El maximalismo y el color de esta casa muestran cómo es el glamur del siglo XXI

Nada detrás de esta fachada de esta mansión georgiana de 1909 hace presagiar lo que esconde el interior: una decoración de interiores a todo color, maximalista y mágica. Obra de la interiorista americana Sasha Bikoff, que sorprendió con su instalación para Versace Home en el Salone de Milán, su estilo decorativo es una mezcla entre el Rococó francés del XVIII, los años 60 y el grupo Memphis. Divertido, culto y, por supuesto, muy colorido.

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A la hora de plantear la decoración de interiores de esta casa de Newark (Nueva Jersey), las consignas de los propietarios eran claras: actualizar la paleta de colores de la casa y encontrar el lugar ideal para sus antigüedades y objetos. El salón de color rosa es un clara materialización de sus deseos, ya que la mayoría de las piezas, incluida la alfombra, que Bikoff utilizó son antiguas o heredadas y algunas se han tapizado con telas de Pierre Frey, para que luzcan como nuevas. 

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Para entender el sentido del interiorismo y la estética de esta vivienda hay que verla como si se tratase de un ramo de flores. Así, todas las paredes están lacadas en diferentes colores y están destinadas a conectarse con los clásicos jardines al aire libre. Para comenzar, la interiorista pintó la entrada formal de berenjena, como una violeta africana, combinado con el verde jade del despacho, el amarillo soleado del comedor y el rosa empolvado del salón. 

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Las dimensiones del recibidor propiciaron la creación de un rincón de música bajo un arco, en el que destaca el piano Baldwin de 1903, que venía con la casa. La alfombra, al igual que la mayoría de las que visten los suelos de la vivienda, son originales chinas 'art déco' de los años 20. 

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Si el rosa pastel 'toma' el estar, el amarillo chillón y atrevido se apodera del comedor, creando un espacio luminoso y lleno de vida, donde disfrutar de agradables reuniones alrededor de la mesa, sencilla en comparación con el resto. Las cortinas azules brillantes son el broche final del estilismo, donde las antigüedades, imposible no fijarse en la escultura de tigre de la chimenea, encuentran su lugar. 

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Aunque pueda parecer que la elección de los colores es arbitraria, nada más lejos. Sasha Bikoff optó por un verde jade en el despacho consciente de que es una tonalidad relajante, que favorece la concentración y mejora la eficiencia, además, de conectar la estancia con el exterior. El gusto Rococó actualizado de la interiorista se deja sentir en las cortinas plisadas amarillas, las molduras doradas del techo y la preciosa alfombra. 

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La cocina sorprende por su austeridad cromática, aunque no decorativa. La mirada se eleva hacia el techo, que pone nuevamente el acento en el maximalismo, con sus brillos uy lámparas, que contrasta con la sencillez rústica del ‘oficce’, con la mesa redonda y las sillas de madera. Sobre la zona de fuegos, el cartel de ‘Apples’ da una cálida bienvenida.

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Para sacar mayor partido al porche se ha cerrado, albergando dos zonas: una de estar y otra de comedor. Muy agradable y luminosa, esta estancia que vive de cara al exterior permite disfrutar del jardín durante todo el año. Vestido con sillas de fibras vegetales, el pavimento de madera pintado en blanco y negro pone la nota más personal. 

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El color tiene la capacidad de transformar los espacios y diseñar lugares únicos, como el techo del rellano del segundo piso, que recrea un cielo lleno de estrellas doradas, realizadas en pan de oro. Las paredes siguen jugando con el berenjena y el zócalo blanco del recibidor.

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El dormitorio de matrimonio se viste en blanco y negro, ofreciendo un refugio tranquilo, tremendamente sofisticado, en el que las cortinas se han sustituido por estores, más actuales y menos recargados. Las dimensiones de la habitación han permitido integrar un precioso sofá, para descansar o, incluso, descalzarse y un práctico rincón de lectura. 

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Al tratarse de habitaciones suite, con cuarto de baño incorporado, ambos espacios comparten estilo y color. Así, el baño del dormitorio principal juega con una decoración en blanco y el negro, en la que destaca el pavimento y el estor. 

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Las paredes de las habitaciones (en total hay 21) de esta casa de estilo georgiano se han pintado de un color diferente, que se mueve entre el rojo de este dormitorio al verde, pasando por el morado o el azul. Sin embargo, todas comparten el gusto por las antigüedades y las obras de arte y las preciosas alfombras 'art déco'. 

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A pesar de tratarse de un cuarto de baño XS, no ha renunciado al color rojo del dormitorio en el que se integra. Esto ha sido posible gracias a las paredes lacadas, que expanden los rayos solares, y a la entrada de luz natural. ¿Un detalle 'top'? La tapa del sanitario en color morado. 

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