Girasol en el campo© Getty Images

Inunda tu casa de color y vitalidad con girasoles

Estas plantas son muy vistosas y decorativas


Actualizado 4 de agosto de 2020 - 21:05 CEST
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Existen múltiples detalles que debemos tener en cuenta a la hora de decorar nuestro hogar. Y, entre ellos, merece la pena sopesar la opción de incorporar flores y plantas. No sólo por sus múltiples propiedades y beneficios (diversos estudios apuntan a que, incluso, nos pueden ayudar a reducir el estrés), sino por su gran capacidad decorativa. Buen ejemplo de ello dan los girasoles, que suponen una explosión de color en cualquier rincón, adornándolo y aportando luz con su mera presencia.

Estas flores son de las más características y populares, y, sin duda, se identifican con la estación veraniega. Si en alguna ocasión te has planteado colocarlos en tu jardín o en el interior de tu casa, te contamos todo lo que debes tener en cuenta. 

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La flor que mira al sol

Su nombre científico es Helianthus, y hunde sus raíces en Norteamérica, aunque, tal y como informa la 'National Sunflower Association', fue Rusia la que se encargó de su comercialización.

Como su propio nombre bien indica, es de sobra conocido que los girasoles miran al sol. Literalmente. Tanto es así que, día tras día, se despiertan y se giran hacia él para nutrirse con sus rayos, y cuando cae la noche, se 'duermen'.

Un proceso que cesa en cuanto alcanzan su madurez.

Existen diversas variedades:

Helianthus annuus. La especie anual es la más característica, gracias a su peculiar amarillo (también existen otras variedades). Puede llegar a alcanzar hasta los 7 metros de altura. 

Helianthus decapetalus. Con una altura de entre uno y dos metros, es de tamaño medio, y florece entre finales de verano y mediados de otoño.

Helianthus salicifolius. También tiene una altura media de entre uno y dos metros. Sus flores amarillas aparecen a mediados del otoño.

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Una planta con múltiples usos

Se trata de una planta herbácea que no sólo tiene un uso decorativo. También es muy popular en la industria alimentaria, gracias a sus pipas y el aceite que se extrae de ella.

De hecho, las primeras contienen una gran cantidad de vitaminas asenciales, como la vitamina E, además de ser un fruto seco rico en folatos, lo que le postula como un alimento asociado a la prevención de enfermedades cardiovasculares.

El aceite de girasol, por su parte, se extrae de la semilla, y tiene un alto índice de ácido linoleico, una sustancia grasa  poliisaturada rica en Omega 6, y ácido oleico (Omega 9).

 

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Primer paso: elegir el lugar idóneo

La primera pregunta que debemos formularnos es si queremos cultivar los girasoles en una maceta, dentro de nuestra casa, o en nuestro jardínUna cuestión que resulta fundamental, ya que de ello dependerán los cuidados que precise.

En caso de que se decante por ponerla en el interior de la vivienda, hay que tener en cuenta la altura. Como se ha mencionado con anterioridad, dependiendo de la variedad seleccionada, puede alcanzar una mayor o menor altura. Los girasoles pacino, sunspot sonriente alcanzan casi los 30 centímetros, mientras que los teddy bear, los 60 centímetros. Por ello, lo ideal es reservar estos últimos, de mayor altura, para un espacio exterior.

Tamaño de la maceta

Escogida la variedad, toca elegir la maceta, que debe tener un diámetro de 40 centímetros como máximo, y una profundidad acorde a esta medida.

La tierra

Igual de importante que la maceta es la tierra donde plantarla. Hay que cerciorarse de que tenga un buen drenaje. Los girasoles tienen unas largas raíces que se hunden en la iterra para buscar nutrientes y agua. 

Por ello, sería recomendable que una capa sea de grava, seguida de otra de compost y tierra.

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Cultivo en maceta

Al cultivarla en una maceta, un aspecto fundamental es la hidratación. En especial, al hacerlo en este objeto, ya que su necesidad será mayor que si se ha plantado en una superficie.

Para que comience a germinar, se ha de mantener la tierra húmeda, y colocarla en un lugar donde reciba los rayos de sol de forma directa por lo menos 6 horas cada día.

Los expertos apuntan a que usar fertilizantes con fósforo contribuirá a que la floración empiece antes.

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Cuidados esenciales

Sol y temperatura agradable

Una vez se han plantado las semillas, es primordial que reciban la luz del sol, pero después también. Situálas en un sitio donde les bañe el sol la mayor parte de la jornada.

Asimismo, procura que tenga un clima cálido, dado que son plantas que no soportan las temperaturas muy bajas.

Regado habitual

Una vez más, es necesario remarcar que requiere una adecuada hidratación, lo que supone regarla entre unas 2-3 veces por semana.

Durante su crecimiento, el riego deberá ser más constante, evitando que se ahogue. De lo contrario, podría morir.

Mucho espacio

Los girasoles necesitan su propio espacio para vivir, así que no hay que caer en la tentación de inundar la maceta de girasoles.

Y, por último, para garantizar que la tierra sea fértil, se puede emplear abono.

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Planta de exterior

Son extremadamente decorativos en el interior de una casa, lo que no quiere decir que no lo sean también fuera de ella. Plantar girasoles en el jardín es todo un acierto, puesto que llenarán de color y vitalidad el exterior.

¿Cuál es la mejor época para plantarlos?

Lo ideal es hacerlo a finales de primavera. Así, las flores podrán estar listas para el verano. 

Terreno

De nuevo, es preciso prestar mucha atención al terreno donde se plantarán las semillas. Debe ser un lugar soleado, alejado de las corrientes de viento (que pueden dañarlo).

Lo ideal es que se planten a una profundidad de unos 2-3 centímetros, haciendo separaciones de unos 30-60 centímetros. Una vez dado este paso, lo que necesitará la planta será el sol, agua y nutrientes. Cabe recordar que sus largas raíces ahondan bajo el terreno en busca de dichos nutrientes. De ahí que este paso sea clave.

Con estos tres ingredientes, se observarán los primeros resultados a los 10-15 días.

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'Visten' hasta el lugar más recóndito

Tanto si se sitúan en una maceta como si no, lo cierto es que los girasoles tienen el poder de vestir y resaltar cualquier rincón de la propiedad (siempre y cuando se reúnan las condiciones expuestas para su correcto crecimiento y desarrollo).

Su llamativo color es símbolo de jovialidad, capaz de alegrar estos días de verano.

Son tan vistosas que concentran toda la atención, logrando así camuflar cualquier desperfecto. Por esta misma razón, puedes probar a colocarlas en esa esquina que tenías desnuda. O, si lo que buscas es darle un aire desenfadado a tu jardín o a alguna estancia, es la elección perfecta.

Asimismo, intenta combinarlas con otras flores de tonalidades blancas y rojas.

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