Una de las maneras más creativas, originales y efectivas de renovar el aspecto de los muebles viejos es, sin duda, pintarlo. La pintura, con todas las posibilidades que nos ofrece, es capaz de convertir cualquier mueble desvencijado en una pieza de colección. Sin embargo, es importante saber utilizarla.
Hoy vamos a repasar los principales errores que se suelen cometer a la hora de pintar un mueble para poder evitarlos y conseguir así resultados espectaculares.
Trabajar con prisas
Ya se sabe que las prisas no son buenas consejeras… Como en muchos aspectos de la vida cotidiana, esta afirmación toma gran relevancia cuando se trata de pintar muebles. Por eso, cuando vayas a empezar un proyecto de este tipo, tómatelo con calma. Querer hacerlo todo deprisa y corriendo solo arruinará el resultado.
Si crees que no vas a tener tiempo de terminar el trabajo, mejor déjalo para otro día. A la hora de pintar un mueble es importante hacerlo con cuidado y respetar los tiempos: de secado, entre capa y capa, etc.
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No usar los materiales adecuados
Pintar muebles resulta bastante económico, sobre todo si piensas que renovar la pieza en cuestión evitará tener que comprar una nuevo. Por eso, no escatimes a la hora de comprar productos y materiales. Si lo haces, se notará en el resultado final.
Apuesta siempre por pinturas de marcas reconocidas, y déjate asesorar por expertos. Lo mismo sucede con las brochas, pinceles y rodillos. Si optas por utensilios de calidad y los cuidas te durarán mucho tiempo.
Un consejo
Para saber si una brocha es buena comprueba que al pasarla por el dorso de tu mano te resulta suave. Ejerce una ligera presión y fíjate en que las cerdas se abren en abanico. Por último, asegúrate de que no pierde pelos cuando la manipules.
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No seguir las instrucciones del fabricante
Puede que seas un experto pintor que conozca bien los productos, pero si no es así lo mejor es que sigas al pie de la letra las instrucciones que el fabricante especifica en los envases de las pinturas. De esta forma, sabrás cómo preparar la pintura (si es necesario) y cómo utilizarla. Además, tendrás claro cuál es el tiempo de secado, que puede ser diferente según cada producto. Conseguirás el mejor resultado al renovar tus muebles.
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No preparar bien la pieza
La preparación del mueble que vamos a renovar con pintura es fundamental, si quieres lograr un buen resultado. Sin embargo, en muchas ocasiones no le dedicamos el tiempo y la atención que requiere. Parece que estamos deseando empuñar la brocha y ponernos a pintar. No te precipites.
Comienza por revisar el mueble para ver si tiene algún desperfecto importante. Puede que sea necesario encolar alguna pata o arreglar un cajón.
El siguiente paso consiste en limpiar a fondo la superficie. Si el mueble es de madera sin tratar, solo tendrás que pasarle un trapo húmedo, pero si tiene muchas capas de pintura o de barniz tendrás que lijarlo o decaparlo hasta conseguir que la madera esté limpia y sin residuos.
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No proteger el entorno para evitar las manchas
Esta es otra tarea que nos da bastante pereza a la hora de pintar un mueble. Sin embargo, es importante hacerla si no queremos trabajar después mucho más. Si no tapamos bien el suelo y las superficies sobre las que vamos a pintar, después tendremos que limpiar las manchas de pintura.
Además, en el caso de que vayas a dejar alguna zona del mueble sin pintar, o si quieres utilizar dos colores, entonces debes tapar esas partes con cinta de carrocero para que no se manchen.
Un consejo
Cuando utilices productos agresivos como el decapante o ciertos tipos de pinturas y barnices sintéticos no olvides ponerte guantes y mascarilla, así como trabajar en espacios al aire libre o muy bien ventilados.
No decapar
A pesar de que hoy existen pinturas que se adhieren muy bien a cualquier superficie (como, por ejemplo, la chalk paint) lo que evita tener que decapar previamente los muebles, hay ocasiones en que este paso es totalmente necesario. Suele ocurrir cuando la madera acumula muchas capas de pintura o de barniz. Esto es habitual en muebles viejos. Gracias al decapado podremos dejar la madera limpia y sin restos. Para utilizar correctamente el decapante, sigue al pie de la letra las instrucciones del fabricante.
Comienza por aplicar la cantidad correcta con una brocha: si pones muy poco decapante, no podrás eliminar la pintura vieja.
También es fundamental esperar el tiempo exacto indicado en la etiqueta. No lo quites demasiado pronto, porque no arrastrará la pintura, ni demasiado tarde porque esta se volverá a endurecer. Una vez retirado el decapante, limpia bien la madera.
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Lijar solo por encima
Una vez limpio el mueble, llega el momento de lijar la madera, con el objetivo de dejarla lista para recibir la pintura. De esta forma, abrimos el poro y suavizamos la madera, de forma que los productos se adhieren perfectamente y el resultado es mucho mejor.
Lijar es también muy eficaz para reparar cualquier desperfecto del mueble. Comienza por elegir correctamente el grano de lija que necesitas, en función de la superficie. Por lo general, para este tipo de trabajos te vendrá bien una de grano fino.
Ve trabajando con método, por partes, sin dejar ninguna zona sin lijar. Después recuerda retirar el polvo con un trapo húmedo.
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Aplicar demasiada pintura
Una vez que el mueble está preparado comienza a pintarlo con la brocha adecuada, o con un rodillo de espuma si la superficie es lisa y sin molduras ni adornos. Tendrás que remover muy bien la pintura para que se mezclen adecuadamente los pigmentos.
Un error muy frecuente es aplicar demasiada pintura con la brocha, lo que provoca churretes, goterones y marcas de brochazos. Es clave escurrir muy bien la herramienta para aplicar poca pintura.
Pinta con capas finas: se secará antes y el resultado será más homogéneo y regular. Recuerda esperar el tiempo suficiente entre capa y capa.
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No sellar el acabado
Otra equivocación a corregir consiste en no aplicar a la superficie, una vez pintado el mueble, un producto que la proteja. Puede ser cera o puede ser barniz, en función del resultado que se quiera conseguir.
El barniz es más resistente y lo encuentras mate, satinado o brillante. La cera es más delicada y se recomienda para muebles y superficies que no tengan mucho uso. Aporta un toque mate muy especial.
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