Tener una piscina en casa es una gran suerte, hoy más que nunca. Si eres uno de los afortunados que dispone de ella, ya puedes prepararla para poder disfrutar de toda la temporada de baño este verano. Y si no la tienes, pero cuentas con un pequeño patio o jardín, quizá sea la ocasión perfecta para instalar una piscina, ¿no crees?
Hazle a tu piscina un buen chequeo
Lo primero que tienes que hacer para poner a punto tu piscina es revisarla a fondo, en especial si al final del pasado verano no la preparaste convenientemente para el invierno. Solo si está en buen estado podrás disfrutarla al máximo. Por eso has de asegurarte de que la estructura y el interior del vaso no están deteriorados ni presentan grietas o fisuras que puedan suponer posibles fugas de agua. Si las tuviera habría que repararlas, para lo cual deberías llamar a un profesional. Por otro lado, también es importante revisar el resto de elementos: sumideros, rejillas, la bomba de filtración, los skimmers (sirven para aspirar y filtrar la capa superficial del agua), etc.
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La limpieza es lo primero
Tu piscina necesita una limpieza a fondo para encarar la nueva temporada de baño, tanto del interior del vaso como de las zonas exteriores. Para limpiarla por dentro se puede utilizar una pistola de agua a presión, excepto si es de gresite (ya que se podría deteriorar el revestimiento). ¿La piscina está muy sucia? Entonces conviene limpiarla con un producto desincrustante específico, aunque son bastante agresivos y no son aptos para todos los materiales. Protégete con guantes y gafas de seguridad, y aplícalos cuando no haga demasiado sol y calor, aclarando muy bien las superficies al final. También tienes que limpiar el sistema de filtrado de la depuradora y los filtros, así como los skimmers.
¿Sabes cuál es el volumen de tu piscina?
Es muy importante conocer este dato, no solo para saber cuántos litros necesitas para llenarla, sino también para poder tratar el agua convenientemente con los productos adecuados. Para averiguarlo hay que tener en cuenta la forma de la piscina. Calcula el volumen de las más habituales, cuadradas y rectangulares, mediante esta fórmula: largo x ancho x profundidad = volumen en m3. Si tu piscina es redonda realiza esta operación: diámetro2 x profundidad x coeficiente 0,785 = volumen en m3. Ahora ya puedes comenzar a llenarla de agua.
Darse un baño en la “nueva normalidad”
Según los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) el contagio de la Covid-19 por contacto con el agua de las piscinas es poco probable, si está debidamente tratada con los desinfectantes adecuados (tanto el cloro como otros productos específicos neutralizan el coronavirus). Y eso es, precisamente, lo que has de hacer con tu piscina, aunque sea privada: añadirle las sustancias desinfectantes que necesita para estar perfecta y apta para el baño.
Si es de cloro, llénala hasta la mitad y añade este producto (aproximadamente la mitad de la dosis recomendada). Termina de llenarla y conecta la depuradora durante unas 6 horas. Después tendrás que medir (y corregir si es necesario) los niveles de cloro y pH del agua.
Por otro lado, también es importante observar otras medidas de higiene a la hora de utilizar la piscina: un correcto lavado de manos, ducharse antes y después del baño, etc.
Apuesta por las piscinas de sal
La cloración salina es un eficaz sistema para limpiar y desinfectar el agua. Consiste en añadir sal común que, por efecto de la electrólisis (y gracias al clorador salino), se convertirá en hipoclorito sódico (que no es otra cosa que cloro), un potente desinfectante capaz de eliminar la suciedad, las bacterias, virus, algas, etc.
Este método tiene grandes ventajas: como ya no es necesario añadir al agua productos químicos, no resulta irritante para la piel ni para los ojos, y desaparece el olor a cloro. Se trata de un sistema apto para todo tipo de piscinas y es fácil de instalar y utilizar. Después de llenarla, se aplica cloro de disolución rápida (solo la primera vez como tratamiento de choque) y se añade la sal (5 kg/m3). Una vez que se haya disuelto, solo hay que poner en marcha el clorador salino y el equipo de filtración, y regular el pH del agua.
El agua, siempre en perfecto estado
La piscina en verano es una fuente de alegría y diversión para toda la familia, pero también requiere ciertas tareas de mantenimiento que no pueden abandonarse. Has de preocuparte de limpiarla y de mantener el agua en buenas condiciones ya que, de lo contrario, puede convertirse en un foco de infecciones y un quebradero de cabeza.
Una de las tareas que hay que hacer con bastante frecuencia es controlar los niveles de cloro, así como el pH del agua (si no está bien regulado, puede reducirse la capacidad desinfectante del cloro o de la cloración salina). Una buena idea, si cuentas con una piscina de sal, es instalar reguladores automáticos de los niveles de pH y sal, que los controla y regula si es necesario.
Una lámina cristalina y sin algas
Cuando vas a disfrutar de un buen chapuzón te gusta que el agua esté limpia y clara, sin algas ni otros microorganismos desagradables, ¿verdad? Para lograrlo tendrás que utilizar un algicida, si tu piscina es de cloro (en las de sal este producto no es necesario). Gracias a este producto no habrá rastro de algas ni en las paredes ni en el fondo.
También es necesario añadir un floculante, que evita que el agua esté turbia. En la piscina se van acumulando partículas diminutas de suciedad, polvo, restos de productos, etc. que, al ser tan pequeñas, no son filtradas por el sistema de depuración. El floculante se encarga de aglutinarlas y de depositarlas en el fondo, donde pueden eliminarse con el limpiafondos. Así el agua aparece cristalina y muy apetecible.
Bañarse con seguridad
A la hora de poner a punto la piscina, y una vez está llena de agua y perfectamente limpia, es el momento de revisar el resto de elementos que hacen el baño más cómodo, agradable y seguro: duchas de exterior, escaleras, toboganes, barandillas, etc. Asegúrate de que todos estos elementos están en buen estado y perfectamente anclados, para evitar accidentes. Vigila especialmente las barandillas, barreras y otras medidas de seguridad pensadas para los más pequeños de la casa.
La rutina de limpieza y mantenimiento
Prueba superada. Tu piscina está lista y preparada para el primer baño de la temporada, en cuanto las temperaturas lo permitan. Ahora es el momento de establecer un plan de mantenimiento que te ayude a lograr que el agua está siempre limpia y en perfectas condiciones.
Hazte con un equipo básico de utensilios: cepillos, recogehojas, limpiafondos, pértiga telescópica (para llegar a todos los rincones), manguera, etc. Al final de la jornada de baño tendrás que retirar hojas e insectos de la superficie y conectar la depuradora (unas 6 horas diarias). También es importante limpiar el fondo una vez a la semana.
Puedes consultar con un experto cuál es la mejor rutina de mantenimiento y limpieza de la piscina.