La reforma de este ático de los años 60 demostró que el estilo minimalista y moderno también puede ser cálido y acogedor y brindar un personal ‘pied à terre’ a sus propietarios. El interiorismo llevado a cabo por Iconno y la diseñadora Isolina Mallon ha logrado un equilibrio perfecto entre la arquitectura contemporánea de la vivienda, techos de doble altura y grandes ventanales, el color y el diseño de los muebles y las obras de arte que visten sus paredes. El resultado es una vivienda personal y cómoda para vivir.
Espacio único
Ubicado en Pacific Heights (San Francisco) y distribuido en dos plantas, la inferior, que aglutina salón, comedor y cocina configura un espacio único, cuya uniformidad se rompe con los toques de color azul o amarillo de los cuadros y las piezas principales de las distintas zonas, como el sillón de Poltrona Frau, tapizado en terciopelo azul.
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Salón con vistas
Las ventanas panorámicas de doble altura abren el apartamento al paisaje urbano (con vistas al Golden Gate y Alcatraz) y aportan una cantidad significativa de luz natural a los interiores. Mallon supo mezclar a la perfección el gusto de los propietarios por el arte con el espacio en sí, creando un verdadero lienzo en blanco, donde el diseño y los colores de los muebles y accesorios decorativos se ajustan a los cuadros que cuelgan de sus paredes.
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Rincón de lectura
Cada ambiente de este refugio urbano aúna modernidad y funcionalidad a partes iguales. Por eso, aunque la decoración de interiores apuesta por el minimalismo visual, los toques de color y el potencial hogareño de ciertos complementos decorativos, como las alfombras, contribuyen a dar calidez. Este rincón de lectura ubicado en el salón es un buen ejemplo de ello.
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Sala de estar
El color blanco y el neutral gris hacen crecer las dimensiones de esta vivienda y potencian su abundante luminosidad. En el salón, destaca el sofá modular Soft Dream, diseñado por Antonio Citterio para Flexform, que crea un estar acogedor para disfrutar de las vistas y la luz natural. La librería blanca impoluta y de líneas rectas se integra a la perfección en este ambiente, donde solo destacan las piezas de mobiliario que mantienen una conexión directa, por su colorido, con las obras de arte.
Comedor
Vestido totalmente de blanco, desde las paredes hasta la mesa, las sillas y la lámpara de techo, el comedor tiene comunicación directa con la cocina, también blanca, aunque con pinceladas grises, lo que facilita los recorridos entre ambos ambientes. Para favorecer aún más la sensación de unidad, cocina, comedor y salón comparten el mismo pavimento: un suelo de madera clara, que encaja a la perfección en el estilo moderno de la vivienda. Como en el resto de estancias, el arte encuentra un lugar preferente en el interiorismo.
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Escalera
La escalera que sube al segundo piso, donde se encuentra la parte privada de la vivienda, rompe, en parte, con el predominio del color blanco, aunque sin renunciar a su carácter minimalista. Realizada en madera en un diseño moderno y ligero, los escalones son de moqueta beis, lo que proporciona un plus de calidez.
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Dormitorio principal
En el dormitorio de matrimonio, el papel pintado mural color pavo real se mezcla con la silueta minimalista de la cama Lifesteel diseñada por Antonio Citterio para Flexform, poniendo de manifiesto que la serenidad y la calidez se pueden lograr de muchas formas posibles. Además de estos actores principales, la abundante luz natural que se cuela por los grandes ventanales y la alfombra circular XL en los tonos similares al mural se convierten en secundarios imprescindibles para crear el escenario ideal para un descanso con mucho estilo.
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Despacho
Situado en la segunda planta de la vivienda, el despacho o estudio mantiene el estilo minimalista del resto de la vivienda, evitando concesiones a lo superfluo. Luminoso y funcional, la alfombra ayuda a delimitar el espacio visualmente, al mismo tiempo que hace más cálido y acogedor el rincón de trabajo y da un toque de color. Una ligera mesa con el sobre de cristal y una silla ergonómica negra completan el conjunto.
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Baño principal
Si el blanco iba dibujando (y pintando) cada uno de los rincones de este espectacular ático de San Francisco, el color intenso, potente y ‘ruidoso’ se apodera de los baños, demostrando que es un buen aliado para transformar un lugar corriente en un sitio diferente y personal. La pintura metalizada azul oscuro crea un efecto aterciopelado, sofisticado y estiloso, que potencia su estela gracias a la encimera y al revestimiento de mármol.
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Aseo en rojo
Si el baño principal se aliaba con el color azul, derrochando personalidad, el secundario lo hace con el color rojo más intenso. Además, una de sus paredes se ha revestido con un original papel pintado, que enriquece visualmente el conjunto. Amplio para ser un aseo, se ha distribuido en dos zonas, independizando la del sanitario con una puerta también pintada de rojo, de manera que cerrada parece una pared más.