horno caliente (a unos 250º C) durante una hora aproximadamente. Después dejar enfriar.
Este último paso es muy importante. Según explican los expertos de Le Creuset, una de las firmas punteras en menaje de hierro fundido, es fundamental no sumergir las cazuelas calientes en agua tibia o fría, ya que el esmalte podría agrietarse a causa del choque térmico.
Para limpiarlas después del uso normal, bastará con que las friegues a mano con jabón lavavajillas. Si están muy sucias, frótalas con sal previamente. Una vez aclaradas, conviene secarlas cuidadosamente para que no se oxiden.
Ojo con los cambios de temperatura
Uno de los errores más graves que solemos cometer, en lo que al mantenimiento del menaje se refiere, es meter las sartenes o cazuelas calientes en agua fría, sin dejar que se enfríen. Las prisas no son buenas consejeras y si no esperas el tiempo necesario antes de fregar este tipo de menaje, estas podrían deteriorarse.
La clave está en que, cuando se calienta, la base de estas piezas queda más aplanada y, si no le das tiempo para volver a su estado original, podría deformarse.
Dejar que las cazuelas y sartenes se enfríen antes de fregarlas es una recomendación válida para todo tipo de piezas, sea cual sea el material con que están hechas.
Limpiadores caseros
Si tus cazuelas y otros recipientes presentan manchas difíciles de eliminar puedes eliminarlas con bicarbonato. No es un producto abrasivo, por lo que se puede utilizar con frecuencia en la limpieza doméstica del menaje.
Sirve para la mayoría de los materiales, incluidos los recubrimientos antiadherentes de las sartenes, ya que no lo estropea. Las ollas de hierro fundido que tienen restos quemados, por ejemplo, quedan perfectas si las pones a hervir unos minutos con agua con bicarbonato (tres cucharadas por litro de agua).
¿Vas a apilarlas? ¡Protégelas!
Guardar las sartenes y otro tipo de menaje en la cocina puede convertirse en un quebradero de cabeza, dado el poco espacio que solemos tener disponible. Lo más habitual es poner unas dentro de otras, en función del tamaño.
Este acto tan común puede tener consecuencias desastrosas para tus sartenes, ya que es fácil rayarlas. Para evitarlo coloca protectores de fieltro o silicona.