45 metros cuadrados inteligentemente distribuidos y proyectados con una decoración de básicos imprescindibles y mucho color. Así se define este miniapartamento, obra de Renato Mendonça Arquitetura, que se convierte en un ejemplo de cómo sacar partido al espacio y lograr un hogar despejado.
Un sueño hecho realidad
El proyecto fue desarrollado por Renato Mendonça Arquitetura para un hombre soltero al que le apasiona la lectura. Este fue su primer apartamento el que siempre quiso reformar para que reflejara su personalidad. Apenas 45 metros cuadrados que rebosan inteligencia, amplitud y mucho color. Porque precisamente esa fue una de las primeras peticiones que el propietario puso sobre la mesa: el uso del color en la decoración. Todo el estudio y definición de colores de este miniapartamento se realizó sobre un grabado de Abaporu, adquirido por el cliente en uno de sus viajes alrededor del mundo. Así definió el estudio de arquitectura definimos el uso de colores primarios.
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Una distribución que rentabiliza los metros
El reto era aprovechar al máximo el espacio y para ello es necesario adecuar los metros a la distribución y a las necesidades de las personas que viven allí. Eliminar tabiques, dejar solo los necesarios, abrir vanos que dejen que la luz fluya y que los ambientes se comuniquen, usar materiales que unifiquen y otros livianos, optar por muebles de diseño ligero, de poca altura… Precisamente, la segunda solicitud del propietario al estudio de arquitectura fue la de lograr un entorno visualmente grande pero íntimo. Por ello se decidieron eliminar todas las paredes interiores del apartamento, incluida la pared del baño, sustituida por el cerramiento acristalado.
Todo se da en este apartamento que juega con la luz y ese extra de luminosidad permite usar el color en todos los rincones, ayudando a definir espacios. Desde el recibidor, que se convierte ya en un espacio de lectura, se accede a un espacio abierto que comparten cocina, comedor, salón y zona de estudio. A través de una puerta se comunica con el dormitorio, que permanece delimitado e integra el baño, tras una pared acristalada.
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Una columna para organizar el espacio
Un pilar estructura organiza el espacio en la zona de día. Al fondo se aprecia la puerta de acceso al apartamento y, a continuación, se organizan cocina y comedor a un lado de la columna y salón al opuesto. Este elemento sirve precisamente para "sujetar" la mesa (el sobre apoya directamente sobre él) y para instalar el televisor sobre un mueble adosado que es, al mismo tiempo, estante por la cara del comedor.
Un juego de colores, materiales y asimetrías
En el salón, el sofá de color rosa se adosa al ventanal (una amplísima cristalera que llena de luz todo el apartamento), se prescinde de mesa de centro, lo que da ligereza y amplitud a la zona. En su lugar, una simple mesa auxiliar de mínimo diseño. Un puf, coordinado con el sofá, queda pegado a la columna, como asiento auxiliar o mesa improvisada, llegado el caso. Junto a la pared, una librería abierta sin trasera y de diseño asimétrico que incopora frentes cerrados y estantes, combinando madera claara con detalles en color.
Los detalles sí importan
En esta toma se aprecia cómo el mueble adosado a la columna es una estantería en el lado del comedor y el detalle del sofá, sin reposabrazos, para que resulte más ligero en diseño y la mesita auxiliar que sirve de apoyo. Una gran alfombra delimita la zona de estar, diferenciando el ambiente del resto de espacios, todos con el mismo pavimento, un cemento quemado en color rosado, que da unidad y aporta otra tonalidad.
Zona de trabajo con vistas
Al integrar la terraza y convertir todo el frente en una pared acristalada, la sensación de amplitud es mayor que si se tratara de un tabique ciego. La opción ideada por Renato Mendonça Arquitetura permite disfrutar de las vistas, abrir la estancia cuando se desea o cerrar con estores. Junto al dormitorio y al salón, el espacio en la esquina es ahora un despacho con mesa en forma de L y muebles de almacenaje, en la misma línea que el resto del mobiliario.
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El comedor en un miniapartamento
El comedor se separó del dormitorio con unos armarios y estantes de almacenamiento. La mesa queda entre este panel divisorio y el frente de la cocina, donde el uso del color es aún más llamativo. Para matizar las tonalidades en color rosa de la tapicería del sofá y del suelo de cemento, que pudieran verse como más femeninas, el estudio decidió incorporar una mesa rústica con sillas negras con detalles en metal y lámparas industriales.
A pleno color
Los frentes de esta cocina se combinan en amarillo anaranjado en los módulos bajos, verde en los superiores -que se prolonga en la librería del salón-, estantes en azul y laterales en rojo para enmarcar el frigorífico. Organizada en un frente y de dimensiones reducidas, la cocina cuenta con todos los elementos.
Funcional, decorativo y divisorio
En esta toma se aprecia la solución de almacenaje ideada para separar el dormitorio del resto de la vivienda. Es la visión que devuelve el apartamento nada más acceder. Este espacio, además de funcional por los armarios y estantes que incorpora, es un rincón de lectura gracias a la butaca, mesa auxiliar y lámpara de lectura con las que cuenta.
Con un cerramiento en cristal
El dormitorio integra el baño. Entre ambos ambientes, una estructura de metal y cristal de perfilería negra con puerta corredera y dos paneles fijos, permite que la luz entre al baño (un espacio interior y oscuro en caso contrario). También la pared que delimita el dormitorio del rincón de trabajo cuenta con una apertura para que la luz continúe su trayectoria.
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La pared de acento del dormitorio
En la pared en la que se apoya la cama, el mosaico es una extensión del revestimiento del baño, que se interrumpe gracias a un pilar de hormigón a la vista. Este se convierte en una hornacina sobre la cama, destacada visualmente por el acabado en blanco. Junto a la cama, una original mesita de noche y mucha lectura, una de las pasiones del propietario, muy en línea con su profesión: escritor.
De nuevo, color en el baño
El tono rosáceo sigue siendo una máxima también en el baño, usado como base en los revestimientos de paredes, suelos y techo. De esta manera se crea un efecto sobrio y se busca el contraste con el color negro -usado en griferías, perfilerías e inodoro- y el tono verdoso del mueble. La zona del lavabo destaca especialmente, enmarcada por un revestimiento de granito acabado volcánico, el mismo con el que se ha fabricado el lavabo de forma irregular facetada.
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