Son tendencia en las casas más modernas, en especial en aquellas decoradas según las preceptos del estilo industrial. Los suelos de cemento pulido, además de atractivos, son prácticos, resistentes y duraderos. Si aprendes a cuidarlos y a limpiarlos de la manera adecuada podrás disfrutar de su belleza durante mucho tiempo.
Una belleza industrial
El cemento es un material de siempre que se utiliza, entre otras cosas, para revestir pavimentos. Se aplica una capa de cemento refinado que incluye pigmentos y colorantes, y que se pule con maquinaria especial hasta dejarlo liso y suave al tacto. Para terminar, como se trata de un material poroso, ha de protegerse con un sellador.
Entre sus muchas ventajas, destaca una gran resistencia y durabilidad, y su amplia variedad de colores y acabados posibles. Además, es fácil de instalar, bastante asequible para todos los bolsillos, y sirve tanto para interior como para exterior.
Los suelos de cemento han de llevar juntas de dilatación. Es decir, cada ciertos metros cuadrados es necesario dejar una junta, aunque sea fina, que pueda absorber las posibles dilataciones del material y así evitar que aparezcan grietas.
Microcemento, una opción interesante
Es una variante que se emplea habitualmente en espacios domésticos por sus destacadas ventajas. Además de cemento, incluye en su composición resinas, cuarzo, colorante y otros aditivos que lo hacen más resistente.
Con microcemento podemos obtener suelos totalmente continuos, ya que no es necesario dejar juntas de dilatación, y también es posible revestir las paredes.
Este material se aplica en una capa muy fina, de entre 3 y 5 mm, lo que supone una ventaja sobre el cemento que requiere de un grosor mayor (como mínimo 5 cm).
Una interesante paleta de colores
Tanto el cemento pulido como el microcemento están disponibles en una amplia variedad de colores. Esta es una de sus grandes cualidades, aunque los tonos más habituales suelen ser los grises, en toda su gama. Sin embargo, hay otras muchas alternativas para elegir, desde el blanco hasta los colores más oscuros. Los matices arena, por ejemplo, son muy adecuados para suelos de cemento. Además, también se pueden crear diferentes acabados, más o menos irregulares y heterogéneos.
Acabados diversos
Los suelos de cemento o microcemento pueden mostrar diferentes acabados, en función de los gustos o las preferencias que tengamos. Desde un aspecto pulido, muy liso y brillante, hasta un aire más irregular.
A la hora de aplicar la capa o barniz protector es posible elegir entre mate, satinado o brillante. También se puede crear un acabado al ácido, con suaves manchas que recrean un suelo con aspecto marmolado. O conseguir un efecto texturizado, mediante técnicas de estampado o cepillado que se aplican cuando el cemento aún no se ha secado por completo.
La limpieza diaria
Una de las ventajas más interesantes de este tipo de pavimentos es que son fáciles de limpiar y requieren un mantenimiento sencillo. Para cuidar a diario nuestro suelo bastará con que lo aspiremos o pasemos una mopa de microfibra que atrape el polvo. Después podemos fregarlo con agua y un jabón neutro, aclarando después con agua limpia.
Un consejo
Conviene aclarar siempre los productos limpiadores antes de que se sequen, ya que los residuos que dejan en la superficie podrían ir apagando gradualmente el brillo del suelo.
Elegir los productos adecuados
Conseguir que tu suelo de cemento pulido esté siempre perfecto no es difícil si sigues algunas sencillas recomendaciones de limpieza. Una de ellas consiste en optar por los productos adecuados, siempre con pH neutro. Si los eliges de tipo ácido, o todo lo contrario muy alcalinos, podrían aparecer manchas.
Por otro lado, nunca debes limpiar tu suelo con productos agresivos como el amoniaco, la lejía o cualquier disolvente (o productos comerciales que los contengan) porque hacen que pierda el brillo.
Un consejo
Tampoco debes usar productos con base de aceite porque crean sobre la superficie una película que hará que se ensucie más rápido. Opta por limpiadores con base al agua.
El mantenimiento, rápido y sencillo
Un suelo de cemento pulido o microcemento, si recibe los cuidados adecuados, puede durar eternamente… ¡o casi! Tal es su resistencia que en la mayoría de los casos no suele ser necesario volver a pulirlo.
Sin embargo, sí que es conveniente renovar la capa protectora del pavimento cada cierto tiempo, entre 6 y 9 meses, según el uso y el tránsito al que esté expuesto. Aplicar periódicamente el sellador convertirá el suelo en una superficie impermeable, capaz de soportar sin inmutarse las manchas y la humedad. Conviene extremar los cuidados especialmente en el suelo de la cocina o el cuarto de baño.
El mejor tratamiento contra las manchas
Cuando la capa de protección del suelo de cemento se debilita, queda expuesto a las manchas. Si esto ocurre hemos de saber cómo actuar para tratar de eliminar la suciedad de la mejor forma posible.
- Para empezar, es importante pasar a la acción rápidamente, sin perder un segundo: si se derrama algún líquido o una sustancia cae sobre el cemento, retíralo lo antes posible con papel absorbente para evitar que la suciedad penetre.
- El siguiente paso consiste en elegir el producto específico para eliminar la mancha. Por ejemplo, si es de aceite tendremos que usar un desengrasante. Prueba antes el limpiador en una zona poco visible para asegurarte de que no va a estropear el acabado del cemento.
- Aplica el producto siguiendo las instrucciones del fabricante, frota con un cepillo y deja que actúe el tiempo recomendado. Después aclara con agua.
- Si la mancha no ha desaparecido por completo, quizás tengas que repetir el proceso.
También para el exterior
Los pavimentos de cemento o de hormigón son habituales en las zonas de exterior, debido a sus buenas condiciones de resistencia que los hacen aptos para soportar la intemperie. Aunque menos necesario que en el interior, es conveniente saber cómo hacer una buena limpieza cada cierto tiempo.
- El primer paso consiste en barrer el suelo con una escoba o cepillo de cerdas duras especial para pavimentos de exterior.
- A continuación tendrás que limpiarlo con una manguera de jardín y, si está muy sucio, aplicar un producto adecuado frotando con un cepillo, aclarando después.
- Trata las manchas, si es que se han producido: las de grasa se limpian con detergente lavavajillas, las de óxido con vinagre blanco (deja que actúe 30 minutos y después aclara con agua), y las marcas de neumáticos en el pavimento se eliminan con un desengrasante.